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Thomas Carlyle

CARLYLE, Thomas

  • Historiador, critico social y ensayista
  •  
  • 1795 - Ecclefechan. Reino Unido
  • 1881 - Londres. Reino Unido

BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 157-174.“Los intelectuales y el público frente al nuevo ambiente 


Desde 1830, cuando se proceda a la “reorganización”, descrita en el capítulo II, se empieza a considerar la revolución industrial con el suficiente distanciamiento como para intentar una primera sistematización histórica. En 1835, E. Baines publica la primera historia de la industria del algodón en Inglaterra, y A. Ure la Filosofía de las manufacturas, donde hace apología de la gran industria mecánica; en 1838 aparece la primera edición del Progreso de la Nación de G.B.Porter, en el cual y en las ediciones sucesivas en 1846 y 1850, da cuenta de los últimos pasos de desarrollo. F.Le Play dirige una amplia encuesta sobre las condiciones de los trabajadores en toda Europa, que se publica en seis tomos en 1885. En 1843 y 1845 aparecen dos obras célebres, que juzgan la revolución industrial desde principios políticos opuestos: Pasado y presente de Th.Carlyle, y La situación de la clase obrera en Inglaterra, de F. Engels.


Mientras los historiadores de la industria se entusiasman con el proceso material, los escritores de economía y política se muestran en general, pesimistas.


Aunque Carlyle reconoce los males que ha traído consigo la revolución industrial, no identifica las causas de estos males en ninguna institución a suprimir ni en ninguna fuerza a combatir, de ahí que no indique remedios de tipo práctico y que ponga a salvo los valores de la revolución industrial, actuando a nivel metahistótico. El católico Le Play esta convencido de que la causa principal es la aplicación desenfrenada del liberalismo smithsoniano, el liberal Cobden está persuadido de los contrario, de que los males provienen de la incompleta aplicación del liberalismo y del mantenimiento del impuesto sobre el grano, mientras que el socialista Engels piensa que el obstáculo a eliminar es la explotación capitalista de una clase sobre las otras.


Todos los remedios propuestos – por acertados o erróneos que sean, según el punto de vista político – tienen un defecto común, descuidar los problemas parciales, planteados  por cada aspecto de la sociedad contemporánea, englobándolos en el problema general de la tendencia ideológica. Todos, en definitiva,  tienen a la realidad por más simple de lo que es, y evidentemente su idea de que los problemas parciales se resuelven por sí mismos, por una especie de necesidad deductiva, tras haberse realizado ciertas transformaciones fundamentales.


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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Págs. 42-50.“Noticias de ninguna parte. Inglaterra, 1826-1924”


Prefiguradas ya en las obras puritanas y apocalípticas de John Milton y William Blake, las insatisfacciones espirituales y culturales de la segunda mitad del siglo XIX fueron inspiradas por el philosophe escocés Thomas Carlyle y el arquitecto inglés A. W. N. Pugin, actuando por separado. El primero se alineaba estética y conscientemente con el movimiento radical denominado 'cartismo' surgido al final de la década de 1830; el segundo era un católico converso que abogaba por una vuelta directa a los valores espirituales y a las formas arquitectónicas de la Edad Media.


Tras la publicación, en 1836, de su libro Contrasts; or a parallel between the noble edifices of the 14th and 15th centuries and similar buildings of the present day, la influencia de Pugin fue amplia e inmediata. A él le debemos en gran medida la homogeneidad del gothic revival, esa revitalización del estilo gótico que afectó profundamente a la edificación inglesa en el siglo XIX. Carlyle, por otro lado, era en muchos aspectos el opuesto de Pugin. Su libro Past and present, de 1843, era una crítica implícita del catolicismo en su decadencia y exponía sus argumentos en favor de un tipo de socialismo paternalista inspirado en el modelo de laNueva Cristiandad de Saint-Simon, de 1825. Mientras que el radicalismo de Carlyle era política y socialmente progresista, si bien en última instancia autoritario, el reformismo de Pugin era esencialmente conservador y estaba relacionado con el movimiento derechista de la High Church de Oxford, cuya fundación precedió dos años a su conversión al catolicismo en 1835. Lo que Carlyle y Pugin tenían en común era el desagrado que sentían hacia su época materialista: a través de este antagonismo compartido, iban a influir sobre ese profeta de la condenación y la redención cultural de mediados del siglo XIX que fue John Ruskin, que en el cenit de su gloria en 1868 se convirtió en el primer titular de la cátedra Slade de Bellas Artes en la Oxford University...


... "Saca a relucir el descontento espiritual y cultural de la segunda mital del siglo XIX. Era ateo y estaba alimeado con el movimiento radical de los Chartists (movimiento de clase obrera para la reforma política en Gran Bretaña que se desarrolló principalmente entre 1838-1857) que exigía reformas para hacer más democrático el sistema político,  como el voto individual y secreto de cada hombre, la igualdad de circuscripciones en la representación.. etc.


Carlyle se opone en muchos aspectos a la reforma llevada a cabo por Pugin, en su Past and Present de 1843, que contenía una crítica implícita al catolicimo en su decadencia, así como una definición de cierto socialismo paternalista según el modelo del nuevo cristianismo de Saint Simon, en 1825..."


En tanto que el radicalismo de Carlyle era política y socialmente progresista,  aunque en el fondo autoritario, el reformismo de Pugin era esencialmente conservador y estaba vinculado con el ala derecha del movimiento High Church de Oxford cuya formación procedió en dos años a su conversión al catolicismo en 1835.


Lo que Carlyle y Pugin tenían en común era el repudio de su época materialista; a través de este antagonismo influirán a aquel profeta del juicio cultural y de la redención a mediados del siglo XIX, John Ruskin, quien en la flor de su edad en 1868, se convirtió en el primer porfesor de Bellas Artes de la Universidad de Oxford.

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