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CURTIS W.,"Arquitectura y antiarquitectura en Gran Bretaña" en La arquitectura moderna desde 1900. Phaidon. Hong Kong, 2006.


págs. 529-546. "Tanto las ventajas como las desventajas estaban presentes en el edificio Florey de Stirling, una residencia universitaria construida para el Queen's College, Oxford (1966-1971), una obra que también subrayaba la sofisticada postura del arquitecto con respecto a las obras paradigmáticas del primer movimiento moderno. Las habitaciones de los estudiantes envolvían un patio semiabierto orientado hacia los campos y los árboles, estaban completamente acristaladas de suelo a techo, se ventilaban por lamas y se protegían del sol con estores enrollables colocados por detrás del vidrio. Se suponía que estos mismos estores garantizaban la intimidad. Equipado de este modo, el edificio Florey tenía algo del carácter de una demostración, como si a un rasgo típico del periodo heroico' (la fachada de vidrio) se le estuviese dando una nueva solución. Los lados exteriores del edificio-donde estaban colocados los pasillos y las torres de circulación-estaban mayoritariamente revestidos con las habituales losetas rojas de Stirling, mientras que el edificio en conjunto se asentaba sobre una estructura de hormigón en forma de A, con las patas abiertas, que recordaba una tribuna. La principal función comunitaria (una sala de desayunos) estaba situada en el punto focal, embebida en el patio y rematada por una chimenea extractora giratoria con forma de veleta, mientras que la vivienda del portero estaba contenida en una figura curva de planta libre encajada bajo el bloque.


Inevitablemente, la imagen de la caja de vidrio elevada sobre soportes de hormigón y orientada hacia la naturaleza recuerda el Pabellón Suizo; asimismo, el escalonamiento de los volúmenes adosados de las escaleras y la situación de la sala de desayunos junto al bloque trae a la mente la Baker House de Aalto; finalmente, el 'claustro' formado bajo la estructura en A del piso bajo y la planta vagamente parecida a un patio hacen pensar en la tradición universitaria de Oxford y Cambridge. Así pues, la forma del edificio Florey era fruto no de una posición 'funcionalista’ sino de un cruce deliberado de tipos relevantes sacados de la tradición. Es más, la solución adoptada estaba plagada de problemas prácticos y acústicos, y fue vista por los miembros más tradicionales de la comunidad local como una imposición de las obsesiones maquinistas sobre el refinamiento de la vida de Oxford. Posiblemente ésta era la versión que ofrecía Stirling del desafiante carácter social que había apreciado en la arquitectura de los años 1920 sin embargo, el resultado olía a manipulación manierista de las fuentes consagradas de la arquitectura moderna. En su proyecto ligeramente anterior para los pabellones residenciales de St. Andrews en Escocia (1964-1968), Stirling recordó y reelaboró otro fetiche de los años 1920: la imagen colectiva del barco.


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