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Pabellón de España para la Exposición Internacional de Paris 1937

  • 1937 -
  •  
  • LACASA, Luis
  • SERT, Josep Lluís
  •  
  • Paris
  • Francia
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FRAMPTON K., Historia crítica de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Págs. 226-233.“Le Corbusier y la monumentalización de lo vernáculo, 1930-1960” 


El último gesto significativo del movimiento Moderno español fue realizado bajo la égida de la efímera Segunda República, en forma del pabellón español de Sert para la exposición de París en 1937. Este pabellón fue la ocasión para la primera presentación del Guernica de Picasso, que conmemoró el bombardeo aéreo de esta población vasca a principios de dicho año. Encargado por el gobierno republicano como monumento a las víctimas de Guernica, esta obra constituía una solemne repulsa contra la traición internacional a la causa republicana.


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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.


Págs. 351-369“Las críticas totalitarias al Movimiento Moderno” 


 En la Exposición Internacional de París de 1937, el pabellón alemán se encontraba frente al ruso. Para el observador inexperto podría haber resultado difícil decir cuál era la diferencia, puesto que ambos estados empleaban una combinación de tosco realismo y rígida monumentalidad como estilo oficial de su legación. El proyecto de Speer acentuaba la verticalidad y estaba inspirado en alguna clase de tribuna neoclásica desornamentada; estaba rematado por un águila ceñuda. El proyecto soviético de Iofán situado enfrente estaba compuesto a partir de masas escalonadas de un carácter vagamente aerodinámico (no muy distinto a algunos de los rascacielos de Nueva York de finales de los años 1920) y estaba coronado por las figuras enormes y acometedoras de un hombre y una mujer, que pretendían reflejar la energía y el populismo del estado soviético. La política arquitectónica de ambas naciones había cambiado claramente desde el Pabellón de Barcelona de Mies van der Rohe, de 1929, o desde la Exposición de Artes Decorativas de París de 1925, cuando a Mélnikov sus mentores le habían permitido crear su atrevida evocación de la estética fabril, proclamando así los valores de una sociedad progresista y supuestamente igualitaria.


En la Exposición Internacional de París de 1937 había edificios-como el pabellón de la atribulada Segunda República española, proyectado por José Luis Sert y Luis Lacasa que transmitían una sensación de liberalidad y modernidad, en marcado contraste con las severas formulaciones de los cercanos pabellones de los regímenes autoritarios. Como se ha expuesto en el capítulo 12, el acontecimiento intermedio del concurso del Palacio de los Sóviets (1931) ya había ofrecido muestras de cambio en el gusto oficial de la Unión Soviética, y había dado a entender también, por su resultado, que los mensajes de la arquitectura moderna eran sospechosos de ser demasiado crípticos para el público en general. 


Págs.371-391. “Internacional, nacional y regional: La diversidad de una nueva tradición”


El Pabellón de España en la Exposición Internacional de Paris de 1937, obra de Sert y José Luis Lacasa, estaba construido también a partir de una estructura de acero, pero tenía un patio cubierto por un toldo de doble grosor, en el centro, y estaba rematado por una rampa sinuosa. Esta era la construcción que albergaba el Guernica de Picasso y que pretendía mostrar al mundo en general los valores liberales de la Segunda República Española, por entonces en lucha (pero ya sentenciada). En términos generales, el edificio parecía una caseta de agitprop de vivos colores. Tanto la estructura exterior como la interior usaban como soporte de fotomontajes, pinturas, esculturas, mapas, estadísticas, diagramas y objetos que proclaman un espíritu progresista y populista en el que los campesinos, los proletarios, los soldados y los artistas se representaban en igualdad de condiciones. El mensaje antiautoritario estaba bastante claro y adquiría un énfasis adicional gracias al contraste inmediato con la monumentalidad opresiva y el realismo estatal de los cercanos pabellones de la Unión Soviética y el Tercer Reich. Aunque la arquitectura y el contenido venían a ser una especie de declaración “internacionalista”, también había toques españoles: las rugosas esteras rústicas de los suelos, los colores de la bandera republicana, el patio en el toldo, las tablillas para dar sombra o las mamparas para ventilar. Sert escribió sobre su ideal de una “arquitectura meridional” en la que “los nuevos materiales y sistemas constructivos de uso universal se adaptasen a las condiciones climáticas y naturales concretas, y en la que los principios locales y los recursos tradicionales (terrazas, logias, mamparas toldos etc) se transformasen en términos modernos”. En todo ello había ecos de las intenciones de una generación catalana anterior, pero sin la imaginería nacional romántica y sin el folclore vernáculo.


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BENEVOLO, L.,Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 621-669. ”Formación del Movimiento Moderno en Europa entre las dos guerras.Los progresos de la arquitectura europea entre 1930 y 1940”


Una obra que supone una convergencia casual entre la generación de 1925 y el GATEPAC es el Pabellón de España en la Exposición de París de 1937, realizado por Sert y Lacasa y para el que Picasso crearía su impresionante Guernica.


 

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