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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Pág.102-106. “Tony Garnier y la Cité Industrielle, 1899 -1918” 


Recientemente se ha demostrado que Garnier no llegó al concepto de su ciudad aisladamente, y que entre los notables pensionnaires jóvenes que eran sus colegas en la Academia Francesa de Roma hay que contar a Léon Jaussely, cuyo Prix de Roma en 1903, 'Una plaza democrática en un gran estado democrático', se parecía en muchos aspectos al plano, contenido y ethos del centro cultural y administrativo de la Cité de Garnier, que era representada como 'un espacio de apariencia pública' donde un museo, una biblioteca, un teatro, un estadio y una gran piscina cubierta o edificio de hydrothérapie, se agrupan alrededor del eje de un complejo. El primer principio de organización de esta estructura de forma romboidal es un peristilo de columnas de hormigón armado que encierran un núcleo de salas de reunión sindicales y un local central circular con 3.000 asientos, flanqueado a un lado por un auditorio con capacidad para 1.000 personas, y al otro dos anfiteatros de 500 asientos, situados el uno junto al otro. Ostensiblemente dedicados a diferentes finalidades democráticas, desde el debate democrático hasta las conferencias, la labor del comité y las demostraciones cinemáticas, los diversos tipos de reunión hubieran tenido lugar aquí bajo la imagen racionalista de un reloj de veinticuatro horas y un cornisamiento que ostentaba relieves a lo Courbet y la inscripción de dos citas del Travail de Zola. El primero de estos textos aludía al programa inspirado por Saint-Simon para conseguir una armonía internacional a través de la producción industrial y la comunicación,y el segundo a la celebración ritualista de una utópica recolección socialista:


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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.


 Págs. 21 - 31.“La idea de una arquitectua moderna en el siglo XIX” 


...Pero también había socialismo utópicos como los franceses Charles Fourier y Henry Saint-Simon, que miraban hacia delante en vez de hacerlo hacia atrás, buscando la resolución de los conflictos en orden social nacional punto este último punto de vista procedía de la Ilustración y combina una idea progresista de la historia con un compromiso con la liberación universal de la autoridad absoluta. algunos ecos de este fervor futurista y de esta postura moralizante se encontrarían en los proyectos urbanos utópicos de principios del siglo XX. La búsqueda de estructuras sociales y urbanas alternativas estaría próximo al espíritu que impulso el posterior empeño de la arquitectura moderna


Págs. 241-255“La comunidad ideal: alternativas a la ciudad industrial” 


Anteriormente, los socialistas utópicos como Henri Saint Simon y Charles Fourier habían argumentado en favor de estructuras sociales alternativas basadas en nuevas formas de gobierno y cooperación. Saint-Simon había abogado por el derrocamiento de las clases dirigentes y su sustitución por tecnócratas que impulsasen la sociedad por el camino inevitable del progreso humano. Fourier había estudiado una teoría de las atracciones pasionales en la naturaleza humana según la cual los conflictos se resolverían en una especie de perfecto equilibrio de fuerzas entre los deseos individuales y las espectativas cosiales. Este sueño de una coopieración natural no condicionada por las irrelevancias de los contratos sociales previos se plasmó en la fantasía de un palacio colectivo ideal: Un phalanstère o familisterio.


Se suponía que estaría situado en un entorno rural y contendría todas las funciones necesarias para mantener a una comunidad de unas 1.800 personas, quienes evitan los peligros de la división del trabajo' empleando los días en el desarrollo de su talento y fomentando la formación de personalidades completas y sin trabas. El falansterio tenía un misterioso parecido con un palacio barroco, como si Fourier estuviese poniendo a disposición de la población en su conjunto las riquezas y las posibilidades de la aristocracia prerrevolucionaria. Los diversos sectores (que incluyen habitaciones privadas, salas de baile, una hospederia, Biblioteca un observatorio) deben estar unidos por una larga calle interior para favorecer los contactos fortuitos y para encarnar la idea de una sociedad igualitaria.


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COLQUHOUN Alan.,  La arquitectura moderna. Una historia desapasionada. Gustavo Gili.Barcelona. 2005. 


Págs. 137-157.“Retorno al orden: Le Corbusier y la arquitectura moderna en Francia, 1920-1935” 


El sindicalismo regional. A finales de la década de 1920, Le Corbusier se hizo miembro militante del grupo neosindicalista dirigido por Hubert Lagardelle (1874-1958) y Philippe Lamour (1903-1992). Este grupo era antiliberal y antimarxista, y se alineaba ideológicamente con los movimientos fascistas coetáneos de Francia e Italia. Le Corbusier llegó a ser director y principal colaborador de la publicación del grupo, Plans, y de su sucesora, Prélude. Influido por Pierre-Joseph Proudhon y Georges Sorel, el grupo reclamaba la abolición de la democracia parlamentaria y la creación de un gobierno de las élites técnicas, según el principio de Saint-Simon («la administración de las cosas, no el gobierno de las personas»), aplicado a una economía planificada; creía que la alienación de la vida social moderna podía paliarse pero no a través del socialismo, con su concepto del hombre abstracto, sino gracias a un retorno al «hombre real» y al espíritu comunitario que era característico de las sociedades preindustriales. Esta postura, contraria a la Ilustración y al materialismo, era el equivalente del movimiento volkisch (popular, patriótico) en Alemania y mostraba su misma tolerancia hacia la modernidad tecnológica, a condición de que no estuviese dominada por el capital financiero.


 

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