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La singularidad de la arquitectura inglesa a lo largo de su historia, se pone especialmente de manifiesto en su tardía incorporación al mundo del Renacimiento durante el siglo XVII. En este contexto, la figura arquitectónica de Iñigo Jones resulta fundamental, para comprender el período de transición que va del goticismo tardío del siglo XVI al clasicismo neoclásico del siglo XVIII.


Son varias las circunstancias que convierten a Iñigo Jones en un arquitecto de referencia en su tiempo, extendiendo su influencia más alla de su fallecimiento.


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 Aprendiz de carpintero, su desarrollo profesional se lleva a cabo por un camino singular. Dedicándose inicialmente desde 1605 y durante buena parte de su vida hasta 1640, a las mascaradas y escenarios teatrales, en colaboración con literatos de su tiempo como Ben Jonson o William Shakespeare, donde muestra una concepción del dibujo que por estas fechas no existía en su país.


Son importantes en la formación de Iñigo Jones, los viajes que realiza a Italia entre 1598 y 1614. Donde tiene la oportunidad de visitar numerosas ciudades como Roma, Padua, Florencia,Vicenza, Génova, Venecia… familiarizándose con los principios Vitruvianos, los restos arqueológicos romanos y especialmente las obras y escritos de Andrea Palladio, pasando bastante desapercibidas a sus ojos las obras arquitectónicas del barroco italiano que por aquel tiempo se estaban realizando. 


En el plano productivo tiene gran importancia su nombramiento como inspector de las obras del rey de Inglaterra en 1615, cargo que ocuparía hasta 1646. Marcando seriamente dicho nombramiento su carrera profesional.


En ella, desarrolla obras tan significativas en el momento como:  Queen´s House (Londres, 1616-1635), Banqueting House (Londres, 1617-1622), Queen´s Chapel (Londres, 1623-1627) o la Plaza e Iglesia de Covent-Garden (Londres,1631-1667) en donde lleva a cabo un sugestivo desarrollo de planificación urbana. Desarrollando en dichos trabajos una interpretación inventiva de sus modelos renacentistas, adaptados a las necesidades de su país, combinando elegancia clásica y funcionalidad.


Los años finales de su vida coincidieron con un turbulento período de agitación religiosa, política y cultural que finalizó con las guerras civiles (1642-1651), que llevó consigo la confiscación de sus propiedades, que finalmente le fueron devueltas.


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KOSTOF, Spiro. Historia de la Arquitectura. Edit. Alianza Editorial.Madrid, 1988.


Tomo 3. Pags. 957-993. Una arquitectura para un nuevo mundo.


Págs. 957-958. Europa bajo conmoción. El liderazgo de Inglaterra.


En el nivel formal, más básico, no es sorprendente que los sistemas renacentista y barroco fueran esquivados con mayor facilidad en Inglaterra. La tradición clásica no era allí tan antigua, ni se había desarrollado tan metódicamente como en el caso de Italia o Francia. No había ruinas romanas destacables por aquellos lugares, y el episodio medieval había sido muy largo y peculiar. Este último era el estilo nacional desde mucho tiempo atrás, tanto como pudiera recordar cualquiera en aquel momento, llamado genéricamente «gótico». En el siglo XVII, se decía que el pueblo inglés era un pueblo «gótico» y que sus leyes y gobierno eran de origen «gótico». Los invasores góticos que se habían asentado en la isla, se creía, eran un pueblo libre, gobernado por leyes hechas por el pueblo; y aquellos parecían unos antepasados adecuados para una nación que habia luchado duramente contra los excesos del poder absoluto. Este senti- do de una historia fuera de la corriente principal romana retrasó la aceptación general de las cosas clásicas. Hasta principios del siglo XVII, como hemos descubierto ya, no se introdujo el lenguaje clásico, lo que tuvo lugar a través de Iñigo Jones, que lo entendió inteligentemente como un sistema integrado de diseño. Incluso entonces siguió constituyendo un raro gusto cortesano. No tenemos más que mirar al cubo blanco de la Casa de la Reina en Greenwich (1616-1635) y recordar que es casi contemporánea del San Carlo de Borromini, para comprender lo casto y tímido que es el clasicismo de Iñigo Jones (Figs. 22.3, 21.5b). Para Inglaterra, ésta era una apariencia sorprendentemente nueva—las formas prismáticas con balaustradas completamente extrañas en medio de aquellos edificios de media-madera o de ladrillo esquinado, de los tejados apuntados, ventanas con travesaños y parteluces, tablas talladas y ménsulas de la arquitectura isabelina y jacobea.


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PEVSNER, Nicolaus ., Pioneros del diseño moderno. De William Morris a Walter Gropius. 


Págs.41-64 .“Desde 1851 hasta Morris y las Artes y Oficios” 


 La misma combinación de originalidad y tradición que aseguró la supervivencia de los diseños de Morris más allá de su época, es la que caracteriza lo mejor de la arquitectura inglesa doméstica durante el mismo período, siendo también comparable la actitud opositora de los principales arquitectos a los aceptados patrones de diseño...


...En Inglaterra la evolución siguió exactamente el mismo curso pero, dado que la arquitectura inglesa había sido tan diferente de la del continente durante los siglos imitados, el resultado fué asimismo diferente. Las circunstancias en Inglaterra eran más o menos las siguientes: el sobrecargado manierismo isabelino y jacobeo fue reemplazado en el siglo XVII por el majestuoso y severo clasicismo de Inigo Jones, luego por el majestuoso y dignificado clasicismo barroco de Christopher Wren, y luego por un clasicismo palladiano más apaciguado y reprimido.  Este estilo grandioso pero sobrio siguió dominando durante todo el siglo XVII en las iglesias y mansiones.  Ocurría de otro modo con la arquitectura doméstica de carácter más intimo. En ésta, desde la Edad Media, Inglaterra había desarrollado un estilo propio, grave, confortable y discreto. Después del advertimiento de Guillermo de Orange, aún los palacios reales (Palacio de Kensington) comenzaron a presentar esas cualidades. Son la nota fundamental en el estilo de las plazas y calles de Londres y le dan a esa ciudad su carácter distintivo.


 


 


 


 


 

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