Págs. 621-669.”Formación del Movimiento Moderno en Europa entre las dos guerras. Los progresos de la arquitectura europea entre 1930 y 1940”
5.- España.
Por otra parte, como ya se apuntó, fuera de los arquitectos pertenecientes al GATEPAC y a la generación de 1925 existen algunos otros, a los que Bohigas ha denominado racionalistas al margen, que con mayor o menor convencimiento y acierto van procurando su incorporación a las nuevas tendencias.
Entre estos arquitectos que después de realizada una obra de cierta consideración, dentro de la arquitectura ecléctica, se incorporaron con mayor o menor fortuna a las nuevas tendencias, destacan sobre todos las figuras de Secundino Zuazo (1887-1970) y Francesc Folguera (1891-1960) que en los primeros años de la década de 1930-1940 son capaces de producir dos trabajos tan excepcionales y renovadores como la casa de las Flores (1930-1932) y la casa de San Jorge (1929-1931) situadas en Madrid y Barcelona respectivamente. Estos edificios constituyen dos de las obras más importantes realizadas por arquitectos españoles en lo que va de siglo y a través de ellas sus autores rompían en cierto modo con una trayectoria anterior ligada a los convencionalismos al uso. Tanto Folguera como Zuazo mantendrán esta línea renovadora en algún edificio posterior, como la casa El Llorà (1935), en Collsacabra, del primero, o las madrileñas Torres de Cea Bermúdez (1955) del segundo, aunque sin alcanzar ya el nivel vanguardista y polémico de las primeras.
Otro caso notable de adscripción por vía propia a las nuevas corrientes arquitectónicas lo tenemos en la obra de gran interés en su conjunto realizada por Víctor Eusa (n. 1894), en la que se conjugan elementos tal vez procedentes de Wright y Dudok, dando lugar a soluciones muchas veces elaboradas mediante interpretaciones de un destacado acento personal.
Ángel Pérez, Pedro Ispizua, Javier Ferrero, Mestres Fossas, José Goday, Antonio y Ramón Puig Gairalt, Pedro Benavent, Javier M. Feduchi, Joaquín Llovet, Cayetano Borso, Enrique Viedma, Joaquín Rieta, etc., son algunos de los arquitectos cuya producción se aproxima en uno u otro momento a las corrientes de vanguardia llegando a producir obras meritorias aunque a veces aisladas e incluso inconexas con el resto de su labor. Entre estos arquitectos que por una vía individualista persiguen su incorporación a las nuevas tendencias europeas y que alternan, dentro de su labor, los edificios más o menos sujetos al nuevo estilo, con otros de carácter marcadamente convencional, se encuentra asimismo Ramón Raventós (1892-1971) que con su casa barcelonesa de la calle de Lérida iniciada en 1928 parece anticiparse a todos ellos, si bien dicha obra supone un hecho insólito dentro de su producción.
----