MONTANER, J,M., La Modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1997.
Págs. 89-114 “La expresión en la arquitectura de después del Movimiento Moderno”.
El concepto de carácter, que ya abrazaba toda la historia, siguió evolucionando a lo largo del siglo XIX interpreado en textos como Essai sur les signes inconditionnels de l’art de Humbert de Superville (1827) y Grammaire des Arts du Dessin de Charles Blanc (1867), llegando hasta Julien Guadet quien, al final de la tradición académica y el inicio del funcionalismo modernos entiende carácter como “identidad entre la expresión arquitectónica y la expresión moral del programa”.
Pero si los proyectos de cárceles, palacios de justicia, casas unifamiliares o edificios culturales de Boullée, Claude Nicolas Ledoux, Jean-Jaques Lequeu, Antoine Laurent Thomas Vaudoyer o o Bernard Poyet ponían un énfasis primordial en el carácter de cada edificio, el pragmatismo posterior a la Revolución Francesa, el racionalsimo de la escuela de Jean-Nicolas-Louis Durand y el eclecticismo consumista del siglo XIX, con un culto al carácter que culminó en la ópera de París (1861-1874) de Charles Garnier, fueron agotando y diluyendo la intensidad de dicho concepto.
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