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FRAMPTON Kenneth.,  Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Pág.169-179.“La nueva colectividad: arte y arquitectura en la Unión Soviética” 


Esta reacción precipitó la formación de un nuevo grupo, OSA (Sociedad de arquitectos Contemporáneos), entre cuyos miembros iniciales, encabezados por Guínzzburg, estaban M. Barshch, A. Burov, L. Komarova, Y. Kornfeld, M. Ojitovich, A. Pasternak, G . Vegman, V, Vladimirov y los hermanos A. y V. Vesnin. Poco después de su fundación, OSA empezó a admitir miembros de otras disciplinas como la sociología y la ingeniería. La orientación esencialmente programática de OSA era tan hostil a la cultura productivista de la Proletkult como al esteticismo perceptivo de Ladóvsky. Desde el principio intentó cambiar el modus operandi del arquitecto, haciéndolo pasar de tener una relación casi de artesano con el cliente a ser un nuevo tipo de profesional que era en primer lugar un sociólogo, en segundo lugar un político y en tercer lugar un técnico.


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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


Págs. .201 -215“Arquitectura y revolución rusa” .


En su proyecto para el club obrero Rusakov en Moscú (1927-1928), el auditorio convergia en el escenario, y su extensión posterior se hacía volar sobre la parte trasera del edificio en tres secciones. Las precisas intersecciones y los contrastes de figuras se articulaban en los detalles. Melnikov , como otros miembros de la escuela ASNOVA, se inclinaba a creer que existía un lenguaje subyacente de formas al que se podía recurrir para provocar emociones específicas en el espectador; consideraba que era misión de la arquitectura apropiarse de este lenguaje universal de la forma y ponerlo al servicio de los temas vitales de la revolución. Esta postura fue duramente atacada con el argumento de que tenía sus raíces en la estética falsa, burguesa e idealista. Una crítica típica surgió de las teorías de la Unión de Arquitectos Contemporáneos (OSA) —a la que pertenecían Fedor Yalovkin, Moisei Guinzburg, Mijail Barsch, Viacheslav Vladimirov, y los hermanos Vesnin - que ridiculizan a ASNOVA por su autocomplacencia y su falta de atención a los aspectos prácticos. En un debate bien documentado que tuvo lugar en 1929, Yalovkin presentaba así la postura ‘constructivista' de OSA y criticaba a los descendientes del ‘grupo formalista' de ASNOVA:


La diferencia principal entre las asociaciones actuales consiste en su propio objetivo, esto es, para los constructivistas (la OSA) el papel social de la arquitectura reside esencialmente en que es uno de los instrumentos para la construcción del socialismo por medio de la colectivización de la vida, por medio de la racionalización del trabajo, por medio de la utilización de los datos científicos, etcétera , mientras que para [los formalistas] el papel social `adquiere una significación especial' y la esencia de esta `significación especial' es que se hace de la arquitectura un arte, no un arte contemplativo sino ‘activo', que ‘debe llegar a ser un medio' para la liberación de las masas, una potente palanca para la construcción del socialismo y un nuevo modo de vida colectivista que organice la psique y que eduque activamente la voluntad y los sentimientos de las masas hacia la lucha por el comunismo [...] Sus patéticas exclamaciones sobre el arte son reminiscencias de las búsquedas antediluvianas de un dios; y es que nosotros creemos que lo necesario no es inventar un arte, sino trabajar en la organización de la arquitectura partiendo de los datos de la economía, la ciencia y la tecnología . Es a esta gran obra a la que convocamos a todos los arquitectos de la Unión Soviética. Dentro de este espectro, en el extremo opuesto de las tendencias formalistas estaban las funcionalistas, según las cuales las nuevas formas estarian dictadas tan solo por la sociología y la técnica . En este caso, las críticas podían basarse en que los funcionalistas estaban imitando esa degradación de la vida que estaba implícita en la industrialización occidental.


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MONTANER J.M. MUXI Z.,  Arquitectura y política.Gustavo Gili. Barcelona, 2011. 


Págs. 27-78.“Historias”


PROPUESTAS DE VIVIENDAS CONTEMPORÁNEAS QUE COMPARTEN LAS RESPONSABILIDADES PRODUCTIVAS


Dentro de este contexto de ensayos de nuevos modos de vida comunitaria a finales del siglo XIX y principios del XX se encuentran las experiencias iniciales de la Unión Soviética, con los proyectos de El Lissitzky, Kosntantin Melnikov, los hermanos Vesnin o Mosei Ginzburg: nuevos equipamientos y casas comuna donde se daba prioridad urgente a la emancipación de las mujeres proletarias mediante la instalación de cocinas comunales, guarderías, baños públicos y cooperativas de todo tipo.


Podemos situar todos estos proyectos dentro de la genealogía de viviendas comunitarias contemporáneas, como los grupos vieneses Margarete Schutte – Lihotzky Hof y Sargfabrik.


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BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 565-600. ”El compromiso político y el conflicto con los regímenes autoritarios”.


Así la investigación arquitectónica moderna, en un primer momento se ve acelerada y se coloca, incluso, mucho más avanzada que en cualquier otro país, especialmente por lo que se refiere a la urbanística. Luego, este riquísimo patrimonio quedará dispersado y olvidado; los estudios más recientes lo están sacando otra vez a la luz y nos demuestra como se malgastaron tantas energías intelectuales y humanas.


Veamos las fases del proceso:


A partir de 1923 – cuando nace la NEP y aparece la producción de edificios – las propuestas elaboradas durante el debate precedente, tanto los de una tendencia como los de otra, están disponibles y los encargados públicos de la construcción escogen entre ellos con una desconcertante indiferencia. Los arquitecto modernos, que provienen de la experiencia constructivista,  se organizan en una asociación, la ASNOVA y ordenan los principios teóricos del movimiento de una forma bastante genérica, para no dificultar las experiencias concretas; de hecho, se comportan más bien como individuos independientes y se enfrentan con varios tipos de trabajo: N.A. Ladovsky y N. Doutchaiev se dedican a la enseñanza de la arquitectura, en la facultad fundada en 1920, del Instituto Superior de Arte (VHU-TEMAS); El Lissitzky (1890-1941) vive en Alemania durante los años 1922-28, colabora con Van Doesburg y Mies van der Rohe, vuelve más tarde a su patria y prepara el libro sobre Rusia, publicado en 1930, dando a conocer en occidente la nueva arquitectura soviética; los hermanos Vesnin publican sus proyectos no realizados, como el del Palacio del Trabajo en Moscú (1923); y Melnikov (1890-1975) presenta entre 1927-1929 siete proyectos para clubs obreros, seis de los cuales fueron realizados y ampliamente discutidos como demostración del programa teórico de la ASNOVA, pero también él, como tantos otros arquitectos occidentales, puede experimentar sus ideas, con mayor libertad, sólo construyendo su propia casa en Moscú, en 1927. Cuando Lenin muere, en 1924, se encarga la construcción del mausoleo en la Plaza Roja a A. V.Schoussev, un arquitecto académico, autor de obras eclécticas para el régimen zarista, como la estación ferroviaria de Kazan (1913). En cambio, cuando la URSS decide participar en la exposición de las artes decorativas de Paris, en 1925, se encarga el proyecto del pabellón a Melnikov.


 


 

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