p.31-35. "La industria automovilística de USA tenía su base en Detroit. Gigantes como Ford, General Motors y Chrisler representaban enormes fuerzas en la economía del país. Su campo de operaciones era tan vasto e influyente que, a nivel mundial, se acuñó el término "fordismo" para definir aquella particular relación entre la producción en serie y el consumo de masas. Aquellos fabricantes de automóviles desencadenaron cambios tan fundamentales en la organización del trabajo que todas las profesiones se vieron afectadas. Los grandes estudios de arquitectura con sede en Detroit empleaban en sus tableros de dibujo miles de proyectistas que pasaban sus jornadas diseñando plantas de producción para ser construidas también en el extranjero, dando forma a procesos de trabajo pensados en términos de líneas de ensamblaje.
En 1945, Eliel Saarinen y Robert Swanson fueron contratados para realizar estudios preliminares para el Centro Tecnológico de General Motors en Detroit. En aquella primera etapa, se tomaron importantes decisiones respecto a la estructura de lo que había de convertirse en una utopía de la modernidad. La mas significativa fue, quizá, la de ubicar todos los edificios alrededor de un estanque de 8.90 hectáreas. En 1948, el estudio retomó el proyecto; Eero jugó entonces un papel primordial en su desarrollo y terminación. Con un coste de más de 70 millones de dólares, éste fue sin duda el encargo más ambicioso de toda la carrera de Saarinen. El objetivo del cliente era construir un "centro de lujo", que atrajera a investigadores talentosos, para desarrollar productos de calidad destinados a satisfacer la creciente demanda del consumidor de posguerra.
Familiarizado con el trabajo de Albert Kahn y sensible a la estética de Mies var der Rohe, Saarinen se esforzó por dar gran flexibilidad a los interiores y unificar la imagen de todo el complejo. Para él, la arquitectura tenía que expresar claramente el programa de necesidades del cliente. Gereral Motors era conocida por la precisión de sus productos, y la arquitectura de su sede central tenía que reflejar aquel rasgo. Sobre un terreno de casi 130 hectáreas, los arquitectos dispusieron una serie de bloques alargados que albergarían los cinco departamentos centrales; investigación, ingeniería, desarrollo de procesos, diseño y servicios internos. Saarinen concibió cinco grupos, cada uno de los cuales contaba con 25 edificios, todos basados en un módulo de 1.5 metros que optimizaría el empleo del espacio y la modularidad de varios componentes.
Cada bloque tiene tres pisos de altura y cuenta con su propio vestíbulo. Para otorgarles identidades diferentes, la fachadas de los edificios fueron revestidas con ladrillo vidriado de diferentes colores. Esta idea fue desarrollada con la ceramista Maija Grotell, miembro de la Academia de Arte de Cranbook. Aquellas superficies de 12 eran "paredes monócromas que parecían tarjetas de color superpuestas, mientras que los paños acristalados con ventanas se fundían muy bien con la naturaleza... Para las paredes vidriadas empleamos un material de construcción que no existía en absoluto. Habíamos llevado algunos ladrillos a un horno para ver que pasaba si se cocían una segunda vez con vidriado. El resultado fue muy bueno ".
La sala de prototipos era el espacio que mayores exigencias de diseño presentaba pues, en aquel imponente recinto, las brillantes superficies curvas de los nuevos modelos expuestos reflejarían las fuentes de luz. Para obtener una luz difusa Saarinen encerró el espacio dentro de una cúpula y proyectó la luz desde una cavidad ubicada en la base de la estructura. La cúpula, de 57 metros de diámetro y casi 20 de altura, fue revestida con paneles de acero inoxidable, empleando técnicas de manufactura de depósitos presurizados. Este fue sólo uno de los avances tecnológicos empleados para sugerir una metáfora de precisión en los detalles. Otros ejemplos son las juntas de neopreno, que aseguraban las ventanas en sus marcos metálicos - un sandwich de esmalte de porcelana y metal de cinco centímetros de espesor-, el acabado de ladrillo vidriado y el techo luminoso. Concebidas para este proyecto empleando los recursos y conocimientos del personal de General Motros, estas innovaciones se convirtieron más tarde en productos estándar de la industria de la construcción.
El escultor Alexander Calder creó la fuente de 21 chorros, una de las que emergen del gran estanque ubicado en el centro de la composición, diseñada por el arquitecto paisajista de San Franciscos Thomas D. Church. El depósito de acero inoxidable constituye un elemento iconofráfico vertical que contrarresta la ininterrumpida horizontalidad del complejo. El examen metódico de opciones, típico del proceso de diseño de Saarinen, resulta evidente si se tiene en cuenta las 30 maquetas que fabricó y los 500 o 660 bocetos que dibujó antes de tomar una decisión.
Particularmente digna de mención es la gran inventiva que demuestra la escalera de caracol en el vestíbulo del edificio administrativo del Departamento de Investigación y las escaleras, suspendidas por varillas de acero inoxidable del grosor de un lápiz, del departamento de diseño del complejo."
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COLQUHOUN Alan.,"Pax americana: la arquitectura en Estados Unidos, 1945-1965" en La arquitectura moderna una historia desapasionada. Gustavo Gili. Barcelona, 2005.
págs. 231-245 Todo esto le llevó en el proyecto del centro – del que se hizo cargo tras la muerte de su padre - a desarrollar una arquitectura que abrazaba y promovía las ideas técnicas, estilísticas y empresariales de la General Motors. El proyecto era sumamente inventivo; por ejemplo en la adaptación de la junta de neopreno de los coches al diseño de los edificios, en “el techo luminoso” de la bóveda de la sala de ventas, así como en el uso del código de colores a base de piezas brillantes de cerámica vidriada situadas en los muros testeros de cada equipamiento. En cuanto a su organización, el proyecto facilitaba y representaba la política empresarial de General Motors, basada en el control descentralizado y la flexibilidad. Una retícula universal de 5 pies (1.50m) permitía intercambiar las piezas y flexibilizar la distribución, mientras que en las fachadas el módulo se repetía interminablemente en los parteluces de las ventanas a expensas de cualquier expresión de la estructura. El campus de oficinas, agrupado en torno a un lago artificial, se diseñó para ser visto desde un coche en marcha. Así pues, cierta predisposición hacia el funcionalismo expresivo, heredada de la formación art nouveau de su padre, llevó irónicamente a Saarinen a crear un proyecto impecable en cuanto a su anonimato racionalista.
Más allá del racionalismo: el deseo y la comunidad. Puede entenderse que las Case Study Houses californianas y la arquitectura corporativa de SOM representaron una especie de momento ideal en el que el optimismo técnico y político de la posguerra en Estados Unidos coincidió con la filosofía cultural de una arquitectura moderna de carácter normativo. El desafío a las premisas culturales de la línea principal de la arquitectura moderna ya se había lanzado a finales de la década de 1920, cuando la Compañía General Motors, rompiendo con la tradición de Ford adaptó su ciclo de producción para permitir distintos índices de obsolescencia: uno lento para el chasis que seguía las leyes de la evolución técnica; y otro rápido para la carrocería, que seguía las de la moda.
La introducción del styling en la industria del automóvil marcó la pauta para toda una generación de diseñadores industriales norteamericanos como Norman Bel Geddes, Raymond Loewy y Henry Dreyfus, quienes trataban de conciliar los principios del buen diseño de la Bauhaus con las exigencias del mercado.
Puede que la firma SOM fuese única por su tamaño y por el anonimato de su organización, pero tomaba parte en una expansión general del edificio empresarial de oficinas después de la guerra en la que la colaboraban muchos arquitectos. Entre estos, Eero Saarinen tiene una obra de particular interés. Eero fue socio de su padre Eliel hasta la muerte de este en 1950, y había heredado de él la fe en la elevada misión del arquitecto creativo individual; también suscribía esa máxima beaux-arts de que la forma de un edificio debía de expresar su carácter. Todo esto le llevó en el proyecto del centro – del que se hizo cargo tras la muerte de su padre - a desarrollar una arquitectura que abrazaba y promovía las ideas técnicas, estilísticas y empresariales de la General Motors. El proyecto era sumamente inventivo; por ejemplo en la adaptación de la junta de neopreno de los coches al diseño de los edificios, en “el techo luminoso” de la bóveda de la sala de ventas, así como en el uso del código de colores a base de piezas brillantes de cerámica vidriada situadas en los muros testeros de cada equipamiento. En cuanto a su organización, el proyecto facilitaba y representaba la política empresarial de General Motors, basada en el control descentralizado y la flexibilidad. Una retícula universal de 5 pies (1.50m) permitía intercambiar las piezas y flexibilizar la distribución, mientras que en las fachadas el módulo se repetía interminablemente en los parteluces de las ventanas a expensas de cualquier expresión de la estructura. El campus de oficinas, agrupado en torno a un lago artificial, se diseñó para ser visto desde un coche en marcha. Así pues, cierta predisposición hacia el funcionalismo expresivo, heredada de la formación art nouveau de su padre, llevó irónicamente a Saarinen a crear un proyecto impecable en cuanto a su anonimato racionalista
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CURTIS William. J. “ La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.
Págs. 395 - 415. arquitectura moderna en los Estados Unidos. Inmigración y consolidación”
“…el centro técnico de General Motars en Warren (Michigan), iniciado en 1948 por Eliel Saarinen y llevado a término por su hijo Eero tras la muerte del padre en 1950. En él, los procesos abstractos y mecanos de la gestión y la industria norteamericanas se tradujeron en un vocabulario que combinaba unos volúmenes reduccionistas y un tratamiento neutrón pero poético de los componentes estandarizados de acero y vidrio. El espíritu se inspiraba en Mies, pero la estética tenía unas profundas raíces norteamericanas en la construcción vernácula de entramado, y el estilo era inequívocamente proprio de Eero Saarinen. Entre los edificios más memorables estaba el Dynameter, donde se probaban los motores. Saarinen agrupo las chimeneas cilíndricas delante del muro cortina plan, hacienda una especie de columnata funcional...”
... Entre las obras paradigmáticas de este respecto estaba el centro técnico de la General Motors en Warren, Míchigan, iniciado en 1948por Eliel Saarinen y llevado a término por su hijo Eero tras la muerte del padre en 1950 en él, los procesos abstractos y mecánicos de la gestión y la industria norteamericana se tradujeron en un vocabulario que combinaba unos volúmenes reduccionistas y un tratamiento neutro pero poético de los componentes estandarizados de acero y vidrio. El espíritu se inspiraba en Mies, pero la estética tenía unas profundas raíces norteamericanas en la construcción vernácula de entramado, y el estilo era inequívocamente propio de Eero Saarinen. Entre los edificios más memorables estaba el Dynameter, donde se probaban los motores. Saarinen agrupó las chimeneas cilíndricas delante del muro cortina plano, haciendo una especie de columna está funcional.
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Págs.26-63. “Sistemas racionales” El centro técnico de la General Motors en las afueras de Detroit(1947-1956 de Eero Saarinen (1910-1961) es un campus formado por cinco grupos distinto de edificios articulados. Hay una cierta jerarquía en cada uno de ellos, con las oficinas en el frente y los almacenes detrás, y cada uno de los grupos de edificios se diferencia por el color. A partir de la lógica ordenada de unos edificios inspirados en las formas de Mies van der Rohe para el campus del lllinois Institute of Technology (IIT) de Chicago, se desarrolla una voluntad paisajística para crear un entorno fuera de la ciudad, inspiración lejana de la Broadacr City de Frank Lloyd Wright. Los cinco conjuntos de volúmenes racionales horizontales se sitúan en tres lados de un parque configurado por un gran estanque rectangular y tienen su contrapunto en una torre de agua de estética industrial."
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Tras la Segunda Guerra Mundial y en los albores de la “Era Dorada” de la industria estadounidense, la marca, aunque contaban con una sede en Detroit, decidió crear una estructura de investigación e innovación en la empresa que acogiese a los mejores especialistas del campo, en un entorno ideal para diseñar el futuro, de tal manera que localizaron un terreno de 130 hectáreas a unas 13 millas al norte, en Warren, Michigan, Estados Unidos.
El Centro Tecnológico de General Motors fue un encargo que Eero Saarinen heredó del despacho de su padre Eliel tras haber sido contratado junto con Robert Swanson en 1945, donde se tomaron las primeras decisiones importantes respecto a estructura y localización de cada uno de los edificios que comprenden el proyecto. Y fue un año antes de la muerte de Eliel cuando el proyecto pasó a manos de Eero, en 1948, lo que le llevó a enfrentarse a varios problemas entre la unión y la forma del edificio, ya que debía ubicarse alrededor de un estanque de 8.9 hectáreas, y a su idea de que el proyecto deba expresar claramente el programa de necesidades. En palabras de Eero Saarinen:“La arquitectura es el arte de construir, un arte que satisface dos necesidades: primero, la necesidad física y, segundo, construir la necesidad espiritual del ser humano. La primera busca organizar el espacio para las diversas actividades de hombre; la segunda persigue expresar los temores, esperanzas y aspiraciones humanas en la forma.”
Se esforzó en dar gran flexibilidad a los espacios interiores, diseñados con gran cuidado y sentido de la estética, de tal manera que buscase unificar el complejo, diseños que han soportado el paso del tiempo de forma admirable. De este modo, e influenciado por obras de Mies van der Rohe y el trabajo de Albert Kahn, Saarinen concibió 25 edificios, con módulos de 1,5 m colocados en 5 grupos. Diseño mejorado al planteado por el estudio de su padre que ofrecía una serie de bloques alargados que albergarían los cinco departamentos: investigación, ingeniería, diseño, servicios internos y desarrollo de procesos. Cada grupo cuenta con su propio vestíbulo de entrada y tres pisos de altura, destacando su propia identidad, mediante la idea de Maija Gotell (miembro de la Academia de Arte de Cranbook) de revestirlos con ladrillo vidriado de diferentes colores. “ paredes monocromas que parecían tarjetas de color superpuestas mientras que los paños acristalados con ventanas se fundían muy bien con la naturaleza.... Para las paredes vidriadas empleamos un material de construcción que no existía en absoluto. Habíamos llevado algunos ladrillos a un horno para ver qué pasaba si se cocían una segunda vez con vidriado. El resultado fue muy bueno”.
Los edificios más representativos son el gran depósito de agua y la cúpula de prototipos, que se sitúan opuestos el uno al otro.
El depósito de agua es una parte de la instalación de la fuente del estanque que diseñó el escultor Alexander Calder, creó una fuente de 21 chorros, una de las que emergen del gran estanque ubicado en el centro de la composición, diseñada por el arquitecto paisajista Thomas D. Church. El depósito de acero inoxidable constituye un elemento vertical que contrarresta la horizontalidad del complejo.
Por otro lado, el centro de prototipos es un espacio de trabajo en el que se daban forma a prototipos a escala real, y en el que la luz era muy importante, para ello, Saarinen encerró el espacio dentro de la cúpula y proyectó la luz mediante de una serie de plafones, difusores y falsos techos que convierten la luz en difusa pero igualmente intensa que la natural directa que permite definir las formas plásticas con mucha más precisión. Con 57 metros de diámetro y casi 20 de altura, fue revestida con paneles de acero inoxidable, utilizando técnicas de manufacturas de depósitos presurizados. Se utilizó también, tecnología patentada en la industria de los parabrisas panorámicos, Saarinen resuelve los anclajes de los vidrio de fachada, mediante la utilización de neopreno, que aseguraban las ventanas a sus marcos metálicos.
Cabe destacar también, la gran escalera de caracol en el vestíbulo del edificio administrativo del departamento de investigación, y las suspendidas por varillas de acero inoxidable en el departamento de diseño del complejo.
El complejo ha pasado a ser considerado, por las asociaciones y por el propio estado de Michigan como parte de su Patrimonio Histórico.
Carla GODOY - Isabel GUEVARA