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Portada del libro

"16.-Construcciones avanzadas en Paris: 1918-1928"

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  • en Teoría y diseño en la primera era de la máquina
  • Paidos
  • Buenos Aires, 1977.
  • p. 221-226

En París hacia 1920, los arquitectos modernos se encontraban en una situación estimulante, pero a la misma vez frustrante, ansiaban construir obras a gran escala para una sociedad mecanizada, pero debieron afrontar diversos desafíos a la hora de proyectar. A pesar de existir un clima abundante en ideas y movimientos artísticos en constante cambio, las restricciones económicas y sociales obligaban a construir edificios de una escala menor y aunque no escaseaban las influencias extranjeras, la arquitectura moderna parisina se acomodó a las necesidades de una escasa clientela, proveniente de un sector pequeño y cosmopolita de la sociedad parisina, artistas y mecenas, personas con un estilo de vida no convencional y de bajo poder adquisitivo. La Exposition des Arts Décoratifs 1925 influyó considerablemente en el desarrollo del movimiento moderno en París, en la cual destaca el pabellón de la URSS, primera muestra de la nueva arquitectura rusa en Occidente. La exposición fue una fuente importante de impulso para arquitectos jóvenes, mostrando nuevas ideas e inclinaciones a la hora de diseñar, dando lugar así a variadas aproximaciones de lo que serían las casas-estudio, como una forma arquitectónica sobresaliente en la época. La mayoría de la arquitectura moderna parisina se centró en este tipo de construcción, inspirada por los edificios vernáculos de la zona parisiense. Se caracterizaba por ser una vivienda funcional y estéticamente atractiva, pero adaptada a las necesidades específicas de la clientela, la Maison Citrohan de Le Corbusier encapsula notablemente este planteamiento.

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