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MERRO JOHNSTON, Daniel.. “Le Corbusier traducido. Infidelidad creativa en el proyecto Curutchet” en RA. Revista de Arquitectura nº 11. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra.Pamplona, 2009.


Si leemos la arquitectura como un texto que contiene diversos enunciados, podemos examinar los discursos de algunos intérpretes de Le Corbusier en su difícil misión de hacer sensible y perceptible una arquitectura en estado latente, de ordenar y expresar de un modo personal la realidad, de dar una nueva forma de existencia visible al argumento que tienen en sus manos, o sus intentos de establecer una cierta dialéctica más o menos intensa, a veces casi imperceptible, con el autor.


En este caso, Amancio Williams primero y Simón Ungar más tarde, recibieron un enunciado en forma de anteproyecto y construyeron nuevos tejidos textuales con los hilos argumentales recibidos como si se trataran de eslabones de una cadena de sentidos, asumiendo la condición intertextual de su interpretación, es decir la construcción de la realidad a partir del cruce de varios textos, la confrontación de argumentos que pueden ser distintos pero que se relacionan. Quizá lo más curioso de esta historia es que ninguno de ellos fue consciente, que su difícil traducción algunas veces infiel, sus cambios de sentido, en la mayoría de los casos significaban recuperar la juventud del texto y sobre todo, que sin saberlo estaban participando en un mismo equipo en la construcción de un relato común.


En el proyecto Curutchet, Le Corbusier formula una de sus más pequeñas y a la vez precisas intervenciones en el espacio urbano y en su relación con el espacio doméstico. Presenta por primera vez en la arquitectura de la ciudad, una profunda transformación en la relación entre el espacio público de la calle y el interior de la manzana, al introducir visualmente uno en el otro y evitar el uso privado exclusivo de la planta baja en una inédita demostración de generosidad urbana.


Propone un proyecto cuya sección se convierte en instrumento fundamental de grandes aciertos, asignando una especial trascendencia al vacío en la estructura espacial del proyecto, que se construye prácticamente sólo con aire, el material más barato de la arquitectura.


Lee magistralmente el clima templado y húmedo de La Plata en su propuesta de espacios abiertos sombreados, protegidos sugiriendo nuevas actividades y funciones vinculadas con la tradición doméstica de un lugar con clima benigno que permite ampliar considerablemente la superficie útil de la vivienda. Nos referimos en especial al conjunto formado por dos lugares inéditos en la imaginería tradicional platense: la planta baja libre y la terraza jardín, articulados por el pequeño patio y el árbol.


Podemos decir que el proyecto Curutchet, por su ubicación geográfica y pequeña escala, se convirtió en un caso de ensayo y aplicación ideal donde profundizar algunos temas de preocupación constante en esa época en el estudio del 35 Rue de Sévres: el manejo y control de la luz natural, la relación interior-exterior, el uso de la geometría y la búsqueda de una medida universal. Estas cuestiones aparecían en el espíritu del texto, en el territorio de los sentidos a develar, que la nueva mirada de la traducción debía comprender y explicar.

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