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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


Págs. 515-517. " Las transformaciones del clasicismo no eran las únicas formas de crear una nueva monumentalidad, como muy bien demostró la Ópera de Sidney, de Utzon, o la posterior Philarmonica de Berlin de Hans Scharoun, que seguía la tradición de la forma libre ·expresionista". En la Catedral de Coventry (1951-9162), Basil Spence intentó incluso proyectar a la manera gótica abstracta, pero sus soportes languiruchos y sus detalles remilgaos eran unos fracasos expresivos. Lo que faltaba no era tanto la convicción como la capacidad de traducir esa convicción en formas. Tampoco se limitaron las tendencias monumentales de finales de los años 1950 y principios de 1960 a programas cívicos y religiosos: especialmente en los Estados Unidos parecía haber una especie de voluntad interior de grandeza que afectaba a muchos arquitectos y a muchos tipos de edificios. Los tersos rascacielos de estructura de acero dieron paso poco a poco a cajas de ascpecto más pesado, chapadas en mármol y adornadas con tiras macizas de piedra no muy diferentes de las pilastras. Incluso la vivienda se vio inundada por una ola de pensamiento megaestructural. De este modo, el mito del "diseño total" se unió a las formas mastodónticas en otro intento de dar una configuración  clara a la ciudad norteamiericana.  


Pág. 553. La Philarmónica de Berlín en la urbanística Alemana de 1960. En la Alemania de los años 1960 también surguieron varias escuelas de pensamiento contendientes, en especial cuando se trataba de la ciudad. La exposición INTERBAU, celebrada en 1957, había cumplido algo así como la función de una Weissenhofsiedlung de posguerra, con aportaciones de reconocidos arquitectos internacionales como Aalto, Niemeyer y Le Corbusier, junto a creaciones alemanas; Berlín obtuvo su propia versión de la Unité d´Habitation y un modeo de arquitectura moderna. Pero como señaló el historiador Wolfgang Pehnt – se trataba de “una mezcolanza de notables edificios individuales” sin un principio urbanístico nuevo y relevante. A comienzos de los años 1960, la reconstrucción social y urbana alemana había llegado a un punto en que la monumentalidad cívica (una especie de tabú después de la guerra) se volvía a mencionar una vez más. La Filarmónica de Berlín llevaba a buen término algo del período expansionista de cuarenta años antes, mientras que la Neue Notionalgalerie de Mies van der Rohe reafirmaba sin complejos el espíritu clásico alemán. Pero las formulaciones poéticas de esta intensidad eran escasas. La norma era una prosa arquitectónica en clave menor que servía del bloque rectangular, el entramado y el muro cortina. 


.....Con referencia a la acústica....en ella el auditorio rodea a los músicos; forma parte de un cuerpo unificado en una expriencia musical, porque como escribió el porpio Schaorum “ La música en el centro, esta es la sencilla idea que determinó la sala de conciertos”. Y como resultado de esto, los angulosos palcos, al igual que las convexas curvas del techo, reflejan y dispersan el sonido, creando en el auditorio la sensación íntima de estar participando de la orquesta. Hans SCHAROUN., Filarmónica de Berlín (1956- realizada a lo largo de 1960), en donde el auditorio se concibió como un recipiente multifacetado, con formas angulares, planos ladeados y bandejas estratificadas de asientos que flotaban a distintos niveles; en conjunto, era una evocación de la música en términos espaciales."


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FUSCO Renato de ., Historia de la arquitectura Contemporánea. Ed. Celeste. Madrid,1992.


Págs.205-261.“La vanguardia figurativa” 


La vanguardia arquitectónica y la arquitectura del expresionismo. En el siguiente capítulo volveremos sobre la génesis del racionalismo para afrontar aquí el tema de la verdadera y propia arquitectura del expresionismo. En rigor, las obras que pueden clasificarse como tal con seguridad son pocas: el Grosses Schauspielhaus, realizado por Hans Poelzig, en 1919, en Berlín; las oficinas de la Höchst Farbwerke, de Behrens, en Frankfurt (1920-24); la Einsteinturm, de Mendelsohn, en Potsdam; el Monumento a los Caídos de Marzo, en Weimar, de Gropius, de 1921; la fábrica de sombreros Steinberg, en Luckenwalde (1921-23), del mismo Mendelsohn; el palacio de oficinas llamado Chilehaus, de Hamburgo, realizado por Fritz Höger en 1923; el segundo Goetheaneum, de Dornach, proyectado en 1923 por Rudolf Steiner; los almacenes Schocken, en Stuttgart, de Mendelsohn, del '26, etcétera.


 Este grupo de obras presenta aparentemente pocas características invariantes, de ahí la tesis que sostiene más de un autor de que no ha habido una arquitectura expresionista propiamente dicha. Por el contrario, además de reconocer las constantes el uso del hormigón armado aprovechando todas sus posibilidades plásticas, la adopción del vidrio independientemente de su propiedad física de transparencia, la insistencia en las líneas cóncavo-convexas y en cualquier caso irregulares, la ruptura con la estereometría pura tan recurrente en el protorracionalismo, el gusto por el detalle, la intención de fundir orgánicamente el edificio con su entorno más inmediato, etc.- podríamos encontrar otros vínculos entre las obras citadas, como, por ejemplo, el motivo tan empleado de las franjas de ventanas que construye Hans Poelzig en 1910 en Breslavia, retomado más tarde por Mendelsohn, o la frecuente solución de esquina con curvas de amplio radio que adopta también el propio Mendelsohn, que continúa siendo el arquitecto expresionista más significativo.


 En la limitación de nuestro discurso no nos detendremos más en este tipo de análisis, reduciéndonos a observar que las pocas construcciones a que hemos aludido presentan una contextualidad y un sentido explicito que se inserta en el conjunto de las imágenes producidas por la vanguardia. Engarzados en los dibujos de la Gläserne Kette, los edificios referidos configuran un conjunto orgánico que legitima sin dudas la existencia de una arquitectura expresionista. Por lo demás, la misma obra maestra de Mendelsohn y de toda la escuela, la Einsteinturm, encuentra su ratificación más amplia, convirtiéndose sin más en el emblema de un estilo, cuando la relacionamos con la vasta colección de dibujos que realizó el autor desde 1914 a 1923.


 Pero la mejor prueba de que el expresionismo se manifiesta también en la arquitectura es el hecho de que, como ya hemos mencionado, la evolución de esta tendencia sobrepasó el período de la primera postguerra, acompañando y corrigiendo toda la producción racionalista y orgánica. Como observa Zevi, «el expresionismo es un componente permanente de la arquitectura moderna, desaparece y vuelve a surgir continuamente en la evolución histórica y en la vida de cada arquitecto. Nace mucho antes de los célebres dibujos de Erich Mendelsohn y de su torre de Einstein: basta pensar en Antonio Gaudí. Y emerge de nuevo cuando todos han decretado su muerte: recordemos la Chapelle de Romchamp, de Le Corbusier. Sufren experiencias expresionistas Wright, Mies van der Rohe, Gropius; para Wright serán siempre fundamentales (...). Pero el fenómeno es mucho más amplio y complejo: para superar la hibernación racionalista y el conformismo académico que le sucede, se recurre necesariamente al expresionismo"


 El caso más palpable de la actualidad de esta orientación arquitectónica nos lo ofrece Hans Scharoun, el arquitecto que permaneció fiel al expresionismo durante toda su vida, que en esta segunda postguerra, con la unidad de habitación «Romeo y Julieta», de 1959, y sobre todo con la Philarmonie de Berlín, terminada en 1963, ha creado las obras más significativas de los últimos años.


Págs.445-549. “Un código virtual” 


La primera y más difundida apelación a la historia es la que actúa en el ámbito mismo del Movimiento Moderno, la que busca la «tradición de lo nuevo» (para satisfacer en un cierto sentido esa exigencia de continuidad de la que se ha hablado más arriba), retomando, como hemos podido ya observar a propósito del neoliberty, tendencias, léxicos y elementos que habían quedado marginados por el éxito del racionalismo. Parecen revestirse así de un nuevo interés todas aquellas orientaciones arquitectónicas que precedieron a dicho código-estilo, como la arquitectura de los ingenieros, el Art Nouveau, el protorracionalismo, la escuela de Amsterdam, el siglo XIX, etc. En cuanto al neoexpresionismo, solo en parte constituye una reinterpretación, puesto que obras como el núcleo residencial Romeo y Julieta, realizado en Stuttgart entre 1954 y 1959, o la Philharmonie de Berlín (1963), de Scharoun, no representan tanto un retorno al expresionismo histórico como su propia evolución ininterrumpida. También dentro de la recuperación de la «tradición de lo nuevo», en este caso de la vanguardia histórica, se retoman motivos neoplásicos, futuristas y sobre todo del constructivismo ruso, como ejemplo el caso de la Facultad de ingeniería de Leicester, de 1963, realizada por Stirling y Gowan, que pone de manifiesto claramente, entre otras, su relación con el Club de los Trabajadores del Transporte, realizado en Moscú en 1928 por K. S. Melnikov.


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 FRAMPTON Kenneth.,  Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.  


 


Pág.118-124.La Cadema de Cristal. El Expresionismo arquitectónico europeo. 1910-1925 ”


En la Exposición de la Secesión de Berlín, celebrada en 1923, Hans y Wissili Luckhardt, junto con Mies y algunos de sus contemporáneos, habían empezado a mostrar una forma de construir más funcional y objetiva, una corriente que llevó al año siguiente a la formación del Zehnerring. Hacia 1925 –cuando el Zehnerring se convirtió en Der Ring, con Härling como secretario- no habían aparecido divisiones entre las distintas posturas, puesto que su energía colectiva se estaba concentrando en superar la política reaccionaria de arquitecto municipal de Berlín, Ludwig Hoffmann. En 1928, sin embargo, una vez ganada esa batalla, el interés de Häring por lo ‘orgánico’ le llevó a enfrentarse con Le Corbusiercuando, como secretario de Der Ring, participaba en la fundación de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM) en La Sarraz, Suiza. Mientras Le Corbusier propugnaba una arquitectura basada en el funcionalismo y en las formas geométricas puras, Häring trataba en vano en atraer al congreso hacia su propia concepción de la construcción ‘orgánica’. Su fracaso no sólo acentuó la naturaleza no normativa y ligada al ‘lugar’ de su planteamiento, sino que marcó el eclipse final del sueño de Scheebart. Pese a todo lo que Scharoun hizo por ampliar esta visión en el periodo de posguerra –en las viviendas Romeo y Julieta, cosntruidas en Stuttgart entre 1954 y 1959, y en su última obra maestra, la Philharmonie, construida en Berlínentre 1956 y 1963-, la naturaleza idiosincrásica del enfoque ‘orgánico’ ha tenido desde entonces pocas posibilidades de prevalecer.  


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MONTANER, Josep María., Sistemas arquitectónicos contemporáneos. Gustavo Gili. Barcelona, 2008.


págs. 64-89. “Sistemas orgánicos”


Existen formas urbanas complejas, elaboradas culturalmente como síntesis de paisajes tradicionales y pinturas.


En el conjunto del Kulturforum en Berlín, los dos grandes edificios públicos proyectados por Hans Scharoun (1893-1972)podrían considerarse asimilables a los conjuntos paisajistas proyectados por Alvar Aalto. De todas formas, la propuesta de Scharoun, como la de todo buen expresionista alemán, está mucho más a favor de lo artificial y lo urbano. Ambos volúmenes están pensados a partir de la riqueza, fluidez y cualidades de unos espacios interiores que generan las formas de dentro hacia fuera, como contenedores, tiendas o velos que cubren las actividades. Fue así como Scharoun creó la sala de conciertos para la Filarmónica de Berlín (1956-1963),una nueva tipología de espacio orgánico y democrático configurado en torno al fenómeno y a la experiencia de la música. La Biblioteca Estatal (1963-1964)es un inmenso edificio que recibe a los lectores con un gran vestíbulo que es una plaza cubierta y que desarrolla unos espacios fluidos y concatenados, que se extienden como capas horizontales, con múltiples rincones a escala humana, plataformas como praderas, escalinatas como desfiladeros, lugares de estudio como balcones, lucernarios y lámparas que evocan elementos naturales, en definitiva, un interior proyectado como un auténtico paisaje.


La Berliner Philharmonie fue diseñada por el arquitecto alemán Hans Scharoun, conocido por su expresionismo arquitectónico y uno de los máximos exponentes de la rama orgánica. Este edificio, situado muy cerca de la Neue Nationalgalerie de Mies Van der Rohe, no pasa desapercibido. En comparación con el museo minimalista citado, observamos una exposición de colores que nos recuerdan a la luz del ocaso que atrae las miradas fácilmente, sumándole también por la elegancia formal que podríamos pensar que se tratase de un telón de teatro que espera ser abierto por una función (aunque realmente esta sala de conciertos carece de telón y escenografía). El edificio es producto de un concurso de 1958 llamado “Berlín capital” donde se buscaba un nuevo lugar en la ciudad donde hubiese un nuevo foco cultural, y, por lo tanto, la sala de conciertos de Hans Scharoun sería el primer edificio en terminarse. Durante su realización, hasta su acabado, fue objeto de muchas críticas debido a los costes y formas arquitectónicas aladas (que posteriormente influenciarán a Herzog Y de Meuron en la sala de conciertos “Elphi”) hasta la prueba de su acústica. Según lo definen, la acústica de la Filarmónica es excelente, y es hoy en día una de las salas con la mejor acústica del mundo. Pero esto se produce por una idea inteligente por parte del arquitecto, y es colocar al músico en el centro, ya que al producir un sonido que se expande esféricamente por los espacios, pensó en colocar también asientos que observaran la espalda de los músicos (idea que, para algunos, parecía descabellada en aquel entonces) para aprovechar el sonido y no perderlo en esquinas o pareces vacías. Los asientos, siendo 2440, van colocados por tramos unos encima de otros pensados para que toda persona escuche perfectamente la música, y pueda, con concentración, separar los sonidos para poder oír uno en concreto si lo desea. Su planta es pentagonal y posee una cubierta con forma de carpa que cae desde las puntas que ofrece la fachada. Hoy en día, la obra maestra y monumental de Hans Scharoun que le proyectó a la fama sigue siendo un modelo a seguir en el campo de los diseños de los auditorios. En 2008 sufrió un incendio, pero pudo restaurarse.


 

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