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Edmund Cartwright

CARTWRIGHT , Edmund

  • Clérigo e inventor
  •  
  • 1743 - Nottinghamshire. Reino Unido
  • 1823 - Hastings, Sussex . Reino Unido

FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Págs. 20-28.“Transformaciones territoriales: evolución urbana, 1800-1909”


La ciudad: finita, tal como se había hecho realidad en Europa a lo largo de los cinco siglos anteriores, quedó totalmente transformada en el transcurso de un siglo debido a la interacción de cierto número de fuerzas técnicas y socioeconómicas sin precedentes, muchas de las cuales surgieron en Inglaterra durante la segunda mitad del siglo XVlll. Entre las más destacadas, desde un punto de vista técnico, han de contarse innovaciones tales como la fabricación en serie de raíles de hierro fundido por parte de Abraham Darby a partir de 1767, y los cultivos agrícolas de Jethro Tull, sembrados en hilera con máquinas y adoptados de manera general a partir de 1731. Mientras que el invento de Darby llevó al desarrollo por parte de- Henry Cort, en 1784, del proceso de pudelado para convertir de forma simplificada el hierro fundido en hierro forjado, la sembradora mecánica de Tull fue esencial para el perfeccionamiento por parte de Charles Townshend del sistema de rotación cuatrienal de cultivos: el principio de la 'agricultura extensiva' que se generalizó hacia el final del siglo.


Estas innovaciones productivas tuvieron múltiples repercusiones, En el caso de la metalurgia,la producción inglesa de hierro se multiplicó por cuarenta entre 1750 y 1850 (alcanzando los dos millones de toneladas al año antes de esta última fecha); en el caso de la agricultura, tras la Ley de Cercamiento de Tierras promulgada en Inglaterra en 1771, la ineficiente economía doméstica fue sustituida por el: sistema cuatrienal de cosechas. Si la primera se vio potenciada por las guerras napoleónicas, la segunda respondía a la necesidad de alimentar a una población industrial en rápido crecimiento. Al mismo tiempo, la producción doméstica de


tejidos —que había contribuido a sostener la economía agraria de la primera mitad del siglo quedó rápidamente transformada:. primero por la máquina de hilar de James Hargreaves, de 1764, que aumentó en gran medida la capacidad de hilado por persona; y luego por el telar de Edmund Cartwright, accionado por una máquina de vapor y usado por primera vez en [a producción fabril en 1784. Este último hecho no sólo convirtió ia producción textil en una industria a gran escala, sino que también condujo inmediatamente a la invención de fa fábrica de varios pisos a prueba de fuego. De este modo, la producción textil tradicional se vio forzada a abandonar su implantación predominantemente rural y a concentrar tanto la mano de obra como fas instalaciones: primero cerca de los cursos de agua y luego, con la llegada de la máquina de vapor, junto a los yacimientos de carbón. Con 24.000 telares mecánicos en acción hacia 1820, la ciudad fabril inglesa era ya un hecho incuestionable.


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FUSCO Renato de ., Historia de la arquitectura Contemporánea. Ed. Celeste. Madrid,1992.


Págs.11-64. “El Eclecticismo Historicista” 


...En el sector textil, la máquina de vapor de Watt proporcionó la energía mecánica necesaria para el telar inventado por Edmund Cartwright, que sucedió a la hiladora de Richard Arkwnght, movida por energía hidráulica e ideada en 1768, que a su vez había sustituido a los telares manuales jenny de 1764 y al fly shuttle de 1733....En ese momento, mientras que los telares manuales permitían el trabajo en el hogar, fuera independiente o por encargo, realizado normalmente en las zonas agrícolas por algunos miembros de las familias campesinas, las máquinas textiles se concentraron en las cercanías de las fuentes de energía hidráulica o minera, en talleres e hilaturas que exigían un número creciente de trabajadores del campo. Así pues, también la industria textil, al igual que la minera y siderúrgica, produjo una concentración de instalaciones en algunas zonas que, por su relación con las de los otros sectores, contribuyeron a determinar un proceso de producción de ciclo completo. 


El coste de tales instalaciones, como se ha dicho, y su organización centralizada, son el orígen de la formación de la nueva clase empresarial. La demanda del mercado aumentaba por el mayor nivel de vida de los habitantes y por el perfeccionamiento de muchos productos debido a las nuevas máquinas, que permitía, sobre todo, introducir en el mercado gran cantidad de bienes a un precio tan bajo que era accesible a la mayoría de los compradores. Se establece así la lógica del trabajo industrial; aumentar la producción, reducir los precios pará producir más en un tiempo cada vez menor. Mientras tanto, el nuevo y acelerado ritmo productivo y la necesidad de incrementar el intercambio y los transportes exigieron la renovación de la totalidad de la red de comunicaciones del país.


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BENEVOLO, L.,Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 61-84.“ La época de la reorganización y los orígenes de la urbanística moderna (1983-1850)”


 El cuarto decenio del siglo XIX comienza con un conjunto de importantes acontecimientos políticos: la revolución de julio en Francia, la independencia de Bélgica (1830), las insurrecciones polaca e italiana en 1832.


 En el breve lapso de dos años, el sistema político surgido a raíz del Congreso de Viena es sacudido de una punta a otra de Europa. En unos países, Polonia e Italia, por ejemplo, pudo ser restablecido el antiguo orden, pero en Francia una revolución que elimina las estructuras residuales del ancien regime expulsa al soberano y concede el poder político a la burguesía liberal; en Bélgica la insurrección victoriosa crea un nuevo Estado, con una Constitución aún más liberal que la francesa; en Inglaterra sube al poder el partido de los whigs, emprendiendo una serie de reformas sustanciales para la estructuración del Estado. La solidaridad entre soberanos y gobernantes europeos para mantener el status quo se debilita, y la rigidez del primitivo sistema, basado en el principio de legitimidad, es sustituida por un equilibrio dinámico, basado en la competencia de intereses contrapuestos.


 En los países económicamente más avanzados se extraen las consecuencias políticas de la revolución industrial; la distribución del poder político se adecua a la del poder económico y el sistema administrativo se adapta a la nueva composición de la sociedad.


 Siendo la ley inglesa de reforma electoral de 1832 resultado de un compromiso parlamentario, no tiene el carácter de innovación revolucionaria, aunque, justamente por ello, registre con elocuencia el peso de los cambios sufridos.


 La revolución industrial ha causado cambios profundos en la distribución, sobre el territorio inglés, de los habitantes. Durante la primera mitad del siglo XVIII Inglaterra es aún un país esencialmente rural, y hasta la industria tiene su sede, primordialmente, en el campo. Mientras el tratamiento de los minerales de hierro se hace con carbón vegetal, los altos hornos surgen donde haya bosques; la industria textil se basa en la organización del trabajo a domicilio, y los mismos campesinos, junto con sus familias, alternan las labores del campo con el hilado y tejido, con instrumentos manuales de su propiedad o alquilados a sus patronos.


 Pero cuando se empieza a trabajar el hierro con carbón fósil se concentran los altos hornos en las regiones carboníferas; cuando R. Arkwright encuentra, en 1768, el modo de aplicar la energía hidráulica al hilado, y E.Cartwright, en 1784, al tejido, estas labores se concentran en los lugares en donde es posible utilizar la energía del agua corriente; y, desde que la máquina a vapor de Watt es patentada en 1769, comienza a usársela en lugar de la fuerza hidráulica (entre 1785 y 1790), con lo que la concentración puede aparecer en cualquier parte, incluso lejos de los ríos; la red de canales, construida desde 1759, al disminuir el precio de los transportes, incluso para los materiales pobres, quita cada vez más importancia al carácter vinculante de la localización de las instalaciones industriales.


 Las concentraciones industriales se convierten en polos de nuevas aglomeraciones humanas en rápido desarrollo o provocan, si se localizan junto a ciudades existentes, un desmesurado aumento de su población. Se calcula que cerca de un quinto de la población inglesa vivía en ciudades, al inicio de la revolución industrial, y los otros cuatro quintos en el campo; hacia 1830 las poblaciones urbana y rural están ya más o menos igualadas, mientras que en nuestros días la proporción se ha invertido y cuatro quintas partes de los ingleses viven en ciudades.


 Pero hasta 1832, estas novedades no influyen en el orden político y administrativo. La vieja organización rural es aún la base del sistema electoral, y un gran número de escaños se conceden a pueblos semidesérticos, nombrados por los propietarios, mientras que las ciudades creadas o desarrolladas por la revolución industrial no están adecuadamente representadas.


 Cerca de doscientos de tales pueblos son abolidos por la ley electoral de 1832, y sus escaños repartidos de forma nueva, destinados, primordialmente, a las ciudades industriales; la ley suprime también el antiguo vínculo que une los derechos políticos a la propiedad de bienes inmuebles, igualando así a los industriales y los comerciantes con los terratenientes.


 De esta manera, no sólo se logra poner la representación política a tono con la realidad económica y social del país, sino que, concediendo a las nuevas clases un poder proporcional a su propio peso económico, la ley electoral abre paso a una serie de reformas de todo tipo, conformes a los intereses de la industria y a las exigencias de la nueva sociedad.


 

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