pág.212" La arquitectura y el Estado.Ideología y representación, 1914-1934"
. "Se debe a Henry Rusell- Hitchcock, como historiador, hace ya largo tiempo, la percepción de la necesidad de reconocer la persistencia de esta tradición residual. Sin embargo su término “nueva tradición” acuñado en 1919 en un esfuerzo para distinguir cierta tendencia conservadora en las obras de los pioneros, apenas ha resistido la prueba del tiempo. Los atributos y la cronología que él adjudicó a esta tradición eran demasiado vagos para conseguir una aceptación general. No obstante la necesidad de tratar los problemas planteados por representación o por carencia de ésta, ha aumentado más que disminuido con los años, y el predicamento cultural del realismo social, su sentido más amplio ya no puede ser excluido de nuestro escrutinio crítico. En un sentido general, el término puede ser tomado como prueba de la impotencia de la forma abstracta para comunicar. Frente a esto, como Hitchcock escribió en 1958: “El historiador debe tratar de ofrecer algún tipo de explicación acerca de cosas tales como el Ayuntamiento de Estocolmo o el Edificio Woolworth”
p.213. En vísperas de la I Guerra Mundial se asistió a la creación de varias obras representativas de la nueva tradición, edificios “historicistas” que distaban de estar históricamente determinados en su concepción general. Así los detalles góticos del edificio Woolworth de Cass Gilbert en New York (1913) eran incidentales comparados con la anticipación que su organización no comprometida y su perfil exótico representarían con respeto a los rascacielos de posguerra obra de Frank Lloyd Wright y Raymond Hood."...
... Con las universidades más o menos comprometidas desde principios de siglo con el gótico de manual, los únicos mecenas capaces de patrocinar un eclecticismo más aventurado fueron, según parece, las compañías de ferrocarriles: desde el romanismo ecléctico de las estaciones terminales de Nueva York construidas en la década anterior a la I Guerra Mundial -la Grand Central Station Cincinnati, diseñada por Feilheimer & Wagner en 1929.
La otra fuente de patronazgo para esta clase de expresión fue, por supuesto, la construcción de oficinas en altura, y desde la época del edificio Woolworth (1913), le Cass Gilbert, la Nueva Tradición, por lo que respecta a los rascacielos, mostró preferencia por el gótico. Esta tendencia se vio reforzada por los resultados del concurso para la sede del Chicago Tribune en 1922. Una vez más, parece que los diseños premiados en un concurso internacional resultaron decisivos para la formación de un estilo dominante, y la propuesta de Eliel Saarinen, que obtuvo el segundo premio, acabó teniendo en la carrera posterior de Raymond Hood una influencia tan importante como el propio diseño ganador de Hood & Howell. Esto puede apreciarse en la evolución del 'estilo rascacielos' de Hood: desde el edificio negro y oro de la compañía American Radiator en Nueva York, de 1924, hasta sus primeros croquis, hechos en 1930, para el Rockefeller Center, también en Nueva York.
Como iba a observar Jacques Greber en 1920, un «gótico desnudo» permitió al arquitecto superar el problema de las innumerables ventanas «por medio de unos nervios fuertemente marcados que acentuaban la verticalidad y, por tanto, la imponente apariencia de las torres».
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págs. 684-685. "Si existe un tipo de edificio en particular que sacó lo mejor del Tradicionalismo de principios del siglo XX, fue el rascacielos de la ciudad de Nueva York. Desde el principio, el movimiento de rascacielos de Nueva York se distinguió por su escala sin restricciones y su estilo brioso y teatral. Los edificios de Nueva York, la antítesis de los bloques tipo cajón del sobrio Chicago del Medio Oeste, eran masas exhuberantes de forma libre con detalles lujosos y coronaciones flameantes, tales como mansardas, cúpulas y torres. Después de 1900, cuando Nueva York recuperó el liderazgo en la construcción de rascacielos que había perdido temporarmente en favor de Chicago, esa vistuosisdad fue modificada por el espíritu nuevo del Tradiionalismo en algo generalmente más "correcto" y "de gusto" que las modas llamativas del eclecticismo de finales del siglo XIX. El impulso de altura obtuvo de los diseñadores tradicionales de rascacielos torres de oficinas más altas de una cualidad formal magnífica. El Woolworth Building de 1913 de Cass Gilbert, con 240 metros de altura, fue la obra maestra aclamada del grupo. (Otras fueron el triangular Flatirion Building, 85 metros, 1902; el Singer Building, 183 metros, 1908, destruido en 1968; y el Metropolitan Life Tower, 213 metros, 1909).
Gilbert por medio de un prudente control de las proporciones, agrupaciones de ventanas y articulación vertical, produjo un edificio que es un bloque de oficinas de 29 pisos y una enorme torre escalonada de 50 pisos que se eleva a través del bloque. Para conseguir este efecto es notable la manera en que el espaciado estrecho-ancho-estrecho de la articulación de la torre se extiende por la subestructura. El vertialismo está reforzado por los lujosos, aunque delicados detalles góticos de terracota blanca, que cubren el edificio con finas líneas verticales; estas están sobregiradas a intervalos por medio de cordones y fluidas extensiones de doseles góticos suspendidos, con sutiles acentos decorativos que aumentan en riqueza hacia la cima. Gilbert explicó que se explotaron las diversas fórmulas góticas para hacer que lo que se apodaba "la catedral del comercio" fuera más "espiritual".
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