Págs. 565-600”El compromiso político y el conflicto con los regímenes autoritarios”
2.-Alemania y Austria.
La crisis económica hace que este debate se desarrolle en un tiempo brevísimo; la dictadura nazi que viene después se encarga de cortarlo definitivamente y, al mismo tiempo actúa como piedra de toque, mostrando abiertamente qué soluciones se hallan oculta tras la polémica estilística.
En 1932 cuando los nazis llegan al poder en Dessau, la Bauhaus se ve obligada a emigrar a Berlín y, al año siguiente cuando Hitler es nombrado canciller. Mies van der Rohe debe de cerrar definitivamente la gloriosa escuela, mientras los edificios de Dessau sirven de escuela para dirigentes políticos.
De los antiguos profesores Albers emigra inmediatamente a América; Klee y Schlemmer, salidos de la Bauhaus en 1929 para continuar enseñandoen Düsseldorf y Berlín, se ven obligados a retirarse en 1933; Gropiius y Breuer se establecen en Inglaterra, en 1934, y Moholy-nagy los sigue en 1935, tras haber intentado ejercer la tipografía y la escenografía en Berlín; más tarde se instala en América Feininger, en 1935, Gropius, Breuer y Moholy-Nagy, en 1937, Bayer en 1938.
Mendelsohn se ve obligado a abandonar Alemania en 1933, Hilbersiemer, B. Taut y May emigran a Rusia como expertos en planificación; entre los más viejos, Schumacher y Poelzig permanecen prácticamente inactivos, mientras Behrens se establece definitivamente en Austria.
Mies van der Rohe resiste más tiempo en la patria, esperando salvar lo insalvable. En 1933 aún se le invita, entre otros treinta arquitectos, al concurso para el Banco del Estado en Berlín y se encuentra entre los seis premiados, pero no consigue construir nada y se dedica a los proyectos teóricos de sus casas con patio, hasta que emigra a América en 1938.
Sólo algunos proyectistas de la generación más joven, como Scharoun y los Luckhardt, poseen capacidad para escaparse del conflicto ideológico, debido al carácter más personal y evasivo de su compromiso, y conservan alguna oportunidad de trabajo; véase la casa Schminke en Lobau, 1933, la casa Baensch en Spandau, 1935, la casa Moll en Grünewald, en 1937, construida por Scharoun.
La situación profesional de los arquitectos modernos depende, sobre todo en Alemania, de los encargos públicos y de las iniciativas de la construcción subvencionada. Esto, entre 1925 y 1933, constituye el punto fuerte del movimiento moderno permitiendo a Gropius y a May establecer aquella fructífera relación con la realidad económica del país; pero ahora es la causa de su parálisis, porque pone a la arquitectura en dependencia directa con el poder político. En comparación resisten mejor los moderados como Bonats, Böhm y Fahrenkampf, que pueden contar con una basta clientela privada y continúan, durante cierto tiempo construyendo obras dignas.
En tal la situación los más desorientados son jóvenes que empiezan ahora su profesión. J. Posener describe muy bien, en 1936, su situación ya que comparte muchos de sus pensamientos. Esta generación “nutrida de Nietzsche y Stephan George” es inquieta y sentimental. La batalla de Gropius, de Mies y de May contra los tradicionalistas pierde, para ellos todo poder de atracción al desaparecer el carácter aventurero y pionero propio de una revuelta de jóvenes contra ancianos, es decir, cuando rebasa los límites de un movimiento de vanguardia. Los protagonistas de esta batalla, que tienen ahora más de cuarenta años y se han afirmado con numerosos trabajos, aparecen a su vez como una categoría de ancianos, y los jóvenes los atacan en nombre de principios opuestos.
Para ellos, la pura razón es a priori sospechosa… Intentan encerrar en límites muy visibles, la profesión, que está a punto de perderse en lo abstracto, reanudar las relaciones que en el pasado la unían a la artesanía, empezar a apreciar las costumbres como un factor importante de los proyectos de vivienda, en vez de reformarlas según la imagen de una nueva manera de vivir. “Todo natural”, esta es su divisa, opuesta a las novedades sensacionales de las creaciones modernas.
Encuentran sus maestros entre algunos profesores ancianos como W. Kreis, H. Tessenow y P.Schmitthenner que continúan inspirándose, con sutil elegancia, en los estilos históricos. Tessenow que defiende con obstinación romántica la artesanía en contra de la industria, la obra hecha a mano en contra de la máquina, aparece como representante de una nueva ideología que satisface sus inciertas aspiraciones. Hoffmann lo imita en Austria, inventando la furmula Befreits Handwerk.