En el presente capítulo se debate sobre la expansión del Movimiento Moderno en Europa en la dácada de 1930 a 1940. Partiendo de las dificultades políticas que ofrecen los regímenes autoritarios a este tipo de arquitectura, cuyo ejemplo más significativo es la Alemania de Hitler, se nos ofrece un perfil panorámico del desarrollo internacional de este movimiento, a través de su evolución por Inglaterra, Italia, Francia, Países Bajos, Escandinavia, España y Suiza.
El punto de partida está marcado por los arquitectos alemanes exiliados a otros países como Gropius, Breuer , Mendelsohn… que participan en la apertura de Inglaterra hacia la modernidad. Los Países Bajos experimentan con la nueva arquitectura de forma mucho más dinámica, al no tropezar con obstáculos como ocurre con otros países totalitarios como la Italia de Mussolini o la Rusia de Stalin. Siendo el Plan urbano de Amsterdam un claro ejemplo de ello. Esa libertad de acción se hace extensiva a los países escandinavos, que revisan y amplían el panorama internacional del Movimiento Moderno, con su elevada calidad en la realización de las obras, dándole a éste un sello distintivo de la mano de E.G.Asplund, A.Jacobsen y Alvar Aalto. En España la aceptación del Movimiento Moderno se produce en relación a los arquitectos de la generación de 1925 (Fernando García Mercadal, Casto Fernández Shaw,Rafael Bergamin), de la creación del grupo GATEPAC (en sus distintas versiones regionales GATEPAC centro, este y norte) y de los racionalista al margen de la genrarción de 1925. Finalmente Suiza se incorpora al Movimiento Moderno gracias en gran parte a Karl Moser y el núcleo de estudiantes en la Universidad de Zurich, que culminan su formación con estancias en el extranjero. Destacando finalmente la singular figura de Robert Maillart.