Print


MONTANER J.M. MUXI Z., Arquitectura y política.Gustavo Gili. Barcelona, 2011. 


Págs. 79-114. Mundos.  


"Debemos interpretar las ciudades como máquinas que consumen alimentos, y reflexionar sobre su procedencia, cualidades e inconvenientes, así como sobre los modos de vida urbanos dentro de la sociedad de consumo.


  Este predominio de la sociedad de consumo ha sido caracterizado por Zygmunt Bauman como "modernidad líquida donde prevalece la "vida liquida”. Se trata de unas sociedades basadas en la velocidad de los cambios, el trabajo precario y el continuo incremento de los sectores de exclusión. Ha sido en las últimas décadas del siglo XX cuando se ha consolidado lo que podemos denominar vida basura, expresada en fenómenos característicos de la vida contemporánea, detectados y nombrados hace años: la comida rápida (fast food o comida basura), los programas de televisión convertidos en telebasura, donde predominan la chabacanería y lo que Rino Levi llamó "violencia inútil, y los contratos basura de trabajo temporal, precario y mal remunerado, cada vez más abundante". En 2003, el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) presentó una exposición especialmente sintomática, titulada Cultura basura, en la que se exploraba la arqueología del mal gusto, de lo kitsch y lo hortera, rastreando sus raíces culturales. La vida basura, en definitiva, tiene sus orígenes en la fragilidad programada y organizada sobre los objetos de consumo que a partir de la década de 1960 se han producido para hacerlos más rápidamente obsoletos y pasados de moda.


Estos modos de vida se dan más entre la gente joven y de mediana edad, los sectores sociales más vulnerables o más influenciables por mecanismos sin escrúpulos como la publicidad. En su momento, el fenómeno se denominó la Generación X, y ha ido afectando a las generaciones nacidas a partir de la década de 1970 y en décadas siguientes, como la que a principios del siglo XXI se llama ni-ni, que ni estudia ni trabaja.


 Lo que hemos denominado vida basura tiene que ver con la vida rápida, superficial y sin calidad, condicionada por el trabajo basura, que, además de no tener continuidad y estar mal pagado, es urgente, impersonal, descualificado y mecánico. Quien lo realiza no puede identificarse con lo que hace, ha desaparecido cualquier relación entre quien trabaja y lo que produce, vende o informa. Uno de los trabajos que más lo evidencia es el de televendedor de servicios desde diferentes latitudes, que no tiene en cuenta los horarios del destino de la llamada."

Up