MONTANER J.M. MUXI Z., Arquitectura y política.Gustavo Gili. Barcelona, 2011.
Págs. 197- 246.“Alternativas”
Otras aportaciones importantes al urbanismo desde la perspectiva de las mujeres se han añadido desde la geografía urbana feminista, siendo las precursoras las academias británicas, quienes comenzaron relatando cuestiones derivadas de la propia experiencia. “Recuerdo con claridad un espectáculo que solía impresionarme mucho cuando tenía nueve o diez años. Yo vivía entonces a las afueras de Manchester, e “ir a la ciudd” era un acontecimiento… En el trayecto cruzábamos el valle llano del rio Mersey… Toda esa planicie, toda la extensión de Manchester se dividía en campos de fútbol y de rugby... cubierta hasta donde alcanzaba la vista de cientos de personas pequeñitas que corrían de aquí para allá persiguiendo balones… Yo no iba a esos campos de juego; parecían estarme vedados, que pertenecían a otro mundo… Mi pretensión se limita a afirmar que espacio y lugar, los espacios y los lugares, así como el sentido que tenemos de ellos se estructuran recurrentemente sobre la base de género… Esta estructura genérica del espacio y el lugar simultáneamente refleja las maneras como el género se construye y entiendo en nuestras sociedades y tiene efectos sobre ellas”.
Desde que España recuperara la democracia, se ha visibilizado un pensamiento feminista que también ha llegado a la arquitectura y al urbanismo. Antes de la guerra civil española, tres mujeres se titularon en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, la primera de ellas Matilde Ucelay (1912-2008). Sin embargo, no fue hasta 1964 cuando comenzaron a salir, con cuentagotas, arquitectas tituladas en las escuelas españolas. Este retraso académico ha conllevado que la formación de las futuras arquitectas esté signada por la visión masculina y pretendidamente neutral de la enseñanza y, por tanto, de la profesión, que ha llevado a ocultar sensibilidades y miradas que la academia no ha avalado.