Págs. 20-28.“Transformaciones territoriales: evolución urbana, 1800-1909”
Ninguna de estas realizaciones podía competir en alcance y capacidad liberadora con la visión radical del 'nuevo mundo industrial', formulada por Charles Fourier en su escrito del mismo nombre (El nuevo mundo industrial y societario), publicado en 1829. La sociedad no represiva de Fourier debía depender del establecimiento de comunidades ideales o 'falanges', alojadas en falansterios, donde las personas debían relacionarse según su principio psicológico de la 'atracción pasional'. Puesto que este falansterio se había proyectado para estar en pleno campo, su economía debía ser primordialmente agrícola, complementada con manufacturas ligeras. En sus primeros escritos, Fourier perfiló los atributos físicos de su asentamiento colectivo: estaba modelado a partir del esquema de Versalles, con el ala central destinada a las funciones públicas (comedor, biblioteca, jardín de invierno, etc.), mientras las laterales se dedicaban a los talleres y al caravasar. En su libro Traité de I'association domestique agricole (1822), Fourier escribía del falansterio describiéndolo como una ciudad en miniatura cuyas calles tendrían la ventaja de no sufrir las inclemencias del tiempo. Lo veía como una construcción cuya grandeza, aunque adoptada en términos generales, reemplazaría a la miseria pequeñoburguesa de las casitas individuales aisladas que por entonces iban rellenando los intersticios exteriores de las ciudades.
Pág.169-179.“La nueva colectividad: arte y arquitectura en la Unión Soviética”
Para lograr el primero de ellos, plantearon una segunda consulta en SA, en 1927, sobre la forma apropiada de la nueva vivienda colectiva o dom-kommuna. Las respuestas recibidas se usaron como base para un concurso fraternal que intentaba desarrollar y depurar un nuevo prototipo residencial, algo en la línea del falansterio de Fourier. La mayoría de las propuestas daban una importancia simbólica y operativa a un corredor interior con accesos a ambos lados, un volumen formado por la alternancia de viviendas dúplex que pasaban por arriba y por abajo. Una versión de esta sección llegó a ser adoptada por Le Corbusier a partir de 1932 como la sección 'cruzada' del bloque tipo de la Villa Radieuse.
Págs. 226-233. “Le Corbusier y la monumentalización de lo vernáculo, 1930-1960”
En relación a la Unité de Habitation de Le Corbusier.Esta integración total de los servicios comunitarios recordaba el modelo del Falansterio de Fourier en el siglo XIX no sólo por su tamaño sino también por aislamiento con respecto al entorno inmediato. Y tal y como el falansterio pretende albergar al hombre corriente en un dormitorio principesco (Fourier detestaba la mezquindad de la casa individual) la Unité era considerada por su autor como restauradora de la dignidad de la arquitectura a la más simple vivienda individual.
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Págs. 175-213.“Las iniciativas para la reforma del ambiente, desde Robert Owen a William Morris"
A diferencia de Owen, Fourier no piensa en alojamientos separados para los habitantes del falansterio. La vida discurrirá como en un gran hotel: los ancianos vivirán en la planta baja; los niños en la primera y los adultos en las superiores. El falansterio estará dotado de instalaciones colectivas y servido de forma centralizada. Fourier concibe el edificio bajo las formas áulicas de la arquitectura representativa francesa; deberá ser simétrico, con tres patios y numerosas entradas, siempre en el eje de los diversos cuerpos de fábrica; el patio central, llamado Place de Parade, se vigilará desde la Tourd'Ordre, donde habrá un reloj y un telégrafo óptico. La descripción de Fourier continúa descendiendo a precisiones sorprendentes por su minuciosidad.
“La «calle-galería» está situada en el primer piso; no podría estar en la planta baja porque la atravesarían en muchos puntos de pasos para coches.
Las calles-galería no reciben luz de los dos lados, están adosadas a cada cuerpo de fábrica; todos los cuerpos tienen dos hileras de habitaciones, una recibe luz del exterior y la otra de la calle-galería; esta tendrá la altura de los tres pisos que dan a ella. Las puertas de acceso a todos los departamentos de la primera, segunda y tercera planta dan a la calle-galería, y se llega a ellas por escaleras distribuidas a intervalos para subir a la segunda y tercera planta. Las escaleras principales, según el uso, sólo llegan a la primera planta, pero dos de las escaleras laterales llegan hasta la cuarta planta. La calle-galería tendrá seis toesas de anchura en el centro, y cuatro en las alas, cuando se construyan los edificios definitivos, al cabo de treinta años; pero dado que, por ahora, no nadamos en la abundancia, nos conformaremos con edificios económicos, y con mayor razón si dentro de treinta años deberán reconstruirse según planos mucho más vastos. Así, pues, se reducirá la calle-galería a 14 toesas en el centro y en las alas. Los cuerpos de fábrica tendrán 12 toesas de ancho según el cálculo siguiente:
- galería, 18 o 24 pies;
- habitación a la galería, 20 pies;
- habitación al exterior, 24 pies;
- los dos muros exteriores, + pies:
en total, 72 pies, es decir, 2 toesas. Las salas públicas podrán alcanzar las 8 toesas de ancho y dará la galería, o bien al exterior.”
Se intenta muchas veces la realización del falansterio en Francia, Argelia, América y Nueva Caledonia, siempre sin éxito. Durante el Segundo Imperio se lleva a cabo algo parecido en Guisa, por. J. B. Godin (1817-1889), un antiguo obrero que llega a ser empresario, como Owen, y la experiencia, en contra de todas las previsiones, dura largo tiempo. Godin, sin embargo, modifica los planos de Fourier en dos puntos esenciales; en primer lugar, el peso de la iniciativa se apoya en una industria; en segundo, la vida común queda abolida, asignando a cada familia un alojamiento individual en un gran edificio con patios, que dispone además de un asilo, una escuela, un teatro y otros servicios. Esta agrupación recibe el nombre de “familisterio” y dirige las empresas de Godin, después de su muerte, en forma de cooperativas de producción".
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Pags. 132-147. “La critica radical y utópica”
El auténtico reto de toda teoría crítica y de toda propuesta utópica, desde Thomas Moro y TommasoCampanella hasta la actualidad, ha sido inventar nuevas formas concretas para nuevos modos devida, un reto que a menudo los utopistas clásicos, como Victor Considerant, olvidaron al interpretarel falansterio ideado por Charles Fourierrepitiendo tipos ya establecidos, como los palacios de lamonarquía (literalmente el palacio de Versalles), eludiendo la invención de los nuevos edificios quecorresponderían a las nuevas sociedades.
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