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FRAMPTON Kenneth., Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


Pág.169-179.“La nueva colectividad: arte y arquitectura en la Unión Soviética” 


"...El llamado 'racionalismo' de Ladóvsky era cualquier cosa menos programático, pues lo que buscaba en última instancia era --como ha observado Lubetkin- un universalismo de tipo Larousse. Al igual que los artistas neoclásicos de finales del siglo XVIII, prefería usar entidades geométricas como esferas y cubos, formas que podían asociarse hipotéticamente con estados psicológicos específicos. En 1923, Ladóvsky intentó propagar sus visiones con la fundación de Asnova (Asociación de nuevos arquitectos), un grupo profesional centrado en los Vkhutemas. Esta organización alcanzó su mayor influencia alrededor de 1925, cuando tanto Lissitzky como el arquitecto Konstantín Mélnikov formaban parte de ella. Al igual que los puestos de mercado, desmontables y de madera, que diseñó en 1924, el pabellón de la URSS construido por Mélnikov en la Exposición de Artes Decorativas de París de 1925 era una síntesis de los aspectos más progresistas de la arquitectura soviética hasta esa fecha. Por el uso imaginativo de tablas y puntales de madera sencillamente ensamblados, recordaba no sólo la tradición vernácula de las estepas, sino también los pabellones que se habían diseñado para la Exposición Agrícola e Industrial de todas las Rusias, de 1923, incluyendo el quiosco de lzvestia (de los artistas A. A. Exter, Gladkov y Stenberg) y el pabellón Majorca del propio Mélnikov. En su concepción básica, el pabellón de Mélnikov reflejaba el formalismo rítmico de la escuela de Ladóvsky . El solar rectangular se animaba con una escalera en diagonal que dividía la planta baja en dos triángulos idénticos. Esta escalera -- que ascendía y descendía por una construcción abierta de madera, formada por planos entrecruzados -- daba acceso tan sólo a la planta superior del edificio. Semejante forma de cubierta intersecante pronto se iba a convertir, entre la vanguardia rusa, en un recurso 'geométricamente progresista' tan frecuente como la hélice logarítmica de la torre de Tatlin. La construcción dinámica de madera levantada por Mélnikov se completaba con un interior de Rodchenko para un club obrero ideal, que presentaba el mobiliario ligero típicamente productivista, incluyendo un conjunto de mesa y dos sillas, dialécticamente pintadas de rojo y negro, para jugar al ajedrez."


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CURTIS, W., "Arquitectura y Revolución en Rusia" en La arquitectura moderna desde 1900, Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006


Pág. 207. "La Exposición de Artes Decorativas de París en 1925 dio a la Unión Soviética la oportunidad de proyectar un pabellón como escaparate de sus bienes industriales; evidentemente, el edificio habría de ser también un estandarte de la ideología soviética. El arquitecto elegido para el trabajo fue Konstantin Melnikov , miembro de la Asociación de Nuevos Arquitectos (ASNOVA), antiguo profesor de la escuela Vjutemas y artista volcado en la idea de que el estilo correcto para el nuevo orden consistía en una expresión escultural dinámica que conmoviese a las masas. Su pabellón era un magistral instrumento de propaganda. La planta estaba atravesada por un recorrido diagonal y ascendente que proporcionaba vistas de las piezas expuestas a ambos lados, logrando asi la penetracion de espacios interiores y exteriores . Más que simplemente rectangulares, los volúmenes tienen forma romboidal , y las ilusiones perspectivas que esto producía se añadían a la tensión visual del proyecto. El pabellón era desmontable y estaba realizado en madera, pero su imaginería era una exaltación flagrante de la estética fabril. Para los no entendidos en los significados asociativos de las formas arquitectónicas modernas (presumiblemente la mayoría de los visitantes), la identidad y el significado del edificio se veían reforzados por una especie de pérgola situada a horcajadas sobre el pasaje y hecha a base de vigas y hoces y martillos entrelazados. El contraste entre este tratamiento deliberadamente modesto y reducido al mínimo, y el carácter cursi, llamativo y consumista de la mayoría de los otros pabellones nacionales solo podría contribuir aún más a la fuerza de los mensajes. Solo el pabellón de L'Esprit Nouveau de Le Corbusier , arrinconado en uno de los lados del recinto de exposición, era equiparable a este despliegue de honradez. No obstante, los proyectos de ambos artistas eran curiosos microcosmos de visiones más amplias del mundo que se esforzaban por encontrar una verdadera solución social ; ambos se alzaban como fragmentos utópicos junto a las expresiones sofisticadas pero superficiales del gusto comercializado de la clase media , exoticamente impregnado de las nuevas posibilidades de expresión reveladas por el Art Deco."


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