Distintos estudiosos de la arquitectura civil de Epoca Moderna como V. Lampérez o G. Kubler hablan de que durante los siglos XVII y XVIII se construyen notables casas consistoriales, especialmente en el País Vasco, formando un grupo con originalidad propia, destacando entre ellas el Ayuntamiento de Elgoibar. Cabría preguntarse en donde radica la singularidad de este edificio de planta rectangular, simple factura y escala doméstica no exento de monumentalidad.
El Ayuntamiento de Elgoibar es una construcción barroca diseñada por Sebastián de Lecuona entre los años 1729 y 1737 en la que intervinieron posteriormente tanto Ignacio como Francisco de Ibero, realizando algunas acciones puntuales sobre la inicial fábrica. Con anterioridad a esta construcción, las noticias en torno a la antigua casa consistorial son un tanto contradictorias.
Por aquel entonces en torno a la Iglesia de San Bartolomé se disponía de espacio suficiente para llevar a cabo la nueva edificación ya que no había construcción alguna en su frente, sino unas huertas propiedad de la familia Muguruza-Zabala que fueron permutadas por estos terrenos pertenecientes al ayuntamiento. Así Iglesia, Casa Consistorial y frontón, marcan una secuencia constructiva que es propia de muchos pueblos y villas del País Vasco. Se requería una casa concejil en principio no muy grande, que fuese suficiente y capaz para llevarse a cabo las sesiones del Consejo y las Juntas Generales de la Provincia. En estos iniciales momentos se presta especial atención a que el nuevo concejo posea soportales “ya que el paraje junto a la iglesia estaba desierto de casas, por lo que cuando el tiempo no era bueno se dejaba de asistir a la iglesia, lo que se evitaría teniendo el concejo con soportales al lado, como lugar donde acogerse, sirviendo a la iglesia como resguardo”.
En un principio es Antonio de Larraza el diseñador de la traza del Ayuntamiento de Elgoibar, pero dicho diseño no pareció satisfacer a nadie, por lo que a la muerte de éste, su hijo Tomás que trabaja en la obra desde 1733, nos propone un cambio de diseño, arreglando la nueva traza Sebastián de Lecuona. Posteriormente Ignacio de Ibero es llamado “para averiguación de varias trazas que se hallan hechas y para la ejecución de la nueva casa concejil”, interviniendo en dicho proceso con acciones particulares, entre las que destacamos; las obras del tejado, la cornisa de remate, los diseños para cambio en los soportales, las trazas para un asiento de ceremonia, la apertura de tres arcos de medio punto para dar luz a las escaleras e interior y en definitiva el reconocimiento general de las obras. Pero al parecer fue el arquitecto Sebastián de Lecuona el que siempre determinó las sucesivas adiciones y remodelaciones, permaneciendo su proyecto y trazas como núcleo sustancial del edificio.
Como es sabido, en casi todas las construcciones de esta época, es la fachada principal la que centra el mayor mérito artístico del edificio, siendo las fachadas laterales cuerpos de cerramiento, carentes de ornamentación, entendiéndose como lienzos menores.La fachada principal del Ayuntamiento de Elgoibar nos muestra un amplio soportal, al que se accede a través de cinco arcos de medio punto, sobre el que se eleva un único piso con cinco vanos. Dichos vanos rodeados de abundante ornamentación, se encuentran centrados con respecto a las arcadas inferiores, subrayando los tres de en medio dicha centralidad, tanto por la balconada compartida, como por los escudos de fachada. Todo este conjunto se enmarca por una destacada cornisa que se rompe para albergar el paño del escudo de la localidad, a modo de frontón triangular. El edificio se cubre con tejado a cuatro aguas con teja árabe que remata en una bola decorativa.
Esta fachada, a pesar de su aparente sencillez , muestra unas sutilizas de lenguaje de las que hoy nos sentimos bastante lejanos, pero que en aquellos momentos no eran nada desdeñables. La fachada se estructura compositivamente a través de parámetros horizontales y verticales, formando lienzos de similares características, pero de tratamiento mayormente diferenciado. Entre las líneas verticales destacamos unas fajas de pilastras que enmarcan los arcos desde la base y llegan hasta una platabanda horizontal. Las horizontalidad está indicada sin embargo por la forma rectangular del edificio de escasa altura y con cuerpos en disminución, la línea de imposta que indica la altura del piso superior, las balconadas individuales y colectivas de hierro forjado, la platabanda antes citada y la triple moldura que remata el piso. Los entrecruzamientos entre las líneas horizontales y verticales crean recuadros rehundidos que en medio de la linealidad acentúan el movimiento, potenciado por la decoración que enmarca los balcones (bolas, fragmentos de frontones curvos, orejeras, volutas, espirales, curvas cóncavas y convexas, cornucopias de elementos marinos y vegetales…) todo ello sin perturbar la estructura interna.
Este esquema de fachada resulta especialmente interesante, e independientemente de los paralelismos que se pueden hacer con la arquitectura civil asturiana, o con otros ejemplos que se daban en la arquitectura de la Corte, su precedente inmediato lo podemos encontrar en el desaparecido Ayuntamiento de San Sebastián del arquitecto militar francés Hércules Torrelli. Edificio construido en 1718 y con quien parece que colaboró Sebastián de Lecuona. El autor del Ayuntamiento de Elgoibar repitió el mismo esquema que el desaparecido ayuntamiento de la capital guipuzcoana, incluyendo el personalísimo y reiterado, gran frontón triangular de remate que alberga en escudo concejil.
La desaparición del Ayuntamiento donostiarra y la temprana construcción del Ayuntamiento de Elgoibar bajo este mismo esquema de clara influencia francesa, hace que éste sea el primer modelo vivo de estas características. Un modelo que de una u otra forma tendrán presente ayuntamientos como; Astigarraga (1743), Asteasu (1747), Hernialde (1753), Mondragón (1755), Oñati(1761), Alegria de Oria(1765) y ya en tiempos más recientes Aizarnazabal (1944), Idiazabal (1950), Elgeta(1950) y Larraul (1986).
A través del soportal se llega al interior del edificio, que se organiza en base a la escalera de un tramo inicial que se dobla en el primer descansillo. En el lado derecho del primer piso se encontraba la cárcel y otras tres estancias, y en el izquierdo espacios que pudieron ser utilizados como alhóndiga y caballerizas. En el piso superior está el amplio Salón de Juntas que coincide con el soportal inferior, y cuatro habitaciones rectangulares dedicadas al alcalde y otros quehaceres municipales.