Págs. 186-302. La evolución de las nuevas posibilidades”
Francia. Cuando, como en Francia, se le impidió entrar en sectores importantes de la actividad práctica, simplemente se desvió, no se destruyó; y así se manifestó en la creación de extraños artilugios mecánicos y de maravillosos autómatas, muñecos mecánicos muy realistas capaces de realizar las proezas más asombrosas: desde caminar hasta tocar instrumentos musicales y hacer dibujos. En cuanto al ingenio y la precisión de su factura, algunos de estos autómatas incluso lograron anticipar el principio del teléfono automático moderno: por ejemplo, l'écrivain, el 'escritor' construido por Pierre Jaquet Droz en Neuchâtel hacia 1770. Este muñeco (figura 86) todavía existe en perfectas condiciones de funcionamiento.
La invención, llevada a cabo de este modo por personas de todas las naciones y de todas las condiciones sociales, llevó a la industrialización de casi todas las actividades humanas. Pero este movimiento -que iba a conferir al siglo XIX su carácter esencial- apenas se reflejó lo más mínimo en su arquitectura oficial. Nunca seremos capaces de percibir la verdadera naturaleza de este periodo a
partir del estudio de los edificios públicos, las residencias solemnes o los grandes monumentos. En su lugar, debemos centrarnos en el examen de las construcciones más humildes. Fue en la construcción rutinaria y enteramente práctica, y no en los historicismos gótico o clásico de comienzos del siglo XIX, donde tuvieron lugar los hechos decisivos, esos hechos que llevaron a la evolución de nuevas posibilidades.