Págs. 27-37.“La tradición académica y el concepto de composición elemental”
Pero la manera específica de reunir las partes es algo que Guadet casi no discute: tan sólo le dedica uno de los ocho capítulos que componen el segundo libro del primer volumen (son cinco en total) de Eléments et Théories; este capítulo no es muy informativo y queda totalmente sumergido en la masa de información práctica de los otros cuatro volúmenes. La disposición simétrica de las partes de un edificio con respecto a uno o más ejes era la disciplina maestra de la arquitectura académica de manera tan incuestionable que no le resultaba necesario discutirla, tal como no le resultaría necesario discutir el recubrimiento de las formas del edificio en uno u otro de los «estilos de catálogo» reconocidos (como los llamaría Lethaby). Las características de esos estilos podían obtenerse de un buen texto, tal como el Parallèle de Normand; La composición axial formaba parte del aire que respiraban los estudiantes y la tarea de Guadet como profesor consistía en proporcionar la información imposible de adquirir en esas dos fuentes. Únicamente cuando la idea de la composición axial dejó de ser incuestionable apareció una justificación o explicación impresa de la misma: la Philosophie de la Composition Architecturale de Albert Ferran, no publicada hasta 1955, pero moldeada en su totalidad según la estructura mental reinante en la primera década del siglo, cuando Ferran figuraba entre los últimos alumnos de Guadet, e ilustrada fundamentalmente con proyectos que en esa época merecieron el Premio de Roma.