Pág. 813-941. "La segunda posguerra en Europa"
6.-España.
De los arquitectos de la llamada Escuela de Madrid, los cuales a pesar de residir en la capital se encuentran con bastantes dificultades para realizar una obra de una cierta envergadura, destacarían obras como la casa Lucio en Torrelodones (Madrid), de Fernando Higueras y Antonio Miró, donde va muestran su postura exuberante y barroca, y predicen una obra basada en el ejercicio plástico y en el trato de los materiales - hormigón trabajado in situ, vigas prefabricadas, piezas prefabricadas - como elementos maleables y manipulables. En obras posteriores, como el Centro de Restauraciones de Madrid (1970), recrearán el movimiento de las formas; en las Casas para Militares en Madrid, llevarán al paroxismo el uso expresionista del hormigón en terrazas y jardineras; y en la Casa Ocharán, con influencias de la arquitectura oriental y de Wright, pondrán de manifiesto el juego del montaje estructural....
...En el campo de las realizaciones de vivienda masiva son destacables dos obras realmente representativas:
La Unidad Vecinal Cooperativa Pío XII en Segovia, de J. J. Aracil, C. de Miguel y A. Viloria, en la que ya se acusa recibo de las ideas desarrolladas en Europa por el Team X: identidad del conjunto, ordenación en torno a espacios colectivos, accesibilidad mediante corredores a diferentes alturas e, incluso, utilización de un cierto lenguaje neobrutalista. La etapa de fidelidad a los CIAM y al predominio de los bloques racionalistas ya ha sido superada.
Y la Unidad Vecinal de Absorción de Hortaleza, obra de F. Higueras, L. Espinosa, F. Cabrera, L. Crespi, A. Miró y A. Weber, en la que esta vez la lógica de la ortodoxia racionalista se supera mediante el uso de una referencia a tipologías edificatorias tradicionales: en el conjunto se reinterpreta el precedente de las corralas madrileñas, típicas viviendas populares que estaban organizadas por accesos en corredor y en torno a patios de vecindad...
... Completando y cerrando el recorrido a través de la arquitectura española desde la posguerra, sería importante establecer cuáles son, en la actualidad, las diferentes maneras de entender la arquitectura y las diferentes salidas que se plantean:
Entre las salidas de un marcado carácter personal, basadas en las síntesis poéticas y artesanales de las arquitecturas populares y de las aportaciones de la arquitectura contemporánea, como es el caso de la obra de Coderch o de Peña.
La salida profesional, realista y posibilista, basada en la situación técnica y social del país y en el énfasis en el trabajo desde el oficio, lejos de excesivas teorizaciones defendida por Bohigas y los seguidores del espíritu de la Escuela de Barcelona.
La salida falsamente utópica, que aún enarbola la bandera de la transformación de la sociedad y de las costumbres a partir de la arquitectura, en la que se basan las propuestas propagandísticas de Bofill.
La salida social de los arquitectos que, a partir de los movimientos sociales de los últimos años y de la toma de conciencia del papel del planteamiento, se han centrado en un trabajo ligado tanto a la defensa de los movimientos urbanos como a la Administración democrática, ya sean los organismos autónomos o los municipios.
La salida cultural, que pone como primordial el esfuerzo por recuperar los fundamentos disciplinares, por redefinir las coordenadas desde las cuales analizar y proyectar la arquitectura, representada por Moneo, Fullaondo, Fernández Alba, los adscritos a la tendencia y otros muchos arquitectos defensores del momento analítico y teórico.
La salida irónica, basada en la especulación formal, en la capacidad expresiva de los signos arquitectónicos, como respuesta impaciente o risa nerviosa frente a una situación agobiante, presente en obras del Estudio Per, de Piñón y Viaplana, de Corrales y Molezún, de Higueras y Miró.
Y, por último, las salidas más minoritarias, como, en un extremo, los partidarios de un trabajo en la punta más avanzada de la tecnología, o en el otro extremo los defensores de arquitecturas alternativas que se basan tanto en la participación de los usuarios y el diseño de viviendas flexibles, como en la introducción de una revisión tecnológico-energética que tienda, por ejemplo, al uso de tecnologías intermedias o de energía solar.
Ente todas estas salidas posibles, tendríamos establecidas las diferentes maneras que existen de plantearse un trabajo arquitectónico mínimamente cualificado, en la España actual.