Págs.109-136 .“La ingeniería y la arquitectura en el siglo XIX”
La historia del hierro como un material de utilidad más que auxiliar en arquitectura, comienza cuando la inventiva de la revolución industrial hubo descubierto cómo se podía producir hierro industrialmente, vale decir, después de 1750. Pronto se hicieron intentos para sustituir la madera o la piedra por el hierro. El primer caso hasta ahora registrado es una extravagancia en 1752: una chimenea con columnas portantes de hierro fundido, en Alcobaca, Portugal. En Francia, hacia las décadas del 1770 y 1780, se desarrollaron usos más estructurales, con la escalera del Louvre diseñada por Soufflot en 1779-81 y con el teatro del Palais Royal por Victor Louis en 1785-90. Si en su Palacio Orlov en San Petersburgo, Rinaldi empleó vigas de hierro, eso indicaría precedentes aún no descubiertos en Italia o Francia. Algunos ejemplos tempranos comparables en Inglaterra son la linterna de hierro diseñada por Soane en 1792 sobre la oficina de valores del Banco de Inglaterra, las vigas de hierro del Palacio de James Wyatt en Kew (1801) la bóveda de hierro y vidrio de Nash en la galería de cuadros de Attingham Park en Shropshire (1810) y el Theatre Royal en Plymouth (1811-14) de Foulston, donde la madera fue prácticamente reemplazada por hierro fundido y forjado. En el continente, Ludwig Catel había sugerido ya en 1802, un techo de hierro para el proyectado Teatro Nacional en Berlín, y en 1806, Napoleón quiso que su Templo a la gloria de la Grande Armée fuese erigido proscribiendo la madera, empleando solamente piedra y hierro. Después de 1820 pueden enumerarse más casos. En Londres, el Museo Británico de Smirke tenía en su parte más antigua, la Biblioteca del Rey, vigas de hierro que databan de 1824; las del Wilkins' University College , Londres, son de 1827-28. En cuanto a las iglesias, se colocó un techo de hierro sobre las bóvedas de piedra de la catedral de Southwark, también en Londres, probablemente entre 1822 y 1825 y en la catedral de Chartres en 1836-41.
Págs.14-60. 1ªPARTE. LA FORMACIÓN DE LA CIUDAD INDUSTRIAL. “La Revolución Industrial y la arquitectura (1760-1830)”
c.- Los nuevos materiales
Todo este tipo de aplicaciones ha sido posible debido al extraordinario desarrollo de la industria siderúrgica inglesa. En las naciones del continente tal industria es todavía incipiente y a lo largo de todo el siglo XVIII las aplicaciones del hierro y de la fundición son limitadas; únicamente pueden contraponerse a los numerosos y atrevidos puentes ingleses algunos pocos puentes sin grandes pretensiones, como el de Laasan, de 19 metros, construido en 1796 por el conde Von Burghaus, o algunos puentes realizados en jardines franceses.
El régimen napoleónico alienta, en los primeros años de 1800, a la industria siderúrgica francesa; desde 1789 a 1812, la producción de hierro crece de 115.000 a 185.000 toneladas. Se posibilita, así, la realización en hierro de obras de gran envergadura: el Pont des Arts, llevado a cabo entre 1801 y 1803 por los ingenieros De Cessart y Dillon (fig. 15) y la cúpula de la sala circular de la Halle au Blé de París, construida por François J. Bélanger (1744-1818) en 1811. Tampoco Percier y Fontaine, como los arquitectos ingleses, desdeñan la oportunidad de emplear la fundición en multitud de aplicaciones secundarias y decorativas.
A partir de la Restauración se extiende en Francia el uso del hierro a un gran número de edificios. En 1824, Vignon construye con hierro la cubierta del mercado de la Madeleine; en 1830, Lenoir realiza en París un bazar totalmente de hierro; en 1833. A. R. Polonceau (1778-1847) hace el puente del Carrousel, en fundición; en 1857, la cubierta de madera de la catedral de Chartres es sustituida por una estructura de hierro revestida de cobre. En 1836 hace su aparición el Traité des constructions el poteries en fer, de Eck, y en 1837 Polonceau inventa la armadura que lleva su nombre.