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Portada de la publicación

Revista AC. Documentos de Actividad Contemporánea

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  • Barcelona, 1931.

BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


 Págs. 621-669. ”Formación del Movimiento Moderno en Europa entre las dos guerras. Los progresos de la arquitectura europea entre 1930 y 1940”


5.- España.


Al año siguiente, septiembre de 1930, tendrá lugar en el Gran Casino de San Sebastián y bajo el patrocinio del Ateneo Guipuzcoano, una exposición de arte y arquitectura modernos en la que junto a los arquitectos barceloneses mencionados figuran García Mercadal, Aizpurua y Labayen entre otros.


 Según la referencia de Oriol Bohigas, «en las reuniones motivadas por esta exposición salió la idea de organizar un grupo que aglutinara y que activara a todos los arquitectos españoles de parecida ideología. Efectivamente, impulsados por Sert y Mercadal, los días 25 y 26 de octubre de 1930, en el Gran Hotel de Zaragoza, se reunieron diversos arquitectos para poner en marcha la idea».


 Es así como se funda el GATEPAC (Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el progreso de la Arquitectura Contemporánea) y tales son algunos de los antecedentes más significativos de este hecho. Desde su fundación, el GATEPAC queda vertebrado en tres grupos regionales cuyas denominaciones y componentes serán:


 Grupo Este: Sert, Subiño, Alzamora, Rodriguez Arias, Churruca, Torres Clavé, Armengou e Illescas.


 Grupo Norte:Vallejo, Aizpurua y Labayen.


 Grupo Centro: Martínez Chumillas, García Mercadal, Calvo de Azcoitia, López Delgado, Aníbal Alvarez y La Mora.


 La finalidad de esta asociación es la de estimular y propagar las realizaciones y las teorías de la nueva arquitectura por los diferentes medios a su alcance: participando en concursos y congresos, celebrando exposiciones, multiplicando los contactos con grupos extranjeros, etc. El GATEPAC queda constituido como el grupo español representante del CIRPAC y para la mejor consecución de sus fines se decide la publicación de una revista (Documentos de Actividad Contemporánea, título que se resumirá en las siglas A. C.) y que aparecerá con regularidad desde el número doble 23-24 correspondiente al 3.º y 4.º trimestres de 1936. Un último número, redactado totalmente en catalán, se publicará en junio de 1937. Al arquitecto Salvador Tarragó se deben las siguientes precisiones sobre la revista A. C.:


«La revista se inscribe dentro de la línea de las publicaciones racionalistas de la época, adoptando el mismo formato que algunas de ellas (...). Su orientación recoge la experiencia de aquellas publicaciones que precisamente dejan de editarse cuando aparece A. C. y particularmente de L'Esprit Nouveau, de Ozenfant y Le Corbusier, que se subtitulaba Revista Internacional de la Actividad Contemporánea (...). El director de la revista, Josep Torres Clavé, desempeñó el cargo durante todo el tiempo de su publicación.»


De los tres subgrupos regionales que constituían el GATEPAC el único que realmente funcionó como un auténtico equipo capaz de llevar a cabo un trabajo en colaboración fue el Grupo Este, o grupo catalán. De los restantes subgrupos cabe destacar sobre todo la importantísima labor de Aizpurua, tanto en sus obras hechas en colaboración con Labayen como en las que realizara con Aguinaga. Fuera de esto apenas merecen ser señalados alguna casa unifamiliar de Mercadal, el cine Fígaro, de López Delgado, y poco más. El papel predominante y en verdad esencial que el Grupo Este desempeñó dentro del GATEPAC lo pone en claro Joan C. Theilacker en su estudio sobre este último grupo, el más completo y documentado que hasta el momento haya sido realizado:


«...el único grupo que de hecho tuvo organización y mantuvo su homogeneidad, desde sus orígenes hasta el período de la guerra civil, fue el grupo catalán, pues los acuerdos tomados en la reunión de Zaragoza fueron desarrollados tan sólo por el GATEPAC, transformándose en unos estatutos que incluían todos los artículos y reglamentaciones necesarios para regular el funcionamiento de un grupo.»


Es preciso aclarar que, si bien a todos los efectos el grupo catalán es aludido en la revista A. C. como GATEPAC (G. E.) y con este nombre firma las obras que en ella se publican, dicho Grupo Este, adoptaría desde un principio para autodenominarse las siglas GATCPAC, abreviatura de Grup d'Artistes i Tècnics Catalans per al Progrès de l'Arquitectura Contemporània constituyendo en muchos aspectos un grupo autónomo si bien en el primer artículo de sus estatutos reconocía su pertenencia al grupo nacional:


«EI GATCPAC amb residència a Barcelona és una de les agrupacions que constitueixen el Grup Espanyol d'Arquitectes i Tècnics per al progrès de l'arquitectura Contemporània (GATEPAC) que té la representació per Espanya i Amèrica Llatina del Comite International pour la Realisation des Problèmes Architecturaux Contemporains (CIRPAC). »...


...A través de los escritos, acusadamente polémicos tantas veces, publicados por la revista A.C. es fácil comprobar los fundamentos teóricos de este grupo apoyados básicamente en los principios lecorbusieranos y en postulados vanguardistas comunes a las arquitecturas centroeuropeas. Tales principios, esencia y fundamento del movimiento que sería llamado racionalista, propugnaban un planteamiento distinto de la arquitectura basado en el conocimiento real de la nueva sociedad y de las necesidades y exigencias planteadas por ella. Las preocupaciones de índole sociológica, económica, urbanística y tecnológica, etc., base y punto de partida de este movimiento, hacían de él un fenómeno altamente positivo y esperanzador. Sin embargo cuando al llegar a una segunda fase de consolidación las contradicciones de una primera etapa radicalmente polémica deberían haberse superado mediante el oportuno planteamiento crítico se produce un cambio de rumbo y la arquitectura llega a verse dominada una vez más por tendencias eminentemente formalistas dejando sin efecto las transformaciones profundas que el racionalismo implicaba y que los arquitectos integrantes del Movimiento Moderno no serían capaces de llevar a un logro definitivo.


 En 1936, cuando el GATEPAC, de hecho, termina su labor como grupo nacional, las contradicciones existentes dentro del corpus doctrinal del Movimiento Moderno eran aún importantes, figurando entre ellas el nuevo formalismo de gusto tecnológico utilizado para vestir exteriormente tantas obras en el fondo del más romo convencionalismo. Tales limitaciones, como es lógico, alcanzarían al GATEPAC, que era difícil pudiera superar por sí mismo los fallos conceptuales que el contexto doctrinal europeo, del que formaba parte, imponía o al menos propiciaba. En todo caso, sus obras fundamentales, antes señaladas, constituyen verdaderos hitos dentro de la historia de la arquitectura española moderna y los anhelos de renovación y progreso de que era portavoz la revista A.C. supusieron sin duda en su tiempo una ventana abierta a un nuevo panorama joven y esperanzador.


 


 

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