2.- Las Exposiciones
En 1931, la mayor parte del material procedente de Paris se expone nuevamente en la Bauausstellung de Berlín (figs. 567-569). Esta manifestación tiene lugar en plena crisis económica y la evocación de un futuro mundo funcional y armónico asume un significado muy distinto, puesto que los acontecimientos no dejan esperanzas para continuar con éxito el trabajo empezado. Alemania contestó a las iniciativas unionistas con renovadas manifestaciones de nacionalismo; en la primavera de 1931 hubo la catástrofe de la Reichsbank, mientras que el frágil equilibrio de la democracia alemana es alterado por el rápido avance de los partidos de extrema derecha y de extrema izquierda; la clase dirigente que apoyó a Gropius y a los suyos, amenazada de cerca en sus intereses, deja caer rápidamente sus ambiciones culturales. La Exposición de Berlín de 1931 sirve, pues, como recapitulación del trabajo desarrollado y revela, en el cuidado obstinado del montaje, la desilusión punzante de los arquitectos frente al fracaso de sus esfuerzos.
Las Exposiciones hasta ahora citadas se dedican principalmente a los contenidos, pero también transforman profundamente la forma tradicional de presentar al público los objetos expuestos.
La finalidad del montaje no es tanto la de mostrar como la de demostrar: se trata de explicar y de hacer comprensible a todos una alternativa a la manera tradicional de habitar. La exposición pierde así el antiguo carácter de mercado, se concibe —al límite—como un gran mecanismo para sugestionar al visitante, utilizando todos los medios de representación que el Movimiento Moderno elabora mientras tanto.
En 1928, Moholy-Nagy describe así los medios empleados:
Paneles móviles con esquemas que ilustren las necesidades de nuestro tiempo, discos coloreados y giratorios, aparatos luminosos, reflectores y, por todas partes, transparencia, luz, movimiento: he aquí lo que es necesario para interesar al público. Todo debe representarse de manera que incluso el hombre más sencillo pueda comprenderlo y asimilarlo. Además, la maravilla de los nuevos materiales: grandes paneles de celuloide, sistemas de rejas, grandes ampliaciones y pequeñas y grandes superficies de rejilla metálica, carteles transparentes, letreros collados en el espacio y por todas partes colores claros y luminosos.
Mientras que los arquitectos no reciben todavía encargos precisos y, por tanto, no pueden presentar realizaciones concretas, las exposiciones se transforman a menudo en ocasiones para realizar concretamente aunque de manera provisional, los nuevos conceptos espaciales.