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DAUMIER, Honoré

  • Pintor
  •  
  • 1808 - Marsella. Francia
  • 1879 - Valmondois. Francia

BENEVOLO Leonardo., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 157-174 “Los intelectuales y el público frente al nuevo ambiente.


Para completar este rápido panorama de reacciones de la cultura del siglo XIX frente a la ciudad industrial queda por hablar de los pintores.


La pintura romántica y sobre todo, la pintura paisajística, tan frecuente en la primera mitad del siglo XIX, es un medio de evasión del desorden y fealdad de la ciudad industrial: en la aparente fidelidad a la naturaleza, se oculta una idealización de la propia naturaleza, en cuanto todavía no está contaminada por el hombre y su industria. Por esto la pintura de Corot, Constable es una especie de inverso de las descripciones de Dickens; no son neutrales frente a lo que representan, toman partido apasionadamente por el campo, los árboles, las nubes y las rocas. (Únicamente Turner, antes de los impresionistas, logra retratar de forma objetiva todos los espectáculos de la vida contemporánea, incluso los trenes).


La búsqueda de ambientes exóticos en Delacroix, o de ambiente próximos, pero insólitos, como los paisajes alpinos, está ciertamente ligada con el rechazo el ambiente urbano transformado por la industria; del mismo modo, el renovado interés por el pasado de los prerrafaelistas tiene como motivo dominante la fuga del presente que se ofrece triste y prosaico.


Animados igualmente por la pasión del contenido, pero adversarios de la evasión romántica, los realistas – Coubert, Millet,Daumier- ponen por primera vez su atención en la realidad cotidiana, en sus aspectos más comunes; el nuevo paisaje – la ciudad y el campo como sede del trabajo humano- no tiene todavía para ellos una forma definida; la representación está dominada, en primer plano, por el hombre, que incorpora e integra, por así decir, el ambiente circundante; es este uso del primer plano y la concentración de los significados expresivos en el gesto de pocos personajes lo que dan su extraordinario carácter incisivo a algunas imágenes de Daumier o de Courbet. Basta recordar un célebre ejemplo: el grabado de Daumier titulado Rue Trannonain,15 avril 1834 aparecida en la Assoiation litographique mensuelle. La sangrienta represión de la revuelta republicana y los diversos sucesos acaecidos en la rue Trasnonian aparecen sintetizados, por así decir, en el interior de la habitación de un obrero, vista a ras de tierra, y ocupaba casi por entero por la figura de un hombre abatido, en fuerte escorzo, sobre el cuerpo de un niño, mientras que otros dos cadáveres aparecen parcialmente en el encuadre. Los sentimientos y las consideraciones que los escritores republicanos manifiestan en sus libros son recogidos, aquí, en una imagen elíptica de efecto inmediato. Es cierto, sin embargo, que la intención de Daumier no se limita a la representación de un solo caso, aunque éste sea sensacional; el grabado representa, con todo derecho, como dice el título, la calle Transnonain y sólo a algunos de sus habitantes, asesinados por las tropas de Thiers, de ahí que esta obra y otras muchas de su género, deba ser considerada como pintura de ambiente, aunque sólo sea a nivel de metáfora. La moderna pintura del ambiente, basada en una adhesión consciente a la nueva realidad, tiene su punto de partida en estas imágenes que, por ejemplo, en los grabados de G. Doré que, precisamente en esta época reproduce las calles del viejo Paris mirándolas como escenarios románticos.

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