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'Mini-unités' de Roehampton Estate

  • 1952 - 1958
  •  
  • ROMANOVICH LUBETKIN, Berthold
  •  
  • Londres (Inglaterra)
  • Reino Unido

PEEL L. POWELL P. GARRET A., Introducción a la Arquitectura del siglo XX. CEAC. Barcelona, 1990.


Págs.74-79.“Construir para las masas. 1945-1970”.


Sin embargo esos seguidores no siempre analizaron sus planos con la profundidad que lo hizo Le Corbusier, con el resultado de que el Movimiento Moderno fracasó en el área que mayor importancia tenía para políticos y planificadores así como para los arquitectos; se trata de la vivienda masificada. Su predilección por los bloques excesivamente altos desacreditó el movimiento a los ojos del público y acabó por alienar a una generación, por lo que los arquitectos llegaron a ser una “raza” desprestigiada por mucha gente.


Proyectos como el Roehampton Estate de Londres y los complejos Park Hill y Hyde Park en Sheffield, a pesar de haber tenido una apreciación buena y premios al principio, no tuvieron apreciación ante la gente que tenía que vivir allí, se encontraba aislada y amenazada en sus pisos. La talla misma de esos proyectos les parecía intimidadora,  sobre todo la gente poco acostumbrada a subir y bajar escaleras, y los caminos o “calles en el cielo”, a pesar de haber sido pensados para lugares de encuentro que pudiesen engendrar sentimientos de pertenecer a una comunidad y que tenían las viejas entradas y los muros jardín para poder encontrarse y conversar tranquilamente, no tardaron demasiado tiempo en convertirse en lugares despoblados que serían frecuentados pronto por cuadrillas de gamberros y hordas de perros.


Los conceptos del Movimento Moderno con ideas del tipo “cuanto más alto mejor”, “la forma sigue a la función” o “el experto lo sabe mejor”, no atrajeron la simpatía del gran público para con los exponentes del movimiento,  al verlos apartados de la vida de cada día; poco a poco la tendencia fue dar la espalda a los proyectos de viviendas masificadas y de gran altura.


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Pág.266-272...“El Nuevo Brutalismo y la arquitectura del Estado asistencial: Inglaterra. 1949-1959” 


"Mediados los años cincuenta, se apreció claramente una ampliación de la base brutalista más allá de las preocupaciones herméticas de los Smithsons, Henderson y Paolozzi. En 1955, tanto Howell como Stirling eran parte de una formación brutalista, aunque Stirling asegurarse después que jamás se había consi- derado como tal. En tanto que su proyecto para la Universidad de Sheffield en 1953 era en realidad arquitectónico, su proyecto de casa en el mismo año retornó a Stirling a la estética utilitaria del ladrillo propia del siglo XIX, aunque esta obra se mantuvo al margen, en su composición neoplástica de cuadrados solapados, de la brutal aura anti arte de la casa de los Smithsons en Soho. Mientras tanto, en el LCC, arquitectos como Colquhoun, Carter, Howell y John Killick habían comenzado a realizar numerosos esquemas corbusieranos de vivienda, culminando en aquella parodia de la "ciudad radiante" que el Alton East Estate construyó en Roehampton en 1958."


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CURTIS W.,  La arquitectura moderna desde 1900. Phaidon. Hong Kong, 2006.


págs. 529-546. "Arquitectura y antiarquitectura en Gran Bretaña".


Cuando se tiene una perspectiva lejana de los años inmediatamente posteriores a la guerra, resulta sorprendente cómo cada país tuvo su propio programa en lo relativo a la introducción, el uso y la elaboración formal de la arquitectura moderna. El caso de Gran Bretaña es revelador a este respecto porque la llegada del movimiento moderno en la década de 1930, y su desarrollo en los años siguientes, respondió a un viejo patrón de asimilación gradual y posterior modificación de las ideas importadas de la Europa continental. Al principio, la nueva arquitectura no tuvo ese amplio apoyo del que gozó, por ejemplo, en Escandinavia, pero en los años posteriores a 1945 esta situación cambió, y la arquitectura moderna dejó de ser marginal con respecto a la cultura en general y, de hecho, llegó a ser crucial en la reconstrucción de las ciudades bombardeadas y en la dotación de alojamiento social a gran escala. En esas circunstancias, no es de extrañar que las relaciones entre la arquitectura, el urbanismo y un nuevo modo de vida llegasen a ser una obsesión dominante en la búsqueda de las formas. El 'estado del bienestar' británico proporcionaba más de una oportunidad para construir escuelas, hospitales y pisos; indicaba también un espíritu, un ideal social, al que los arquitectos no eran ajenos. Las bienintencionadas sugerencias residenciales de los años 1930, con sus fundamentos vagamente socialistas, pudieron por fin llevarse a buen término bajo un gobierno laborista que afrontaba la crisis de la vivienda en la posguerra. Sin embargo, pronto comenzaron a notarse las limitaciones de aquellos paradigmas y surgieron nuevas ideas que supuestamente se adaptaban mejor a la mentalidad y las condiciones británicas.


                  Entre los proyectos de la inmediata posguerra estaban las 'nuevas ciudades' (New Towns). En ellas, los imperativos intelectuales del Fabianismo y los sueños marchitos del movimiento de la ciudad jardín se unieron en un escenario adecuado, pero poco inspirador para la 'Nueva Gran Bretaña'. En el interior de las ciudades, numerosos y repetitivos bloques de pisos surgieron de los escombros encima de los barrios degradados del siglo XIX. Lo más habitual era que se levantasen con unos niveles de calidad mínimos. Parecían encarnar una forma de alienación particularmente moderna e higiénica. Sin duda había excepciones: piénsese en las torres de Lubetkin & Tecton en Finsbury (1946-1950),que tenían unas elaboradas curvas en el perfil de la cubierta y unas ventanas casi decorativas; en los Churchill Gardens de Philip Powell & John Hidalgo Moya en Pimlico (1946-1962), que conferían una forma elegante a los bloques paralelos y generaban entre ellos espacios de una buena escala; o en las 'mini-unités' del Roehampton Estatecerca de Richmond Park (1952-1955), proyectadas por el departamento de arquitectura del London County Council (el 'Consejo del área metropolitana de Londres'), que constituían una meritoria reinterpretación de las ideas fundamentales de Le Corbusier. Pero lo normal era que los proyectos careciesen de esa riqueza y que se insertasen de un modo embarazoso en el paisaje urbano. No es de extrañar que esos sectores de la vanguardia que pretendían cristalizar los significados internos de la existencia de la clase obrera buscasen su inspiración en la intensa vida callejera de los viejos barrios degradados a cuya destrucción habían contribuido tanto las bombas como las excavadoras.


 




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