CAMPBELL James W.P., La biblioteca. Un patrimonio mundial. Edit. Nerea. San Sebastián, 2013.
pág.283-187. "Habitualmente los edificios clásicos y góticos se asentaban directamente sobre el terreno por un imperativo práctico. Desplazar la tierra era caro y resultaba difícil impermeabilizar las estructuras subterráneas. Hubo, por supuesto excepciones a esta regla, como por ejemplo los muros de contención del Támesis y el Sena a su paso respectivamente por Londres y Paris, pero en la mayoría de las obras, y siempre que fuera posible, el movimiento de tierra se evitó hasta la llegada el siglo XX. La invención del hormigón armado en la última década del siglo XIX y la aparición de las excavadoras mecánicas a finales de dicho siglo y comienzos del siguiente abrieron la puerta a nuevas posibilidades arquitectónicas. Los arquitectos del período de la posguerra jugaron con el nivel del suelo creando calles en el aire y plazas elevadas, jardines colgantes y aparcamientos subterráneos, de forma que el transeúnte llegó a dudar de cual era realmente el nivel del suelo en los distintos proyectos construidos. No hay un ejemplo más claro de este tipo de intervención que el de la Biblioteca de la Universidad Técnica de Delf (TU Delf).
En 1992 la Universidad Técnica de Delf convocó un concurso restringido para elegir un proyecto de nueva biblioteca. De las propuestas presentadas por los tres estudios invitados a participar, Jo Coenen, Benthem Crowell y Mecanoo - una empresa radicada en Delf- los jueces estimaron que la de Coenen era demasiado compleja y la de Crowell "carecía de interés suficiente". La de Mecanoo por el contrario, se consideró " seductora" "asequible" y "viable". El emplazamiento escogido no exento de dificulatades, se hallaba junto a un impactante auditorio de hormigón diseñado por el estudio de Van der Broek y Bakema en la parte posterior de la propia Universidad. El proyecto de Mecanoo contemplaba una biblioteca parcialmente subterránea, aunque el diseño final modificó ligeramente tal disposición. El lado de la biblioteca más cercano al auditorio se encuentra enterrado, de suerte que el tejado del edificio, cubierto de cesped, se ha transformado en una colina artificial que, en medio del paisaje llano de Delf, resulta llamativa; por su parte, los alumnos de la Universidad lo utilizan en verano como lugar de encuentro en el que sentarse a charlar. Desde la carretera el extremo del edificio que aloja las oficinas del personal presenta un aspecto convencional. El rasgo más destacado del exterior es el icono que sobresale de la ladera y que, según los arquitectos, está inspirado en la biblioteca diseñada por Asplund en Estocolmo.
Se accede a la biblioteca por la primera planta, tras subir por unos escalones o una rampa, aunque la elevación gradual de la ladera hace que resulte imposible distinguir donde se localiza exactamente el nivel del suelo. El conjunto del sótano (que en realidad ocupa dicho nivel) aloja las estanterías del depósito. La sala de lectura principal se ubica bajo el techo en pendiente que sustenta el montículo artificial. El lado donde se encuentra la entrada es relativamente bajo, pero la altura del lado opuesto permite acoger un muro de libros espectacularmente iluminado que constituye la médula de la biblioteca. Aunque es la parte más llamativa del exterior, el interior del cono es el elemento menos conseguido, por lo que tuvo una recepción dispar en la prensa especializada. Sus lados macizos carecen por completo de vistas al exterior y el espacio claustrofóbico que encierran se emplea de un modo poco satisfactorio alojando alguna mesas de lectura.
La biblioteca diseñada por Mecanoo encarna los dilemas y problemas del diseño bibliotecario a finales del siglo XX. El edificio se ubica en un campus que consta de edificios independientes rodeados de aparcamientos y carreteras de acceso. Es como una isla verde que emerge en un mar de hormigón. En el exterior la solución está muy bien conseguida, al crearse un espacio verde acogedor dentro de este paisaje de aspecto más bien baldío. Interiormente como la Biblioteca Nacional de Francia, desafía deliberadamente los esquemas de los manuales de diseño bibliotecario que prescriben la distancia correcta entre sillas, mesas, estantes y luces. Mecanoo y Perrault demostraron que las bibliotecas no tenían porqué ser cajas rectangulares con libros en el centro y mesas de lectura alrededor. El peligro radica en que cuando este tipo de estrategias innovadoras fracasan, los detractores de que los arquitectos decidan el diseño bibliotecario se rearman. Por lo demás, los nuevos enfoques también expresan el rechazo cada vez mayor a la idea de que la arquitectura moderna se fundamenta en el funcionalismo y la estandarización.