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VARGAS LLOSA Mario., La civilización del espectáculo. Alfaguara. Madrid, 2012.


LIPOVETSKY Gilles, SERROY Jean., La cultura-mundo. Respuesta a una sociedad desorientada


Pág. 26 Buen número de trabajos en los últimos años han buscado definir los rasgos característicos de la cultura de nuestro tiempo en el contexto de la globalización, la mundialización del capitalismo y los mercados y la extraordinaria revolución tecnológica.


Este libro nos habla de una cultura global, de una cultura del mundo (anuncio de San Miguel), con el eclipse progresivo de las fronteras por obra de los mercados, le revolución científica y tecnológica (sobre todo en el campo de las comunicaciones), viene creando, por primera vez en la historia unos denominadores culturales de los que participan sociedades e individuos de los 5 continentes, que se van acercando e igualando pese a las distintas lenguas, creencias y religiones.


 La cultura ha dejado de ser elitista, erudita y excluyente y se ha convertido en una genuina cultura de masas… que quiere ofrecer novedades accesibles para el público más amplio posible que distraiga a la mayor cantidad posible de consumidores. Su intención es divertir y dar placer, posibilitar una evasión fácil y accesible para todos, sin necesidad de formación alguna, sin referentes culturales concretos y eruditos. “Lo que inventan las industrias culturales no es más que una cultura transformada en artículos de consumo de masas”.


Esta cultura de masas… nace con el predominio de la imagen y el sonido sobre la palabra…. con la pantalla (Wollit), ejem. El cine de Hollywood que llega a todas partes sin necesidad de una formación profunda para entender. Este proceso se ha acelerado con la revolución cibernética, la creación de las redes sociales y la universalización de Internet. La información ha roto todas las barreras. “El consumidor real se ha convertido en consumidor de ilusiones”. “El mundo de la pantalla ha deslocalizado, desincronizado y desregularizado el espacio-tiempo de la cultura”. Lo que no está claro es si lo que los autores llaman cultura mundo o cultura de masas, en la que incluyen la cultura de marcas, sea en sentido estricto cultura. Ellos dan por descontado que sí, Vargas Llosa no lo tiene tan claro. Duda de que la cultura de masas, sea cultura en sentido estricto.


La nueva cultura planetaria y el individualismo extremo.


La publicidad y las modas que lanzan e imponen los productos culturales en nuestro tiempo son un serio obstáculos a la creación de individuos independientes, capaces de juzgar por sí mismos que les gusta, qué admiran… etc. La cultura mundo en vez de promover al individuo, lo aborrega, privándolo de lucidez.


Otra afirmación de los autores poco fundada es suponer que, como millones de turistas visitan la Acrópolis o el Louvre… la cultura goza de una elevada legitimidad. Los autores no advierten que esas visitas multitudinarias… no pueden representar un interés genuino, sino un snobismo…. Obligaciones del perfecto turista.


 


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