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COBBERS Arnt. Erich Mendelsohn (1887-1953). El visionario analítico. Edit. Taschen. Colonia, 2007.


P.39-41. "La filial de Stutgart para la firma Schocken fue el edificio de almaenes más relevante de la carrera de Mendelsohn. Aunque había subsistido a la II Guerra Mundial, y a pesar de las violentas protestas, fue domolida en 1960 a fin de hacer un lugar para un típico representante de la siguiente generación de almaenes alemanes; un cubo sin ventanas de Egon Eiermann. El consorcio Horten, su nuevo propietario, había criticado sobre todo la falta de funcionalidad del patio interior abierto, precisamente el elemento que las autoridades comunales le habían impuesto a Mendelsohn en 1926. Además, la muy transitada calle Eberhardstrabe, hoy peatonal, debía ser ensanchada. 


Mendelsohn se vio confrontado con un solar extremadamente complicado; era asimétrico, tenía una marcada pendiente y las calles, de diverso ancho, imponían diferentes alturas de edificación. Sin embargo, a través de coluenes constructivos de distintas alturas y una composición diferenciada de las fachdas, él logró darle vida y unidad al complejo de cuatro alaas y cuatro a seis pisos de altura. Mendelsohn hablaba de un "desarrollo armónico y contrapuntístico de la arquitectura". La idea decisiva se le había ocurrido escuchando un concierto de Bach. Dos núcleos de escalera en torre hacía contrapunto a las fachadas de carácter horizontal. La caja acristalada de la escalera principal, que remataba el frente de escaparates de la calle Eberhardstrabe, se convirtió en el emblema de la tienda. Su planta bajaa era un escaparate que, sutilmente, conducía a los transeúntes hacia el acceso principal abyacente. Por la noche los peldaños de la escalera estabaniluminados indirectamente desde abajo. En las dos últimas plantas de la segunda torre se hallaban los despachos de los directores. Construido con una estructura de acero, el edificio mostraba tres de sus fachadas con ladrillos vistos de alto, contenido de hierro y color muy oscuro; la fachada de escaparates presentaba, además delgadas fajas de un noble mármol travertino de Cannstadt - una referencia al barrio Bad Cammstadt, lugar de la obra - dispuestas entre las franjas de ladrillo visto y las fajas de ventanas profundamente retranqueadas. Mendelsohn debió luchar mucho por las letras del nombre de la tienda, de 2.3 m. de alto e iluminación nocturna en la fachada de los escaparate. Las concibió vomo "parte de la idea arquitectónica global. Por eso no flotan en cuanquier parte de la fachada, sino que se hallan orgánicamente integradas en el antecuerpo, donde se hallan los escaparates, y como altura de los planos acristalados y la altura total del edificio". Las áreas de venta del interior, donde predominan los muebles de madera, se limitaron a la sobriedad. Aún no se disponía de aire acondicionado; se ventilaba a través de las numerosas ventanas y la sección de alimentos se dispuso en el sótano, más ffresco. 


La pequeña "Guia de los almacenes Schocken de Stuttgart", distribuida entre los clientes en las primeras semanas tras la inauguración, mostraba en la cubierta un colorido "esbozo de ideas" del puño de Mendelsohn y de efecto tan genial como dinámico. Mendelsohn construyó para la empresa Schocken no sólo tres grandes tiendas, desarrolló también una especie de sistema de identidad corporativa, que incluía el diseño tipográfico, los afiches y prospectos publicitarios."


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FRAMPTON Kenneth.,  Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Pág.118-124.“La Cadema de Cristal. El Expresionismo arquitectónico europeo. 1910-1925 ”


"Como sugiere esta carta, los expresionistas holandesesmás estructurales tuvieron un inmediato impacto en la evolución de Mendelsohn: tras su visita a Holanda, abandonó la plasticidad del observatorio de Postdam para ocuparse de la expresividad estructural intrínseca de los materiales. La fábrica de sombreros que construyó en Luckenwaldeentre 1921 y 1923 refleja esa influencia. El taller de teñido y las naves de producción, con cubiertas a dos aguas con lucernarios, y modeladas a la manera de De Klerk, contrastaban poderosamente con la central eléctrica, lisa y con cubierta planta, cuya expresión ‘cubista’ con bandas de ladrillo y hormigón, recordaba las primeras obras de Dudok. El principio, establecido aquí, de colocar unas formas industriales altas, espectaculares y de gran pendiente frente a unos elementos administrativos horizontales lo repitió Mendelsohn para su proyecto para una fábrica textil en Leningrado(hoy San Petersburgo), de 1925. Sin embargo, en este caso se avanzó un poco más, pues el modelado de bandas del bloque de administración anticipaba el trazado de los grandes almacenes (Schocken) metropolitanos construidos por Mendelsohn en Breslau, Stuttgart, Chemnitz y Berlín entre 1927 y 1931. De ahí en adelante –como ha observado Reyner Banham-, pensó más bien “en conjuntos estructurales de simples unidades geométricas que se presentaban a la vista como contornos pulcramente perfilados”.


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FUSCO Renato de ., Historia de la arquitectura Contemporánea. Ed. Celeste. Madrid,1992.


Págs.205-261.“La vanguardia figurativa” 


La vanguardia arquitectónica y la arquitectura del expresionismo. En el siguiente capítulo volveremos sobre la génesis del racionalismo para afrontar aquí el tema de la verdadera y propia arquitectura del expresionismo. En rigor, las obras que pueden clasificarse como tal con seguridad son pocas: el Grosses Schauspielhaus, realizado por Hans Poelzig, en 1919, en Berlín; las oficinas de la Höchst Farbwerke, de Behrens, en Frankfurt (1920-24); la Einsteinturm, de Mendelsohn, en Potsdam; el Monumento a los Caídos de Marzo, en Weimar, de Gropius, de 1921; la fábrica de sombreros Steinberg, en Luckenwalde (1921-23), del mismo Mendelsohn; el palacio de oficinas llamado Chilehaus, de Hamburgo, realizado por Fritz Höger en 1923; el segundo Goetheaneum, de Dornach, proyectado en 1923 por Rudolf Steiner; los almacenes Schocken, en Stuttgart, de Mendelsohn, del '26, etcétera.


 Este grupo de obras presenta aparentemente pocas características invariantes, de ahí la tesis que sostiene más de un autor de que no ha habido una arquitectura expresionista propiamente dicha. Por el contrario, además de reconocer las constantes el uso del hormigón armado aprovechando todas sus posibilidades plásticas, la adopción del vidrio independientemente de su propiedad física de transparencia, la insistencia en las líneas cóncavo-convexas y en cualquier caso irregulares, la ruptura con la estereometría pura tan recurrente en el protorracionalismo, el gusto por el detalle, la intención de fundir orgánicamente el edificio con su entorno más inmediato, etc.- podríamos encontrar otros vínculos entre las obras citadas, como, por ejemplo, el motivo tan empleado de las franjas de ventanas que construye Hans Poelzig en 1910 en Breslavia, retomado más tarde por Mendelsohn, o la frecuente solución de esquina con curvas de amplio radio que adopta también el propio Mendelsohn, que continúa siendo el arquitecto expresionista más significativo.


 En la limitación de nuestro discurso no nos detendremos más en este tipo de análisis, reduciéndonos a observar que las pocas construcciones a que hemos aludido presentan una contextualidad y un sentido explicito que se inserta en el conjunto de las imágenes producidas por la vanguardia. Engarzados en los dibujos de la Gläserne Kette, los edificios referidos configuran un conjunto orgánico que legitima sin dudas la existencia de una arquitectura expresionista. Por lo demás, la misma obra maestra de Mendelsohn y de toda la escuela, la Einsteinturm, encuentra su ratificación más amplia, convirtiéndose sin más en el emblema de un estilo, cuando la relacionamos con la vasta colección de dibujos que realizó el autor desde 1914 a 1923.


 Pero la mejor prueba de que el expresionismo se manifiesta también en la arquitectura es el hecho de que, como ya hemos mencionado, la evolución de esta tendencia sobrepasó el período de la primera postguerra, acompañando y corrigiendo toda la producción racionalista y orgánica. Como observa Zevi, «el expresionismo es un componente permanente de la arquitectura moderna, desaparece y vuelve a surgir continuamente en la evolución histórica y en la vida de cada arquitecto. Nace mucho antes de los célebres dibujos de Erich Mendelsohn y de su torre de Einstein: basta pensar en Antonio Gaudí. Y emerge de nuevo cuando todos han decretado su muerte: recordemos la Chapelle de Romchamp, de Le Corbusier. Sufren experiencias expresionistas Wright, Mies van der Rohe, Gropius; para Wright serán siempre fundamentales (...). Pero el fenómeno es mucho más amplio y complejo: para superar la hibernación racionalista y el conformismo académico que le sucede, se recurre necesariamente al expresionismo"


 El caso más palpable de la actualidad de esta orientación arquitectónica nos lo ofrece Hans Scharoun, el arquitecto que permaneció fiel al expresionismo durante toda su vida, que en esta segunda postguerra, con la unidad de habitación «Romeo y Julieta», de 1959, y sobre todo con la Philarmonie de Berlín, terminada en 1963, ha creado las obras más significativas de los últimos años.


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