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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Pág.107-110. Inmediatamente después de Le Raincy vinieron dos construcciones temporales que supusieron el clímax de la carrera inicial de Perret: el Palais de Bois, una galería de arte construida en 1924 a base de escuadrías normalizadas de madera que pudieron usarse después de su desmantelamiento; y el pequeño teatro abierto de la Exposición de Artes Decorativas de 1925. Mientras que la galería de arte, como la iglesia de Le Raincy, era una de las estructuras más articuladas de Perret, el teatro temporal, de construcción ligera, fue diseñado para simular un pesado entramado monolítico. La verdadera estructura consistía en una serie de columnas circulares de madera que sostenían una retícula de vigas ligeras de escorias con refuerzos de acero. El conjunto estaba acabado en su interior a base de listones y enlucido de yeso, y revestido en su exterior con piedra artificial. Así pues, estaba sin duda muy alejado de la pureza estructural que siempre había sido esencial para las tesis racionalistas. Este 'engaño' lo justificaba el diseñador alegando que si hubiera sido permanente habría construido el edificio en hormigón armado.


Pese a toda su impureza, el teatro de la Exposición de Artes Decorativas fue la declaración más lúcida y lírica que hizo Perret. Ocho columnas interiores exentas soportaban una viga 'anular' de techo que, mediante ingeniosas transformaciones en sus cuatro esquinas diagonales, sostenía un lucernario reticular con casetones sobre el escenario cruciforme. Las cargas transversales de esta estructura interior debían transmitirse a una viga situada en el perímetro, que se apoyaba en un sistema de columnas exentas regularmente espaciadas alrededor del exterior del auditorio. Por fuera, sin embargo, la expresión era torpe y estas columnas aparentemente 'redundantes' que articulaban el exterior ciego reflejaban la preocupación de Perret por la creación de un nuevo estilo 'nacional clásico', una obsesión que iba a limitar seriamente el desarrollo de su obra posterior.


Aparte de la lucidez de su arquitectura y del extraordinario refinamiento alcanzado en su obra construida, la significación de Perret como teórico residía en su mentalidad apriorística y dialéctica, en la importancia que concedía a oposiciones del tipo ‘orden frente a desorden’, ‘entramado frente a relleno’, ‘permanente frente a pasajero’, ‘móvil frente a inmóvil’, ‘razón frente a imaginación’, y así sucesivamente. Oposiciones comparables se pueden encontrar en todo el corpus de la obra de Le Corbusier. Sin embargo, en la Exposición de Artes Decorativas de 1925 estas dos figuras ya habían empezado a tomar caminos divergentes, y no sólo en sus respectivas construcciones de la exposición, sino también en el plano de la teoría, pues nada podía estar mas alejado de los preceptos de Perret que Les cinq points d’une architecture nouvelle que Le Corbusier publicó un año después, en 1926.


 

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