págs.1107-1165.“Ambientes Victorianos”
pág.1128. La América victoriana.
Era una época de un eclecticismo exhuberante y de un laissez-fairearquitectónico lleno de energía y sin ley. Despreocupados incluso de la pretensión del rigor arqueológico, los edificios se componían como si debieran demostrar que todas las culturas humanas eran canteras adecuadas para su nación triunfante. En su Arquitectura de Granjas de 1866 Samuel Sloan, habiendo invocado a San Marcos de Venecia por su fusión del románico y el gótico, continua diciendo: «Sin condenar lo que se ha hecho... sentenciamos que la imitación servil es indigna del genio y del espíritu del pueblo americano». La idea era alcanzar una amplitud mucho mayor, inventar e improvisar.
A pesar de la guerra y de la depresión de 1873, el país estaba experimentando un desarrollo sin precedentes. Los ferrocarriles, minas y acererias iban abriendo camino. La bonanza de las granjas del Medio Oeste convirtió la producción de trigo en un gran negocio. Se estaban amasando inmensas fortunas, y el poder del dinero se estaba convirtiendo en el nuevo idealismo. El alarde de riqueza era prueba de dignidad; la falta de control era exaltada como individualidad. La cantidad, el desorden y el despilfarro omnipresente son lecturas negativas de lo que eran virtudes para los victorianos: sustancialidad, variedad complejidad. A ellos les gustaban las habitaciones densamente apiñadas, llenas de muebles ornamentados y de curiosidades, máximas enmarcadas y grabados de temas edificantes o sentimentales; casas pintadas de colores alegres con siluetas irregulares, elementos sobresalientes o en proyección, crestas, ménsulas, volutas y fanales; los edificios públicos de gran tamaño, de piedra y cuajados de ornamentación, elevándose hasta altos tejados en mansardas o potentes torres.
El irrefrenable vigor de esta arquitectura se apoyaba en el punto más alto de una tecnología mecánica en ascenso. Las máquinas cortaban la piedra y la madera y ponían a punto todo tipo de detalles de metal o manufacturados para su transporte. Los ascensores hacían aprovechables los edificios más altos, y cambiaban los hábitos de su ocupación. La estructura prefabricada, inventada en Chicago en la década de 1830, podía ahora tomarse en serio debido a la producción en masa de vigas de madera de gran dimensión y a los clavos fabricados a máquina, y a su inmediata distribución por ferrocarril. En este sistema de construcción, los clavos formaban una línea continua verticalmente desde los umbrales hasta las vigas, y las tablas del suelo estaban claveteadas en su parte posterior. Puesto que los componentes eran ligeros e intercambiables y los clavos estaban distribuidos de una manera determinada, las casas podían ser levantadas rápidamente por grupos relativamente poco cualificados. Comparado con la pesada estructura rígida de los días coloniales, la estructura prefabricada estructura-globo permitía una mayor flexibilidad en la distribución de los espacios interiores, y lo construido podía ser modificado o ampliado con facilidad. El sistema era popular en las ciudades nuevas del Medio Oeste y en los establecimientos mineros y comerciales de más allá. Se adaptaba idealmente a los grandes graneros que ahora aparecían en las zonas rurales, con espaciosos interiores libres para el almacenamiento de grandes cantidades de heno y de una abultada maquinaria. La casa prefabricada fue promocionada como el cottagede verano ideal para la clase media, aproximándose en la forma a los experimentos anteriores del Stick Style.