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 SERRAINO Pierluigi., Eero Saarinen 1910-1961. Un expresionista estructural. Edit. Taschen. Colonia, 2006.


Págs. 37-41. "A principios de la década de 1950, las formas culturales comenzaron a aparecer en la arquitectura de Eero Saarinen. A partir de entonces, la estética de sus proyectos oscilaría entre el estilo miesiano que encarna el Centro Tecnológico de la General Motors y la exploración de un mundo de formas orgánicas representado por la terminal TWA. Según Don Knorr, el arquitecto que realizó los bocetos par Case Study House nº19 y que trabajó para Saarinen a finales de la década de los 40, "indudablemente, estábamos haciendo cosas que podrían considerarse simplicistas... Edificios como la terminal TWA comenzaron a proyectarse apenas yo salí de la empresa. Creo que entonces no se tenían ni las herramientas ni la capacidad para hacer aquella clase de ingeniería y diseño". No obstante,  cuando llegó el encargo para el Auditorio Kresge y la capilla, la transición había comenzado y vientos de cambio soplaban en el estudio.


El arquitecto finlandés declaró que los principios de Mies van der Rohe influyeron enormemente sobre sus ideas respecto al diseño de estos dos edidicios. La claridad de la estructura fue el veículo de la monumentalidad del Movimiento Moderno. Si para Mies van der Rohe la arquitectura era una estructura, para Saarinen la articulación de aquella expresión estructural tenía que ir más allá del purismo abstracto del marco de acero. En esta etapa, los pasos que dio en esa dirección fueron aún inseguros si se los compara con su ulterior trabajo. En una posterior apreciación de la cúpula del auditorio, él mismo reconoció que el resultado final era sólo parcialmente satisfactorio: "Retrospectivamente, no queda más que criticar este edificio. Parece un globo a medio inflar".


Durante las visitas preliminares al sitio, sus ideas acerca del proyecto maduraron. Se encontraba cerca de la residencia Baker House de Alvar Aalto, y tenía que competir con edificios abyacentes de una altura aproximada de seis pisos y marcadas características propias. Saarinen optó por emplear formas primarias para que se distinguieran del denso tejido del campus e hicieran honor a una geometría icónica. Las consideraciones acústicas no tuvieron relación con la decisión de encerrar la gran sala en una cúpula; el deseo de fomentar una mayor integración entre el público y el escenario hicieron que se prefiriera esta opción. El carácter poco expresivo de esos objetos arquitectónicas, elevados sobre una plataforma, demuestra que el arquitecto aún debía alcanzar el total dominio del lenguaje del diseño estructural. La planta del auditorio, que tiene capacidad para 1.238 espectadores, es un gran triángulo equilátero cubierto por un octavo de esfera de hormigón, cuya génesis - según Aline Saarinen -  estuvo relacionada con la disección de una pelota de goma hueca. La cúpula toca el suelo en tres puntos, se extiende a lo largo de 48.70 m y tiene un espesor de sólo 890 centímetros en su cima. la sección a través del área de los asientos tiene "esencialmente, la forma de una cúpula invertida. El edificio está formado por dos conchas, como una almeja ...


...Ambos edificios (auditorio y capilla) recibieron variadas críticas. Saarinen interiorizó algunas de ellas y admitió abiertamente los defectos de su obra. Uno de los puntos más criticados fue la falta de proporciones. El cuidadoso intento de dejar intacta la forma y minimizar el número de aberturas transmitió un mensaje ambiguo tanto a visitantes como a críticos. Otra crítica fue que las formas eran demasiado terrenales. Para el auditorio en particular, Saarinen había planteado trazar una silueta muy dinámica que surgiera desde el suelo y luego volvería a bajar elegantemente, pero el resultado final transmite más la sensación de una forma que descansa que la de un gesto dinámico. Además ambos edificios están demasiado encerrados en sí mismos y no se involucran en un entorno inmediato sino, quizá por contraste."


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MONTANER J. M., La modernidad superada. Arquitectura, arte y pensamiento del siglo XX . G. Gili. Barcelona, 2002


Págs. 89-114 “La expresión en la arquitectura de después del Movimiento Moderno”.


 Esta monumentalidad que intenta ser fiel a la nueva tradición moderna seguirá dos mecanismos complementarios para expresarse, como nos lo demostraran los grandes complejos y edificios públicos de los años 50.


Por una parte, la exploración de la mayor expresividad de las cubiertas que las nuevas estructuras de hormigón armado, de acero y de madera laminada y encolada pueden permitir, junto a las nuevas técnicas de impermeabilización. Al negar  otras formas de cubierta que no fueran la plana -proponiendo paradigmas como los rascacielos y pabellones prismáticos de Mies- la arquitectura moderna renunciaba a la parte que podía aporta mayor expresividad. La exploración de formas más vivas, enérgicas y escultóricas se manifiesta en obras como el Kresge Auditorium en MIT (1954) y el estadio de Hockey en la Universidad de Yale, New Haven(1956-1959), ambos de Eero Saarinen; la capilla de Ronchamp de Le Corbusier (1950-1955); la ópera de Sidney de Jorn Utzon (1957-1974), o el Auditorio de Hugh Stubbins para la Exposición Internacional de la Feria de Berlín (1957).


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