LOS Sergio., Carlo Scarpa 1906-1978. Un poeta de la arquitectura. Edit. Taschen. Colonia, 2009.

p. 88-89. Durante los trabajos de restauración en el convento de San Telentini, en la sede de la Facultad de Arquitectura de Venecia, se encontró un portal de mármol de Istria que se quería emplear primero como entrada a la facultad. Cuando Scarpa recibe el encargo, no pensó nunca en esta utilización tan "natural"; el portal no debería emplearse como entrada sino exponerse como una pieza de museo. 

Después de tomar esta decisión, Scarpa reactivó el contenido simbólico del portal, multiplicó sus alusiones y las transformó en un juego de referencias. El viejo portal se convirtió en una metáfora de la entrada, conscientemente abstraído del papel que el funcionalismo le atribuiría. Alberga un estanque cuyos peldaños llegan hasta el fondo creando un paisaje submarino con relieve, lleno de vida. 

También el muro que debía rodear el pequeño Campo dei Tolentini delante de la entrada de la facultad, fue rechazado por Scarpa. La solución representaba la separación de la función tectónica y la arquitectura. Visto desde el exterior el muro encierra un pequeño patio interior, pero visto desde el interior desaparece casi por complerto, convirtiéndose simplemente en parte del suelo.

Para la entrada, Scarpa elaboró tres proyectgos, el primero en 1966 y el segundo en 1972. El último proyecto, que quedó inconcluso, desarrolló las ideas de los anteriores y ocupó al arquitecto constantemente los últimos dos años de su vida. Para realizarlos me apoyé en el segundo proyecto que contiene múltiples notas y una serie de dibujos, previstos para presentarlos a la Ciudad de Venecia. 

El muro que se alza a la izquierda de la entrada sostiene la puerta y un alero de gran vuelo que protege contra la lluvia a quienes esperan delante del acceso. La puerta es una especie de balanza en desequilibrio colgada de una rueda. Una de sus partes está formada por una plancha pesada de piedra de Istria sobre la que se puede leer la cita de Vico "Verum ipsum factum"; la otra cierra la entrada con una hoja de vidrio enmarcada en acero. Otra rueda impide el desequilibrio de la puerta y regula su movimiento. 

El antiguo portal enmarca una fuente cuyo escalonado perimetral se prolonga hasta el fondo, creando un paisaje subacuático tridimensional y vital. El portal se convierte en una metáfora del acceso, alejada intencionalmente de los roles que le asignaría el Funcionalismo. Imparte una lección de arquitectura usando críticamente su propio lenguaje.