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El Team 10 o Team X fue un grupo de arquitectos que se iniciaron en julio de 1953 en el congreso C.I.A.M. IX, desde donde introdujeron sus doctrinas al urbanismo. Se dieron a conocer con el Manifiesto de Doorn, en el que reflejaban sus ideas de arquitectura y urbanismo. Los integrantes del Team X exponían y analizaban problemas arquitectónicos, de manera que sus escritos no constituían dogmas, sino ideas y opiniones.
El TEAM X, contribuye a sustituir la concepción segregada de las funciones urbanas, por una concepción integradora, desplazando el interés urbanístico hacia los lugares y los modos en los que las relaciones sociales se producen.
La ciudad se constituye como una jerarquía de sistemas configurativos superpuestos. Se trata de un sistema complejo, único, a diferentes escalas.
El grupo consistía principalmente de los siete miembros más activos y con mayor responsabilidad en el discurso del grupo: Jaap Bakema, Georges Candilis, Giancarlo de Carlo, Aldo Van Eyck, Alison y Peter Smithson y Shadrac Woods.


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FRAMPTON Kenneth.,  Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Pág.273-383.“Las vicisitudes de la ideología: los CIAM y el Team X, crítica y contracrítica, 1928-1968” .


...A mediados de los años sesenta, la mayoría de los miembros del Tearn X seguían sin percatarse de este asunto; salvo Van Eyck, Woods y De Carlo, preterían hacer caso omiso a la destrucción del patrimonio urbano en nombre de la especulación. La capacidad postulante del Team X quedó paralizada en esa coyuntura, con sus energías creativas agotadas frente a una situación imposible. Paradójicamente, lo que ha perdurado de su trabajo no es tanto su visión arquitectónica como el poder sugestivo de su crítica cultural.


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COLQUHOUN Alan.,  La arquitectura moderna. Una historia desapasionada. Gustavo Gili.Barcelona. 2005. 


Págs. 209- 229.“De Le Corbusier a las megaestructuras: visiones urbanas, 1930-1965” 


Los CIAM y el Team X tras la II Guerra Mundial, la doctrina urbana tácitamente aceptada por los arquitectos del movimiento moderno fue promovida por los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM). Los CIAM se habían fundado en 1928 como plataforma internacional del movimiento moderno, al que por entonces se oponían amplios sectores de la profesión. Rápidamente se formaron delegaciones en los distintos países de Europa occidental y América. La primera reunión se celebró en La Sarraz, Suiza, en la casa de Helene de Mandrot,  acaudalada mecenas de las artes que había apoyado con entusiasmo el Art Déco hasta que Le Corbusier y Giedion la persuadieron de que abrazase la causa de la arquitectura moderna (y que encargara a Le Corbusier una casa en Le Pradet, cerca de Tolón, el año siguiente)." Se celebraron otras cuatro reuniones más antes de la II Guerra Mundial. La vivienda y el urbanismo se convirtieron pronto en el principal foco de atención de esos congresos. Los primeros debates reflejaban el conflicto entre los izquierdistas, que entendían el movimiento como uno de los brazos de la revolución socialista, y los liberales, para quienes los objetivos del movimiento eran primordialmente culturales y técnicos. A partir de 1930, cuando la mayoría de los izquierdistas se trasladaron a Rusia, los CIAM estaban cada vez más dominados por Le Corbusier y por el secretario general de la organización, el citado Sigfried Giedion. La doctrina urbana de los CIAM quedó consagrada en la Carta de Atenas. Publicada por Le Corbusier en 1942, cuando Francia estaba bajo la ocupación alemana, este documento era una versión sustancialmente modificada por Le Corbusier de las actas no publicadas de la 4" reunión de los CIAM, que había tenido lugar a bordo del vapor Patris en su travesía desde Marsella hasta Atenas en 1933. La mayor parte del libro era una reafirmación de tópicos tan generales que podían ser aceptados por casi todo el mundo, pero su tono era estrictamente racionalista y analítico, y se basaba en un sistema clasificatorio que dividía la ciudad en cuatro funciones estancas: la residencia, el trabajo, el esparcimiento y la circulación. Este enfoque cartesiano y formalista de los complejos problemas de la ciudad resultó inaceptable para los miembros más jóvenes de los CIAM que se incorporaron después de la guerra.


A pesar de las ideas reflejadas en la Carta de Atenas, el propio Le Corbusier como ya hemos visto se había ido apartando paulatinamente de su racionalismo inicial, aunque nunca había renegado totalmente de él. Era esta ambigüedad la que le permitía seguir siendo una figura importante para la generación de posguerra, que entendía que sus ideas habían sido trivializadas por la mayor parte de la segunda generación de arquitectos modernos, es decir, los nacidos en la primera década del siglo XX. Se formó una especie de alianza entre Le Corbusier y esos jóvenes, quienes -con la complicidad del maestro— comenzaron a desempeñar un papel dominante en los debates de los CIAM a partir del 9º congreso, celebrado en Aix-en-Provence (1953). En 1954, después de que los holandeses del grupo de Doorn hubiesen repudiado explícitamente la Carta de Atenas, el consejo de los CIAM encomendó a ese grupo de Doorn, entonces ampliado, la organización de la 10ª reunión, que se celebrará en Dubrovnik en 1956. En este momento, el grupo salido de Doorn comenzó a llamarse Team X (Equipo 10, por el número del congreso)."


Dubrovnik sería la última reunión de los CIAM en su formato antiguo. Como resultado del conflicto irresoluble que se suscitó durante la reunión entre la generación intermedia y la más joven, los CIAM -que claramente habían dejado de representar un movimiento moderno monolítico-se disolvieron y fueron reemplazados por un nuevo grupo de investigación de los CIAM en torno a las relaciones sociales y visuales. El primer y único congreso celebrado bajo estos nuevos auspicios tuvo lugar en Otterlo, Holanda, en 1959. Fue en esa reunión donde los arquitectos británicos Alison y Peter Smithson (1928-1993 y 1923-2003, respectivamente) y el holandés Aldo van Eyck (1918-1999) atacaron a los «contextualistas italianos (véase la página 187).


El Team X se oponía no sólo a la Carta de Atenas, sino también a la nueva monumentalidad. Es cierto que esta última, al igual que el Team X, querían reintroducir en la arquitectura moderna la experiencia de la comunidad, pero mientras que la nueva monumentalidad pretendía crear los símbolos de esa comunidad dentro de un marco urbano que seguía siendo racionalista, el Team X quería una arquitectura que fuese la expresión de la comunidad. Mientras que la primera aceptaba la arquitectura como una representación interpuesta, el segundo buscaba un lenguaje primario en el que la forma y el significado fuesen una sola cosa. Al atacar la Carta de Atenas, los Smithson proclamaban: «Nuestra jerarquía de las relaciones está tejida en un ámbito continuo y modificado que representa la verdadera complejidad de las relaciones humanas [..) somos de la opinión de que una jerarquía de las relaciones humanas debería reemplazar a la jerarquía funcional de la Carta de Atenas. Para ellos, la clave de la comunidad en la ciudad no residia en un centro urbano separado, compuesto de edificios públicos representativos, sino en el ámbito de la propia vivienda, donde se podían establecer unas relaciones más inmediatas entre el núcleo familiar y la comunidad.


Sin embargo, es importante darse cuenta de que, pese a la manifiesta oposición del Team X a la teoría urbana racionalista de Le Corbusier, era del propio Le Corbusier del que extraían una parte importante de su inspiración. Esto es aplicable en particular a los Smithson, pero también a Georges Candilis (1913-1995), Alexis Josic (n. 1921) y Shadrach Woods (1923-1973), que habían formado parte del equipo de proyecto que trabajó en la Unité d'Habitation de Marsella. El proyecto de concurso de los Smithson para las viviendas obreras de Golden Lane, de 1952, era esencialmente una modificación del proyecto residencial à redents de Le Corbusier para el flor (manzana) número 6 de París, con su adaptación flexible a las contingencias de la erradicación de las zonas insalubres y sus calles en el aire.


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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


Págs. 437-451."La Unité d´habitation de Marsella como prototipo de vivienda colectiva” 



Esta reacción, con su dependencia subyacente de los maestros, llevó a la organización de la reunión de los CIAM en Dubrovnik en 1956 a cargo del “Team X” (o Team Ten, en referencia al número del congreso), un grupo internacional de arquitectos, en su mayoría alrededor de los 30 años, que deseaban recuperar el impulso moral y heroico de la arquitectura moderna anterior, pero canalizándolo de un modo consecuente con un mundo transformado del todo. Para ellos, la Unité de Marsella resultaba carismática: su filosofía tenía sus raíces en el utopismo del movimiento moderno de pre guerra, pero sus formas encarnaban una nueva sensibilidad que se adecuaba a su talante. Esencialmente, su actitud era ambivalente. El mismo absolutismo que daba al edificio su fuerza convincente era también contrario a su pluralismo. Pero, como prototipo, la Unité era indiscutible. El problema consistía en transformar sus enseñanzas fundamentales en una terminología más flexible a tono con las ciudades, las sociedades y los climas concretos.


La idea de la Unité había sido publicada mucho antes de que se terminase el edificio, con lo que el teorema ya había influido en numerosos conjuntos de viviendas de finales de los años 1940 y principios de 1950. Las actitudes críticas encarnadas más tarde en el Team X también habían estado fermentando durante algún tiempo. Una de las formulaciones más contundentes de esa nueva actitud se había concebido incluso antes de la reunión de Aix: la propuesta residencial “ATBAT” para Marruecos (1951-1956), de Vladimir Bodiansky y Shadrach Woods. La idea había sido crear un hábitat colectivo a tono con el clima, la cultura y el contexto locales. Por tanto, los arquitectos trataron de abstraer algunos rasgos de los espaciales de la ciudad tradicional del norte de África y cruzar el orden con útiles recursos de la idea de la Unité como “la calle en el aire”, el “brise-soleil balcón” y la terraza de cubierta. Evidentemente, las dos fuentes se podían  combinar; de hecho, es posible que el apretado conglomerado de las ciudades norteafricanas que vio Le Corbusier en la década de 1930 inspirase algunos rasgos de la Unité en primer lugar....


...Esta reacción, con su dependencia subyacente de los maestros, llevó a la organización de la reunión de los CIAM en Dubrovnik en 1956 a cargo del “Team X” (o Team Ten, en referencia al número del congreso), un grupo internacional de arquitectos, en su mayoría alrededor de los 30 años, que deseaban recuperar el impulso moral y heroico de la arquitectura moderna anterior, pero canalizándolo de un modo consecuente con un mundo transformado del todo. Para ellos, la Unité de Marsella resultaba carismática: su filosofía tenía sus raíces en el utopismo del movimiento moderno de pre guerra, pero sus formas encarnaban una nueva sensibilidad que se adecuaba a su talante. Esencialmente, su actitud era ambivalente. El mismo absolutismo que daba al edificio su fuerza convincente era también contrario a su pluralismo. Pero, como prototipo, la Unité era indiscutible. El problema consistía en transformar sus enseñanzas fundamentales en una terminología más flexible a tono con las ciudades, las sociedades y los climas concretos.


La idea de la Unité había sido publicada mucho antes de que se terminase el edificio, con lo que el teorema ya había influido en numerosos conjuntos de viviendas de finales de los años 1940 y principios de 1950. Las actitudes críticas encarnadas más tarde en el Team X también habían estado fermentando durante algún tiempo. Una de las formulaciones más contundentes de esa nueva actitud se había concebido incluso antes de la reunión de Aix: la propuesta residencial “ATBAT” para Marruecos (1951-1956), de Vladimir Bodiansky y Shadrach Woods. La idea había sido crear un hábitat colectivo a tono con el clima, la cultura y el contexto locales. Por tanto, los arquitectos trataron de abstraer algunos rasgos de los espaciales de la ciudad tradicional del norte de África y cruzar el orden con útiles recursos de la idea de la Unité como “la calle en el aire”, el “brise-soleil balcón” y la terraza de cubierta. Evidentemente, las dos fuentes se podían  combinar; de hecho, es posible que el apretado conglomerado de las ciudades norteafricanas que vio Le Corbusier en la década de 1930 inspirase algunos rasgos de la Unité en primer lugar....


...La preocupación por las cualidades primarias del cobijo, el recinto y el recorrido, comprendidas en parte a raíz del estudio de estructuras urbanas tradicionales, iba acompañada de cierta obsesión por la noción de ‘lugar’ en numerosos proyectos de principios de los años 1960. Las ideas utópicas del periodo de preguerra parecían conllevar la imposición de un orden nuevo y más ‘racional’ a la contextura de la metrópolis, pero el resultado había sido con frecuencia una espectacular ruptura entre lo nuevo y lo viejo. Los arquitectos asociados al Team X deseaban afrontar las exigencias de una sociedad del automóvil y edificar con materiales constructivos industrializados, pero de manera que se conservase el sentido de la identidad urbana o rural. Por tanto, había que encontrar formas que permitiesen una transición gradual entre el tejido antiguo y el objeto nuevo. Los espacios urbanos y los edificios singulares debían aglutinarse en un nuevo orden solapado, más complejo de lo que era habitual en el urbanismo moderno. No resulta sorprendente descubrir que las teorías urbanas de Camilo Sitte se volviesen a estudiar con avidez en este período. Más aún, al significado social de la calle (que Le Corbusier había pasado por alto con su destrucción de la ‘rue corridor’ o ‘calle corredor’ tradicional) se le dio un nuevo énfasis. Incluso los conceptos de la ‘calle-puente’ de los Smithson parecían carecer de una conexión suficientemente rica con los recorridos urbanos existentes y con el espacio de lo verdaderamente público.


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MONTANER, Josep María.,  Sistemas arquitectónicos contemporáneos. Gustavo Gili. Barcelona, 2008. 


Págs.. 90-115. “Universos de la realidad y del tiempo” 


Otra posición, que media entre el estricto racionalismo y la idealización de la naturaleza, crea a partir de las preexistencias y datos que aporta la realidad como fenómeno visible, confiando en su certeza. Los sistemas formales generados por el realismo parten de la voluntad de adaptación al contexto. Son sistemas de objetos generados por la máxima atención a la realidad -que cierta literatura traslada a la narración y cierto cine al documental- y a los valores de las preexistencias ambientales, tal como las definió Ernesto Nathan Rogers. En la posición del realismo encontramos una pulsión ética hacia la búsqueda de una verdad sensible, demostrando que en el arte, la arquitectura y el urbanismo existe la posibilidad de una honestidad estética, más allá de la legal, civil y judicial. Sería funcionalismo no dogmático, que atiende a los fenómenos de la realidad sin a priori formales. Desde los planteamientos de una arquitectura social y política, se proponen formas generadas con la participación de los usuarios, en las que la intervención del tiempo se toma como factor positivo y creativo. Es, en definitiva, el arte y la arquitectura de lo que históricamente se ha denominado el "realismo social", que ponen énfasis en el ser humano, en el "humanismo". Y aunque tengan diferencias, el libro tiene en cuenta los sistemas de objetos encontrados creados por el arte pop, configurados a través del filtro mediático de la representación de la realidad.


Vigencia de las formas de la realidad: el cine documental


El realismo constituye una vieja tradición en el pensamiento occidental, a partir de la filosofía griega y de la Física de Aristóteles; un pensamiento que desde el siglo XIX se ha extendido por distintas disciplinas y contextos culturales. El realismocomo posición no implica tipos de formas, sino que define métodos de análisis, interpretación y creación que deben partir de los datos empíricos y que utilizan los materiales creativos más próximos a la realidad. Al argumentar la primacía y la complejidad de la realidad, Albert Camus(1913-1960) escribió: "El arte, en cierto sentido, es una rebelión contra el mundo en lo que éste tiene de fugitivo e inacabado: no se propone, pues, sino dar otra forma a una realidad que, sin embargo, está obligado a conservar, porque es la fuente de su emoción. En este sentido todos somos realistas y nadie lo es. El arte no es ni el repudio total de lo que existe, ni la aceptación total de lo que existe. Es, al mismo tiempo, repudio y aceptación. Y por esto, no puede ser sino un desgarramiento perpetuamente renovado. El artista se encuentra siempre en esta ambigüedad, incapaz de negar lo real y, sin embargo eternamente dedicado a discutirlo en lo que lo real tiene de eternamente inacabado".' El realismo progresista de Albert Camus, por tanto, se nutre de una realidad que al mismo tiempo es necesario transformar. En la arquitectura, el urbanismo y el paisajismo, el desafío del realismo comporta la búsqueda de formas para proyectar sobre las preexistencias, entendiendo los sistemas existentes como el punto de partida. De ahi que los arquitectos del Team 10inventaran las formas de los clusters y de los mat-buildingscomo estrategias formales, pragmáticas y experimentales para adaptarse mejor a una realidad en evolución, para infiltrarse entre los intersticios de lo existente, para dejar que el tiempo intervenga como proyectista.


Págs.. 90-115.“Universos de la realidad y del tiempo” 


Clusters o racimos, según el Team 10


Esta voluntad de acercarse a la realidad y de proyectar una arquitectura abierta a la intervención modeladora del tiempo tuvo especial intensidad en la década de 1950 entre los arquitectos de la llamada tercera generación y los miembros del Team 10. No es casual que las fotografías realistas de Nigel Henderson, que mostraban la vida en la calle y los juegos infantiles en barrios populares de Londres, fueran utilizadas como argumento de partida por Alison y Peter Smithsonen las reuniones del Team 10.El esfuerzo de la generación del Team 10 para crear sistemas formales complejos y de gran escala, capaces de adaptarse a la realidad existente de la ciudad y el paisaje, llevó esencialmente a dos tipos de lógicas, descubiertas sucesivamente: los clusters y los mat-buildings, que surgen de la evolución formal a partir de las articulaciones e intersecciones de la arquitectura modernaEn los clusters las articulaciones se estiran y deforman hasta ser más irregulares y versátiles, abiertas y orgánicas. Los mat-buildings son intersecciones que se van repitiendo hasta formar un entramado, un sistema modular perceptible. Partiendo de una voluntad científica y sistemática, clusters mat buildings tienen la capacidad de la indeterminación funcional y pueden ir creciendo y repitiéndose sin límites. A finales de la década de 1950, dentro de las búsquedas del Team 10, y especialmente en los esquemas de Alison y Peter Smithson, el cluster constituye un momento clave, cuando se vuelve a explicitar la experimentación de nuevas formas a escala urbana que sean lo más versátiles posible y que contribuyan a otorgar identidad a cada edificio, que se adapten a las arquitecturas preexistentes, a la diversidad de tejidos urbanos y a las irregularidades de la topografía, y que puedan crecer. A las preocupaciones contemporáneas por la nueva monumentalidad, el Team 10 respondió con la opción del realismo y de la disolución del objeto único; y a la repetición de los tipos de vivienda se contrapuso una variedad de soluciones que superasen los mecanismos establecidos de la intersección y el campus mediante el mecanismo del clustering, es decir, formas versátiles, abiertas, arracimadas y específicas. Se buscó, en definitiva, la expresión de la identidad y una mayor capacidad de adaptabilidad a cada contexto. Las formas arracimadas de los clusters son un paso más allá del urbanismo articulado y vertebral de Bakema y Van den Broek y de los redentsde Le Corbusier: son asimétricos, no repetitivos y orgánicos. De la inspiración cartesiana en el purismo del neoplasticismo holandés se pasa a inspirarse en las formas libres del expresionismo abstracto, tal como escribieron textualmente Alison y Peter Smithson en Urban structuring"A principios de la década de 1950 era necesario mirar las pinturas de Jackson Pollocky las esculturas de Eduardo Paolozzipara obtener un sistema completo de imágenes, un orden con una estructura y una cierta tensión, en la que cada parte correspondiera, de una manera nueva, a un nuevo sistema de relaciones.También el arquitecto Eero Saarinenutilizó clusters en algunos de sus proyectos, como los colleges Ezra Stiles y Morse en la Yale University, en New Haven(1958-1962), donde creó un sistema orgánico, inspirado en un pueblo medieval, en el que la forma de cluster se desarrollaba en tres escalas: la de los espacios encadenados de cada habitación; la de cada agrupación en torno a espacios multifuncionales, patios, calles peatonales y escalonadas; y la de cada unos de los dos colleges, identificables dentro del campus.


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BENEVOLO, L.,  en Historia de la arquitectura Moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona,1987.


Págs. 942-1023“ El cambio de los años sesenta”


En la década de los años sesenta tiene lugar un cambio que tan sólo hoy, con el paso del tiempo podemos valorar; por un lado, la arquitectura moderna se extiende por todo el mundo, y acumula unos resultados cada vez más numerosos y más variados; por otro lado, pierde las características de un movimiento unitario, con las características de los cincuenta años anteriores.


Este viraje se evidencia antes en los hechos que en las discusiones teóricas, e intentaremos captarlo por medio del examen de cinco series de acontecimientosla crisis de las formas de asociación propias de los cincuenta años anteriores, la muerte de los maestros, las experiencias proyectuales de grandes dimensiones – que ponen  a prueba de forma real, los modelos de agregación estudiados anteriormente-, el debate sobre la ciudad y el que se refiere a las nuevas tendencias arquitectónicas. 


1.-La crisis de los CIAM Y EL TEAM X.


La importancia de los CIAM, creados en 1928 en La Sarraz, decae con el tiempo. De 1928 a 1930 aportaron una contribución fundamental a la nueva cultura arquitectónica; de 1930 a 1951 sirven para comparar y sintetizar las experiencias empezadas en todo el mundo, conservando un amplio consenso, a partir de 1953 se evidencian, más bien, los desacuerdos entre los distintos grupos pertenecientes a varias generaciones y a países distintos, comprometidos en determinadas búsquedas cada vez más heterogéneas.


En 1953, en Aix en Provence, los “jóvenes” que no tuvieron una experiencia directa en la fase final del movimiento – Candillis (1913), Bakema (1914), Van Eyck (1918) y los Smithson (1923 y 1928) – critican, en línea de principio, las fórmulas teóricas nacidas de las reuniones anteriores, a partir de la Carta de Atenas de 1941 hasta la relación de Sert referente al CIAM de 1951, dedicado al “corazón de la ciudad”, y presentan sus primeros proyectos importantes – el Alexanderpolder y el Golden Lane, basados en un acercamiento más complejo a la realidad del ambiente urbano.


Estos arquitectos son los encargados de la preparación del décimo congreso; se organizan en un grupo, que toma el nombre de Team X. El grupo se reúne en 1954 en Doorn y en 1955 en Paris; convocan a otros arquitectos de una línea similar, entre los cuales se encuentra Ralph Erskine y toman contacto con Le Corbusier. El décimo CIAM tiene lugar en Dubrovnik en 1956, sin la presencia de los viejos dirigentes que dimiten. Le Corbusier, con su habitual inteligencia, acepta de buen grado este viraje y escribe en aquella ocasión: "Los que ahora tienen cuarenta años -nacidos hacia 1916, en medio de guerras y revoluciones- y los que por entonces aún no habían venido al mundo y que ahora tienen veinticinco años -nacidos hacia 1930, durante los preparativos para una nueva guerra y en medio de una profunda crisis económica, social y política-. todos aquellos que se encuentran, por tanto, en el corazón del presente, son los únicos capaces de entender los problemas reales de manera personal y profunda, las metas que buscar, los medios para alcanzarlas, la percuta urgencia de la situación actual. Son ellos los entendidos. Sus antecesores ya no lo son; están acabados; ya no están sometidos al impacto directo de la situación."


Pero la nueva “situación” no se presta a una resolución con formulaciones de principio, y a la vieja dirección sucede un comité de coordinación presidido por Bakema, que se encarga de preparar, en 1959, una confrontación – lo más amplia posible -  entre las experiencias en curso.


Para esta reunión decisiva se escoge el Museo Kroller-Muller, construido por Van de Velde en Otterlo, Holanda.  Los participantes provienen de todo el mundo – entre ellos Kenzo Tange de Japón, Louis Kahn de Estados Unidos -  y presenta sus obras, pero sólo unos pocos (Bakema y Van den Broek, con el plan de Noord Kennermeerland y los Smithson con los proyectos de Coventry y del centro de Berlín) siguen proponiendo una metodología común, válida a escala internacional.  La discusión demuestra que esta exigencia no es compartida por la mayoría de los arquitectos, y sólo queda recoger la documentación de los dibujos de las declaraciones y de los debates que saldrán, en 1961, como primer volumen de una colección del editor Karl Kramer de Stuttgart. Desaparece así, la finalidad fundamental de la serie de los congresos, y los participantes,  en su última reunión, deciden separar su actividad de la sigla de los CIAM poniendo así fin a la institución.


El TEAM X – al que adhiere también el polaco Jerzu Soltan (1913), el español José Antonio Coderch de Sentmenat (1913-1984) y el italiano Giancarlo de Carlo (1919)- será el punto de referencia de las personas todavía interesadas en la elaboración  de una metodología colectiva y, como instrumento de comunicación, utiliza la revista Forum, holandesa, y la Architectural Desing, inglesa. Una reunión particularmente comprometida tiene lugar en 1962, en Royaumont, cerca de Toulouse, donde se levanta el barrio Le Mirail de Candillis, Josic & Woods. En 1962 y 1964 se publica por iniciativa de los Smithson, un anuario de la actividad  de sus miembros – Team X Primer-. Pero ya en la mitad de los años sesenta, después de la reunión de Urbino de 1966, se manifiesta, incluso en este grupo tan reducido, una evidencia divergente; una de las reglas metodológicas de la polémica en contra de la Carta de Atenas - la adhesión a la realidad en sus articulaciones locales y particulares – lleva a cada cual hacia un itinerario distinto, que, con el pasar de los años, se revela “irreducible “ a un movimiento común.  Por lo demás, el TEAM X evitó siempre cualquier intento de cristalizar su búsqueda en un “manifiesto” o en una “carta”, y aceptó el desafío continuo de la realidad en movimiento, dando así prueba de que las formas habituales del debate cultural ya no tienen utilidad en el mundo contemporáneo. Durante aproximadamente un decenio lo miembros del TEAM X se sitúan en la vanguardia de la búsqueda arquitectónica, y la totalidad de sus resultados – independientes pero comparables- representan de forma adecuada la nueva fase del Movimiento Moderno, que actúa sin ampararse en determinadas fórmulas y en modelos preestablecidos. Los Smithson realizan finalmente, entre 1966 y 1972, un barrio de una amplitud adecuada, los Robin Hood Gardens para el Greater London Council. Van Eyck realiza unos pocos edificios, de dimensiones reducidas pero de gran significación; la escuela infantil de Amsterdam (1957-60), la iglesia protestante de su pueblo natal, Drienbergen (1965), y una iglesia católica en La Haya (1968-70). El tema de Candillis,Josic & Woods, que se disuelve en 1970, encuentra dos oportunidades de excepcional magnitud, el barrio de Toulouse-Le-Mirail, iniciado en 1961, y la Freie Universität de Berlin, iniciada en 1965. Bakema y Van der Broek realizan, además de los barrios de los que hablaremos en el apartado 3, una parte de los edificios de la Universidad de Delf (1959-73) y el Ayuntamiento de Terneuzen (1963-1972) y el de la ciudad alemana de Marl (1958-1967), manteniendo firme el propósito de la continuidad entre las distintas escalas de proyectación. De Carlo dedica largos años a la planificación de Urbino (1958-1963) y a la realización de los edificios universitarios de este mismo centro (a partir de 1962 en adelante), magistralmente relacionados con la escala y el paisaje de la antigua ciudad.


Más tarde hubo varios intentos para resucitar los CIAM. Hay que recordar el ICAT (International Congress for Architecture and Townplanning), promovido por el lusemburgues Jos Weber, junto a un grupo de arquitectos europeos, en su mayoría alemanes, que se reunió en Otterlo, en 1982; en Hamburgo en 1983, y en Copenhaguen en 1984, con la participación de algunos personajes del ciclo anterior, Cor Van Eesteren y Alfred Roth. Pero el contraste entre esta fórmula y los recientes desarrollos es irremediable, y las finalidades propuestas (la continuidad de la proyectación y de la construcción, el intercambio de experiencias, la búsqueda de soluciones comunes) deberán definirse de nuevo, con otros instrumentos.


 


 


 


 


 

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