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FUSCO Renato de .,  Historia de la arquitectura Contemporánea. Ed. Celeste. Madrid,1992. 


Págs.97-131.“El Art Nouveau” 


Puede encontrarse una cuarta variante del código-estilo del Art Nouveau en esta obra de Joseph Maria Olbrich construida en Viena en 1898. Fue la primera prueba significativa del arquitecto y como tal embrionaria de todo estilo Secesión; al mismo tiempo contiene el germen de muchas características de las versiones del Art Nouveau que produjeron los austriacos: la inspiración clasicista, la axialidad perspectiva, la tendencia a la reducción estereométrica y decorativa, etc. El edificio, que tenía la doble función de albergar la sede del grupo de los artistas secesionistas y el pabellón para las exposiciones, presenta una planta compacta, casi en cruz griega, obtenida por la macla de cuatro rectangulos; esta situado en un solar triangular. El espacio no construido, que estaba ajardinado, debía servir para la exposición de esculturas al aire libre. En planta, lo que diferencia la forma del edificio de la cruz griega es precisamente el reflejo de las dos zonas y funciones distintas de la construcción. La primera, que contiene el vestíbulo de entrada, los locales para los artistas y las oficinas, manifiesta en su volumetría exterior un acento más monumental. a fachada principal presenta, a los lados de la escalinata central, de volúmenes macizo el los que apoyan dos de los cuatro pilares que recogen la cúpula que cubre el atrio de entrada. Está, realizada con una estructura de hierro, lleva en su superficie exterior un revestimiento formado por un abundante follaje dorado. Es este sin duda el elemento de mayor impacto y, junto con la decoracion de otras partes del edificio. constituye el elemento más propio al gusto pictórico de Olbrich. Sin embargo, “pagado” este tributo a la parte más representativa del edificio, la cas de Secesión presenta otros valores. Los lados de los dos macizos que componen el alzado principal disponen de dos órdenes de huecos, lo que reduce estos volúmenes a dos losas pesadas y permite, junto con esa especie de friso que los corona sobre el tramo correspondiente a la entrada, con el basamento de la cúpula y sus cuatro pilastras-torretas y con el insólito cuerpo de la propia cúpula, desarrollar un juego de volúmenes macizos abstractos típicos de la corriente abstracto-geométrica del Art Nouveau. Por estos y por otros motivos, la casa de la Secesión puede compararse al Templo Unitario de Oak Park, construido por Wright en 1906. Los aciertos del edificio en la parte destinada a galería de exposiciones son de otra naturaleza. El joven Olbrich abandona aquí la vía del pictorialismo y la de la composición mediante grandes masas plásticas, para crear un organismo que trata sobre todo de ser una envoltura funcional. Una vez definida la volumetría exterior, reclaman todo su interés la cubierta con sus lucernarios altos y el estudio de las paredes móviles. Ya en 1906 un comentarista inglés escribía sobre este punto: “nunca se habían resuelto mejor los problemas específicos que presenta un palacio para exposiciones. Los interiores se habían ideado con paredes móviles, de manera que hasta la más pequeña parte del espacio podía utilizarse de la forma más conveniente y con la luz deseada, cayendo desde lo alto o surgiendo de los lados”.


En el exterior, el tratamiento de la sparedes ciegas laterales y de la propia fachada posterior, sobre las cuales la intervención del arquitecto se limita a una decoración superficial poco convincente, demuestra que la parte de la construcción destinada a galería refleja una intención y un objetivo distintos del plástico-monumental de la entrada. Sin embargo, a pesar de este límite evidente, no cabe excluir que la intención de Olbrich fuera la de dejar en un segundo plano estas paredes, confiando el resultado plastico, tambien en el lado de la galería, a la composición volumétrica, es decir, al juego de los lucernarios y de los cuerpos de fabica que el gusto de la época no permitía dejar completamente desnudos, como hubiera sido preferible. este paso lo dará poco más tarde su amigo Hoffmann, a partir del sanatorio de Purkersdorf, pero con ello estamos ya fuera del Art Nouveau y de la Secesión, es decir, en el ámbito del protorracionalismo.


Después de estas observaciones sobre los valores y las limitaciones de la casa de la excepción, conviene explicar por qué la hemos elegido como obra paradigmática y emblemática dentro de la variante austriaca del Art Nouveau, del estilo que se denominó precisamente como “Secesión”. Indudablemente, el conjunto de las estaciones del metropolitano de Viena proyectadas por Otto Wagner, con la colaboración del mismo Olbrich, son obras más completas y coherentes que el edificio que hemos examinado, e incluso otras obras de Wagner representan mejor el gusto vienés el los años a caballo de ambos siglos. Sin embargo, les falta ese sentido de ambigüedad, e incertidumbre, de equilibrio entre Art Nouveau y protorracionalismo propio de toda la actividad de Olbrich, y muy particularmente en esta su primera obra. Si es cierto, por tanto, que la personalidad de Olbrich es la que por su versatilidad y polivalencia encarna mejor que otras el estilo Secesión, esta construcción juvenil puede considerarse como el programa “involuntario” de toda la tendencia y de su propia superación.


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GIEDION S., Espacio, tiempo y arquitectura. Edit. Dossat. Madrid 1978.


Págs. 301-346.  “Hacia la sinceridad en la arquitectura” 


El resultado de todo ello fue esa especie de concentración excesiva en los fines decorativos que aparece también en la galería de arte de la Secession en Viena (1898), obra de Olbrich. El edificio fue denunciado implacablemente por Adolf Loos. Este arquitecto vienés había vivido en Inglaterra y en los Estados Unidos, y había aprendido a reconocer la importancia del trabajo anónimo que se llevaba a cabo en esos países en la producción de artículos para la vida cotidiana, desde ropa a bañeras, pasando por baúles.


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PEEL Lucy, POWELL Polly, GARRET Alexander., “Austria y los Secesionistas” en Introducción a la Arquitectura del siglo XX. CEAC. Barcelona, 1990. Págs.18-21.


Aquí la estructura de acero es un elemento evidente, pero predominan las formas con decoración floral. Dicha dicotomía se aprecia aún más en el edificio de exposiciones Weiner Sezession de Olbrich, acabado en 1899. Olbrich había sido uno de los fundadores de la disidente Wiener Sezesión en 1897 y por lo tanto le pareció necesario hacer una manifestación arquitectónica fuerte. La estructura principal del edifico es sustancial, completa, con un revestimiento de cemento, pero los detalles de vida animal y vegetal, con un aspecto de mucha importancia en el edificio, especialmente en la tracería metálica de la cúpula de acero.  Al igual que ocurre en las agujas de la catedral medieval de Colonia, la estructura perforada da una sensación de ligereza al “peso” de todo el edificio.


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PEVSNER, N.,  Pioneros del diseño moderno, desde W. Morris hasta Walter Gropius. Edit. Infinito. Buenos Aires, 2003


Págs. 161-186. El edificio de la Sezession (fig. 122) fue proyectado y construido por Olbrich entre 1898-99. No hay necesidad aquí de extendernos mucho sobre las características Judgendstil de esta cúpula metálica con su superabundante decoración floral. Un punto esencial para nosotros, es la simplicidad de un contorno semicircular y el ritmo de los tres volúmenes que dominan la vista principal. Estos elementos, en verdad, son tan novedosos como cualquiera de los que encontramos en las obras de Wright del mismo periodo.


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