BENEVOLO, L., Historia de la arquitectura moderna.Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.
p.385-295. "...Después de esta casa Horta construye en Bruselas otras numerosas viviendas, tiendas, almacenes etc. la Maison du Peuple – construida en 1897 para albergar las oficinas del Sindicato de Trabajadores Socialistas – está considerada su obra maestra. También aquí el organismo queda vinculado desde un principio a la forma del terreno, recortado entre calles estrechas y una plaza circular, y la arquitectura se inserta con impecable continuidad, en los vínculos ambientales. La estructura es de acero, encajonada en muros discontinuos, como en muchos edificios franceses de la época, pero aquí aparece claramente al exterior, enmarcando las amplias cristaleras con sus cerramientos de madera al natural. Los tramos del muro, con hiladas alternadas de ladrillo y piedra gris, cierran las superficies de cristal y ligan el edificio con la arquitectura circundante, construida en fábrica maciza. Hay aquí una perfecta unidad entre estructura y decoración; así, en el interior, en el salón de oficinas para el público, el dibujo ornamental del techo queda hecho con las mismas vigas de sustentación y, en el salón de actos, en la última planta, sirve también la estructura reticular de las jácenas transversales para calificar decorativamente el espacio.
Pág.1052 La demolición de edificios afecta a la obra de Horta. Muchos edificios importantes de la segunda mitad del XIX y primeros años del XX han sido demolidos. Entre ellos, la Gelleríe des Machines (1889), demolida en 1910, les Halles de Paris demolidos en 1971 y la Maison du Peuple (1896-1899) de Victor Horta, demolida en 1973"
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COLQUHOUN A., La arquitectura moderna. Una historia desapasionada. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 2005
pág. 19-20. "El edificio público más importante de Horta fue la nueva Maison du Peuple, construida entre 1896 y 1899 (y demolida en 1965).Horta recibió este encargo a través de sus clientes domésticos, con quienes compartía el entorno social y los ideales socialistas. Al igual que en las casas, la simetría beaux arts en planta se debilita cuidadosamente mediante elementos programáticos asimétricos. Aunque aparenta ser una suave piel ondulada que sigue el límite del solar, en realidad la fachada es una composición clásica dispuesta en torno a una exedra poco profunda. No obstante, debido a un acristalamiento continuo - y a pesar de su alusión a los edificios extensamente acristalados del renacimiento flamenco que pueden verse en Bruselas -, debió provocar un efecto chocante cuando se construyó.
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CURTIS, W., La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.
págs. 54-57... Aunque Horta captó claramente el significado del modo de vida de sus fastuosos clientes, sus preocupaciones sociales y su ámbito de expresión no se limitó a esta clase social. Esto queda claro gracias al proyecto de la Maison du Peuple (1896-1899), también en Bruselas, construida como “Casa del Pueblo” del Partido Socialista Belga. El solar era difícil y se extendía sobre un segmento de un espacio urbano circular, y en parte, a lo largo de dos calles radiales. La fachada combinaba curvas cóncavas y convexas, y la entrada principal estaba situada en uno de los cortos salientes convexos. La expresión visible del esqueleto de hierro era todo lo “radical” que podían ser los rascacielos coetáneos proyectados por Sullivan en Chicago (en los que la estructura solía estar enbebida en un revestimiento de fábrica, en ladrillo o en una funda de terracota). En parte este tratamiento se inspiraba sin duda en las anteriores estructuras de los ingenieros en el siglo XIX, como las cubiertas de las estaciones y los edificios de exposiciones, pero la elección de los materiales mediante cerramientos de vidrio parecía tener alusiones morales relativas a la propia institución: “… era un encargo interesante, como enseguida comprendí: construir un palacio que no debía ser un palacio sino “una casa” cuyo rasgo lujoso sería la luz y el aire que habían faltado durante tanto tiempo en los barrios degradados de la clase trabajadora…”.
La integración de los materiales, la estructura y las intenciones expresivas eran incluso más afortunadas en el interior, especialmente en el auditorio principal de la parte alta del edificio, en el que la cubierta estaba formada por una especie de sistema de cercha gótica en acero. Las paredes laterales y las ventanas quedan reducidas a ligeras pantallas de relleno y el efecto del conjunto era una unidad orgánica en la que la ornamentación y la acentuación visual de la estructura real actuaban íntimamente unidas. Los techos estaban ingeniosamente ondulados para controlar la reverberación, y una galería doble, colgaba de las armaduras de la cubierta, se usaba para contener los conductos de la calefacción. De este modo pese a su carácter fantástico, este espacio de “ático” estaba fuertemente condicionado por exigencias prácticas. Como exclamaba el propio arquitecto, parafraseando a un observador: “ Que fantasioso es este arquitecto, se empeña en poner sus línea y curvas alternadas, pero realmente es un “maestro” de ellas… pero estoy indignado…!Usted majadero! ¿No ve que todo se ha pensado a partir de la arquitectura entendida como construcción, fiel al programa hasta rayar en el sacrificio?”
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FRAMPTON, K., Historia crítica de la arquitectura moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.
p.66-68. La Maison du Peuple construída para el partido Socialista Obrero Belga en 1897-1900 es la obra más original en la carrera de Horta y la única en la que al parecer, se sintió libre para seguir los principios de Viollet-le-Duc hasta su conclusión lógica. Aquí, un vernáculo nativo de ladrillo y piedra fue brillantemente explotado para crear una arquitectura de construcción vista; la obra de ladrillo fue modulada consistentemente y moldeada para recibir la piedra y la piedra fue enderezada para acoger el hierro y el vidrio. En tanto que externamente este tectónico quedó comprendido por la expresión elevable de un programa complejo y por el desplazamiento de una forma de plano cóncavo sobre un lugar en pendiente, internamente consiguió una expresión contundente y muy fluida a través de la estructura de acero expuesta en todos los volúmenes principales, las oficinas, las salas de reunión, la sala de teatro y conferencias y la cafetería. Este conjunto “neogótico” de ladrillo, hierro y vidrio, consistente pero extrañamente carente de resolución, fue el logro más influyente de Horta y no sería superado en su último y más resuelto ensayo en este idioma, sus grandes almacenes Innovation, contruidos en Bruselas en 1901.
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FUSCO R.de., Historia de la arquitectura contemporánea. Edit. Celeste. Barcelona, 1992.
pág.114.115. "No es casualidad que en este clima sociocultural, en el que el capitalismo va asumiendo formas nuevas y en el que la producción manufacturada tiende a expandirse a toda la esfera social, Horta realice su obra cumbre, la Maison du Peuple, o sea la sede del partido socialista belga, de su cooperativa de consumo y del sindicato obrero de Bruselas. Al final de la I Guerra Mundial, tras una temporada en Inglaterra y América, Horta recibe grandes reconocimientos oficiales, pero su genio declina y produce obras que no son clasicistas, como pretende tanta crítica, y no pueden compararse con los que había realizado en los años 1890. En suma, el desarrollo artístico de este arquitecto sigue fatalmente el destino del estilo que él había iniciado y del que sigue siendo la más alta expresión.
Pág. 134-141 La Maison du Peuple. Encargado por el Parti Ouvrier Belge, el edificio de la Sociedad Cooperativa obrera de Bruselas (destruido recientemente por una incalificable actividad de sustitución) debía satisfacer, de conformidad con el espíritu socialista reformador de finales de siglo, tres funciones principales, con los locales que veremos más adelante; una político-social, una “comercial” y una recreativa. La forma de la planta del edificio, libre por tres lados, estaba completamente determinada por la de la parcela en que debía realizarse. A esta condición se unía la de las alineaciones de calles: la parte cóncava de la fachada principal completaba la plaza oval de Van der Velde, mientras que los lados oblicuos seguían respectivamente la línea de la rue de Pigeons y la de la rue Stevens, que flanqueaba la catedral. Estas líneas condicionan en gran parte la distribución interna del edificio, así como su división en bloques. En la rue Stevens se situaban los almacenes de ropa, que ocupaban la planta baja y el primer piso, con una entrada propia por una escalera independiente. Esas mismas dos alturas estaban ocupadas por la sala de café, en la parte que daba a la plazuela Vandervelde. La entrada principal del edificio estaba en la esquina entre la parte cóncava y la fachada a la rue des Pigeons; a la entrada seguían un gran vestíbulo y un hall, que terminaba en el fondo en la doble escalera, elemento de relación vertical entre todos los pisos de la construcción. A un lado, alineado con la rue de la Samaritaine, estaban las tiendas de alimentación que, a diferencia de las de la ropa y de la sala de café, ocupaban sólo la planta baja; en este lado del edificios, el primer piso estaba dedicado a un grupo de oficinas, al que se accedía mediante dos escaleras de caracol que partían del vestíbulo. El segundo piso estaba destinado por completo a oficinas, si se exceptúa la sala de reuniones políticas (dedicada posteriormente a Matteotti), que tenía una altura superior a la de los locales contiguos, obtenida a expensas de los espacios situados por debajo. En este nivel, el edificio persía su fragmentariedad vertical, debida a las diferentes funciones enumeradas más arriba, para asumir una homogeneidad de distribución y un trazado horizontal unitario. En este sentido, eran más unitarios el tercer y cuarto piso, ocupados casi enteramente por la sala de espectáculos o auditórium, capaz de 1500 personas sentadas. Sin salirnos de una descripción general, ha de mencionarse que el edificio disponía de estructura metálica; que presentaba un patio triangular en el lado de la pared ciega; que denunciaba – única observación desde un punto de vista actual- una fachada principal, la sinuosidad ya descrita, y una secundaria sobre el lado opuesto, continuamente interrumpida con entrantes y salientes sin “componer” arquitectónicamente. A pesar de la discontinuidad de este lado, es significativo el hecho de que siguiera un trazado general rectilíneo, que formaba un ángulo recto con la fachada a la Rue de la Samaritaine. Podemos decir que el carácter morfológico de la planta provenía de la alineación cónavo-convexa del d¡frente principal y del ángulo a escuadra mencionado, que regulaban todos los espacios interiores. Así pues, el esquema planimétrico puede dividirse idealmente con una línea longitudinal, de un lado de ella quedan ambientes que, al adaptarse al perímetro irregular, asumen forma de pentágono, octógono, exágono etc. mientras que del otro lado se uniforman con la regularidad del ángulo recto. Puede notarse, además, una progresiva simplificación de los locales de abajo a arriba: mientras que en la planta baja y en el primer piso el edificio se divide en tres zonas diferentes, el piso de las oficinas resulta más homogéneo y unitario por la forma y las funciones de los locales; el piso correspondiente a la platea del auditórium se simplifica aún más con la forma neta y precisa de la sala y de los espacios adyacentes, y en el nivel de la terraza sobresale sólo el cuerpo rectangular de la sala de celebraciones.
Al examinar los ambientes más significativos de la Maison du Peuple destacan sobre los otros la sala de café y el auditórium. La primera estaba situada en la planta baja, en el centro del edificio, ocupando por entero su dimensión tranversal; se accedía por tres lados; por la fachada acristalada cóncava de la plaza Van der Velde, por el vestíbulo lateral y por la parte superior. La cantidad de aberturas se debía al hecho de que la sala debía utilizarse para manifestaciones públicas con notable afluencia del público, y el acceso al vestíbulo servía para relacionarla con los restantes locales de los pisos superiores. Puesto que el cuarto lado, el del mostrador, estaba también prácticamente perforado por las aberturas a los locales anejos al bar, de tal forma, y gracias a la estructura metálica Horta creaba un ambiente de planta libre delimitada en el contorno por vidrieras. Esto llevaba a cabo ese ideal de máxima permeabilidad visual y luminosa entre interior y exterior que alentará gran parte de las obras del Movimiento Moderno. Entre tantas superficies ligeras y transparentes el intradós de la cubierta asumía el papel del elemento más estable y significativo figurativamente. Se ha afirmado, con justicia, que dicha cubierta hacía referencia a algunos dibujos de Viollet-le-Duc; sin embargo, el hecho nuevo era que aquí el armazón metálico del plano de la cubierta no apoyaba sobre muros sólidos y compactos, sino sobre montantes de hierro que, por su poco volumen y por su continuidad “gráfica” con las vigas, aseguraban la mayor importancia al lado horizontal del intradós. Este enlazaba con el suelo por medio de una doble pareja de poutrelles, inclinadas en la parte superior para recoger y sostener las vigas horizontales, curvadas en contraflecha; el recorrido de estas armaduras estaba interrumpido por otras vigas dispuestas en sentido transversal; en la trama resultante se insertaban otras viguetas metálicas, según un complejo juego de diagonales. Pero además de la referida conformación del intradós, una emblemática asociación de la técnica del hierro y de la poética del Einfühlung, la sala de café presentaba otra característica peculiar. Respecto al auditórium, de mayor belleza y más elaborado, el local de la planta baja se acercaba más a un ambiente “exterior” que a uno “interior”, en el sentido de que recordaba más a una nave industrial o ferroviaria que la intimidad recoleta de un café burgués. Las luminarias (y todos los demás elementos del mobiliario) se parecían más a las de las calles que a las que suelen usarse para iluminar interiores; las sillas no estaban diseñadas por Horta, sino que eran producción en serie, de Thonet; sobre todo, su acento geométrico y un poco mecánico, denotaba y significaba, mejor que cualquier otro, un local claramente pupular, un lugar de descanso y de reunión, adaptable si fuera necesario, a las necesidades de la asamblea.
El auditórium ocupaba los dos últimos pisos del edificio, con un volumen paralelepipédico regular y, sin embargo, la percepción de su espacio interno era muy distinta de la de un espacio de ángulos rectos. También aquí la conformación perceptiva general estaba confiada más a los elementos lineales (montantes, putrelles, ménsular metálicas, barandillas de la balconada etc.) que a la bidimensionalidad de las paredes. Frente a los elementos lineales metálicos, las paredes laterales, resultaban virtuosamente anuladas o, en cualquier caso, subordinadas a la figura estructural de la sección transversal. Esta estaba construida por pórticos reticulados con montantes inclinados hacia el interior y travesaños sinusoidales; de los montantes nacían dos órdenes de ménsulas soportando el primero el plano de la balconada y el segundo otro plano más estrecho dedicado a las instalaciones técnicas de iluminación, acústica y calefacción. Así, la superposición a la sección regular de la serie de pórticos reticulados producía un perfil en mansarda, que después volvía a encontrarse en la superficie del cerramiento exterior, donde el sentido de la línea cedía sitio al de la superficie y el volumen. Pero si existía esta diferencia entre el exterior y el interior, en éste último se verificaba una notable fusión entre línea y plano, especialmente en el intradós de la cubierta. Este resultaba modelado en forma cóncavo-convexa por las vigas reticuladas, a las que atravesaban las correas rectilíneas, que recorrían toda la superficie del techo en sentido longitudinal; se determinaban así una serie de recuadros, cada uno de los cuales, a excepción de los situados en los extremos, conservaba un trazado plano, aunque contribuyendo en el contexto a conformar una superficie cóncavo-convexa, sobre la cual, como ya he dicho, alcanzaban una perfecta fusión los elementos de línea y los elementos de superficie.
El desarrollo ondulado de la cubierta del auditórium parece volver a proponer en el interior el de la fachada principal, donde, sin embargo la temática compositiva es bastante más articulada y compleja. En efecto, independientemente de que el trazado cóncavo-convexo derive de la alineación de las calles, la fachada parece buscar dos objetivos, el de regularizar todas las asimetrías y, al tiempo, el de reflejar al exterior todos los espacios y funciones internas. Así puede explicarse el uso de tantos elementos (la estructura metálica vista, la división modular del acristalamiento, los bow Windows, las franjas de ladrillos verticales y horizontales, los diversos tipos de balausttadas etc. ) y la fragmentación de las partes que corresponder a las diferentes secciones del edificio. En resumen, la simmetria general se obtiene por la existencia de tantas asimetrías parciales, hasta que la balaustrada de la terraza unifica horizontalmente la composición entera del conjunto, marcando el perfil ondulado de la fachada. En otras palabras, a diferencia de los edificios de hierro y cristal de la Escuela de Chicago, y a la construcción más reciente con curtain-wall, donde todo se reduce a la repetición mecánica de un módulo que nada dice sobre el espacio interior, en la maison du Peuple todos los ambientes internos se ponen de manifiesto y al tiempo colaboran a la definición del alzado, sin perder nada de su propia individualidad, actuando como una tesela de un mosaico más grande. Todo debe ser claro y comunicativo, tanto en el interior, totalmente permeable a la luz y accesible a todos, como en el exterior, que refleja todas las formas y funciones internas. Aunque con carácter marginal la misma leyenda de la balaustrada de la terraza – Science, Coopération, Travail, Karl Marx, Proudhon, Fourier, Robert Owen etc. – muy parecida a los rótulos de las tiendas de la planta baja – Nouvautés, Draperis, Tissus pur Dames, Vêtements confectionnés sur mesure, Merceries etc. – y todo dominado por el título de La maison du Peuple, contribuyeron a la significación de esta construcción singular, representando como un gran emblema para su ya elocuente imagen."
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HITCHCOCK Henry-Russell., Arquitectura de los siglos XIX y XX.Edit. Cátedra. Madrid, 1986.
"Sin duda la obra aislada más importante de Horta fue la Casa del Pueblo (1896-99) que hizo para las autoridades de la ciudad de Bruselas sobre un solar de forma muy extraña al que supo sacar partido. Extendiéndose alrededor de un segmento de una plaza circular y a lo largo de dos calles radiales, la fachada formaba una serie continua, pero irregular, de curvas, la mayoría cóncavas, pero con la entrada principal situada en una de las secciones convexas más pequeña. La parte mayor del muro exterior constaba de una estructura de hierro visto, con secciones de sólida fábrica de albañilería, que definían los extremos y el intercolumnio de la entrada. Los montantes verticales no estaban curvados, pero muchos de los miembros horizontales estaban ligeramente arqueados. Los elementos decorativos de metal en alguna de las intersecciones pretendían, sin lograrlo plenamente, dar al entramado general la calidad orgánica que había conseguido plenamente en el vestíbulo de entrada de la casa Van Eetvelde. Horta tuvo dificultades, al igual que en sus casas, para encajar los detalles esculpidos de la fábrica de piedra, aquí en relación con los paneles de ladrillo del muro, con la obra en metal; allí donde los dos se unían estrechamente, como en el arco de la entrada de materiales mixtos, el resultado era bastante torpe.
En inevitable hacer una comparación con la obra de Sullivan de estos años, ya que no hay nada del período estricto con el que pueda compararse la Casa del Pueblo. En Sullivan los elementos estructurales principales metálicos están siempre revocados y el metal visto es casi únicamente decorativo. Sin embargo hay una gran semejanza en la forma en que Sullivan manejaba los montantes de metal en las entradas del almacén Carson, Pirie & Scott, montantes que se elevan y se entretejen con la ornamentación en la parte superior, con el intento de Horta de combinar lo estructural y lo decorativo en su armazón de elementos metálicos vistos.
Esto lo consiguió extraordinariamente en el auditorio situado en la parte superior de la casa del Pueblo. En este las vigas de hierro colado que soportan el techo, que forman una especie de sistema de vigas martillo con las galerías laterales, tenían curvas graciosas y expresivas pero esencialmente estructurales. Junto con las vigas, las barandillas decorativas de las galerías proporcionaban un contrapunto delicado y armonioso en los complejos detalles de características vegetales. En torno al marco estructural, el auditorio estaba cerrado sólo por el vidrio o por paneles muy delgados sujetos con arcos metálicos, algo semejante al muro-cortina de mediados del siglo XX; así pues, hubo en este edificio permanente mucho de la iluminación volumétrica que anteriormente sólo se asociaba a los edificios temporales para exposición. Se demolió en 1967."
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ZEVI Bruno., Historia de la arquitectura moderna. Edit. Emercé. Buenos Aires, 1954
La obra maestra de Victor Horta es probablemente la Maison du Peuple, construida en Bruselas cuatro años después de lacasa de la rue de Turin. A una mayor puereza decorativa corresponde en ella el valiente impulso de la disposición de los volúmenes y la lograda franqueza funcional. La ondulación de la vasta fachada es de una osadía inventiva, que no tiene quizás parangón en esta primera época del movimiento moderno. No se la puede abarcar en su totalidad desde ningún punto de vista; el elemento expresivo de la masa de los muros es negado no sólo por la estructura de hierro y por las superficies de vidrieras continuas, sino también arquitectónicamente por las perspectivas en fuga. Las plantas del segundo y tercer piso demuestran la libre maestrías de la composición; sin caer en arbitrariedades funcionales, Horta se mantiene independientemente de las rígidas estereotomías y de todo rectangularismo elemental. En el auditórium, situado, contra toda costumbre, en el último piso, las estructuras metálicas están a la vista, pero por su graciosa flexibilidad, por el gusto por las perforaciones, por la forma en que componen un libre espacio interior, verdadero sustantivo transparente y vibrante de un ambiente que de otro modo sería estáticamente prismático, dichas estructuras se liberan de toda determinación práctica en una catarsis que es característica de toda auténtica obra lírica. Las estructuras a la vista son típicas en las obras de los maestros modernos. Pero compárese el salón de la Bolsa de Amberes de Berlage, o uno de los tantos interiores de las fábricas de la AEG de Berens, con esta obra maestra y se tendrá una medida de la altura creadora de Horta."