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PLECNIK, Joze

  • Arquitecto
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  • 1872 - Liubiana. Eslovenia
  • 1957 - Liubiana. Eslovenia
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CURTIS William. J. “La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


Págs.287-303.La continuidad de las antiguas tradiciones” 


La mitología moderna daba a entender que estaba en el orden natural de las cosas que el historicismo y el eclecticismo fuesen reemplazados por las formas 'más verdaderas' de la arquitectura moderna. Pero el arquitecto esloveno Jože Plečnik evolucionó en la dirección opuesta, alineándose inicialmente con las tendencias vanguardistas vienesas de principios del siglo XX para luego desarrollar gradualmente un complejo lenguaje metafórico, enriquecido por el clasicismo y los estilos regionales, en las décadas de 1920 y 1930, Plečnik estudió con Otto Wagner en la década de 1890, y su casa Zacherl (1903-1905), en Viena, mostraba una atrevida sinceridad que la enfrentaba a las incrustaciones historicistas de la generación anterior, al tiempo que la alejaba también del esteticismo de la Secession; al igual que la obra de Wagner en esa época, intentaba evocar las realidades constructivas y sociales de la metrópolis moderna. Paulatinamente, el énfasis de Plečnik fue derivando hacia una transformación alusiva de fragmentos históricos que revelaba su lucha por definir el carácter sincrético, incluso reservado, de las identidades centroeuropeas que estaban reapareciendo tras la disolución del Imperio Austro-húngaro.  


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GOLDBERGER Paul., “Prólogo”  al libro de RIVERA, David., La otra arquitectura moderna. Expresionistas, metafísicos y clasicistas. 1910-1950. Edit. Reverté. Barcelona, 2017.


Págs. 7-9.…. Recordamos la amplitud de la arquitectura de la primera mitad del siglo XX, y mostramos cuanta buena arquitectura hubo que no surgió ni del restringido ámbito ideológico de la modernidad ortodoxa ni se su opuesto, ese obstinado historicismo que decidió limitarse a imitar el pasado. Figuras tan importantes como Michel de Klerk, Edwin Lutyens y Joze Plecnik usaban las formas históricas para crear una arquitectura completamente nueva que, en todas sus intenciones y propósitos, carecían de cualquier precedente; aunque esta arquitectura no rompió con el pasado de un modo tan radical como la obra de, digamos Walter Gropius, Le Corbusier o Ludwig Mies van der Rohe, no era menos novedosa y, con toda seguridad, menos creativa…. El compromiso de todos estos arquitectos consistía en hacer algo nuevo, igual que el de Gropius; pero al mismo tiempo, creíanque la arquitectura existía tanto en un contexto físico determinado por la naturaleza de su entorno, como en un contexto conceptual, lo que implicaba establecer ciertas relaciones con lo anterior. No había razón alguna – entendían estos arquitectos – para que ni los condicionantes del contexto físico ni los del contexto histórico limitasen la creatividad. De Klerk, Lutyens y Plecnik eran proyectistas de una imaginación desbordante.


 Puede que Lutyens utilizase el vocabulario clásico como punto de partida, pero sólo fue eso, un punto de partida; luego tomo el lenguaje clásico de la arquitectura y reagrupó sus piezas para crear con ellas una especie de magia totalmente original. No hay ningún edificio de Lutyenns que sea exactamente igual que algo ya visto antes; lo mismo se podría decir de otros arquitectos que reinventaron las formas tradicionales de un modo que resultaba coherente y novedoso….en una retórica moderna no muy distinta de la de Gropius y Le Corbusier, siendo sus proyectos inventivos y emocionalmente cautivadores, en un sentido que parece estar a años vista del austero y casi ascético Estilo Internacional.


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MIDANT Jean-Paul., Dictionnaire de L´architecture du XXe siècle. Editorial Hazan- Institut Français d´Architecture. 1996.


 pág. 705. “ La mitología moderna daba a entender que estaba en el orden natural de las cosas que el historicismo y el eclecticismo fuesen reemplazados por las formas “mas verdaderas” de la arquitectura moderna. Pero el arquitecto eslovaco Jose Plecnik evolucionó en la dirección opuesta, alineándose inicialmente con las tendencias vanguardistas vienesas de principios del siglo XX para luego desarrollar gradualmente un complejo lenguaje metafórico, enriquecido por el clasicismo y los estilos regionales, en las décadas de 1920 y 1930. Plecnik estudió con Otto Wagner, en la década de 1890, y su casa Zacherl 1903-1904 en Viena, mostraba una atrevida sinceridad que la enfrentaba a las incrustaciones historicistas de la generación anterior, al tiempo que la alejaba también del eclecticismo de la Secession; al igual que la obra de Wagner en esta época, intentaba evocar las realidades constructivas y sociales de la metrópolis moderna. Paulatinamente, el énfasis de Plecnik fue derivando hacia una transformación alusiva de fragmentos históricos que revelaban su lucha por definir el carácter sincrético, incluso reservado, de las identidades centroeuropeas que estaban reapareciendo tras la disolución del Imperio Austro-húngaro”.


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SUDJIC, Deyan, La arquitectura del poder. Cómo los ricos y poderosos dan forma a nuestro mundo. Edit. Ariel. Barcelona, 2007.


pág. 123. “Plecnik nació en 1872, cuando Eslovenia todavía formaba parte del Imperio austrohúngaro, y estudió en Viena. Trabajó como ayudante de Otto Wagner, el arquitecto del metro de Viena y de la Caja Postal de Ahorros, con su escultura de aluminio y su cúpula de cristal en el vestíbulo, hasta que se le impidió acceder a la cátedra de la Academia de Bellas Artes porque no era austríaco de nacimiento. Se trasladó a Praga, donde estuvo a cargo de la reforma del castillo de Praga justo antes y después de la Primera Guerra Mundial. Allí trabajó con el presidente Masaryk para convertir lo que había sido un monumento al poder absolutista de Hasbsburgo sobre sus dominios en lo que él llamó un castillo democrático, cuando, como parte del tratado de Versalles, nació la República Checoslovaca a partir del Imperior austrohúngaro. Finalmente, Plecnik volvió a Eslovenia, que para entonces formaba parte del reino de Yugoslavia. En los años de la monarquía, Plecnik asumió con sensibilidad el desarrollo de la pequeña ciudad de Liubliana, buscando nuevas maneras e interpretar las señales clásicas de la tradición autóctona del país. Plecnik sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y siguió especulando con las obras monumentales de una Eslovenia independiente, prueba de la resistencia de laYugoslavia de la posguerra a la monomanía de los gustos arquitectónicos de Stalin.”


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