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Estudio sobre el tráfico para Filadelfia

  • 1945 - 1962
  •  
  • KAHN, Louis Isadore
  •  
  • Philadelphia
  • Estados Unidos
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ROSA Joseph., Louis I. KAHN 1901-1974. Espacio iluminado. Edit. Taschen. Colonia, 2006.


Págs.25-27." Filadepfia era la ciudad de Kahn, quien a lo largo de toda su carrera, hizo grandes esfuerzos y propuestas innovadoras para su reordenación. Pueden obeervarse algunos aspectos de sus ideas sobre el espacio en sus numerosos dibujos analiticos, algunos de los cuales simplemente aislan el tráfico de vehículos y configuran Filadelfia como una ciudad idealizada completamente nueva. Muchos de los estudios abstractos de Kahn sobre circulación y urbanismo pueden verse reflejados en su posterior edificio de la Asamblea Nacional para la capital de Bangladesh y en proyectos urbanos de mayores dimensiones para ciudades norteamericanas con problemas. 


Uno de los primeros proyectos de Kahn fue el "Triángulo", una amplia extensión de Filadelfia considerada como una zona deprimida conterrenos sin construir y edificios ruinosos. La propuesta de Kahn para la reordenación de la zona (1946-1948) era una ciuadad moderna ideal con bloques horizontales y una avenida que atravesaba una gran plaza.


Hacia principios de los años cincuenta, Kahun se implicó en los planteamientos para solucionar la congestión de tráfico, que pasaban por desbaratar todavía más la ciudad. Una solución era reorientar los patrones del tráfico mediante la identificación de calles para tráfico más lento y para tráfico más rápido. Para ilustrar estas problemáticas condiciones, y cómo su solución podía resolverlas, Kahn realizó una serie de dibujos que incluyen notaciones abstractas sobre varios modos de movimiento, tanto de vehículos como de peatones. Kahn denominó a sumetodología el "orden del movimiento" y lo empleó como instrumento para regular y analizar el movimiento y expresarlo  visualmente. 


A lo largo de varias décadas, el proyecto de urbanismo para Filadelfia desarrollló nuevos espacios públicos, estructuras y zonas para elmovimiento tanto peatonal como de vehiculos. Aemás, las ideas de Kahn se hicieron más visionarias, con el tiempo y, así, consideró la idea de desviar todo el tráfico de vehículos fuera del centro de la ciudad. Sin embargo, a Edmund Bacon, director  ejecutivo de la Comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Filadelfia, no le pareció una opción realista. A finales de 1959 Kahn presentó otra propuesta, que se dio en llamar "arquitectura del viaducto", que rodea el centro d ela ciudad de viaductos de varios niveles que permitían nuevos y múltiples patrones de movimiento por la ciudad".


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FRAMPTON Kenneth.,  Historia crítica de la  Arquitectura Moderna. Gustavo Gili. Barcelona, 1987. 


Pág.241-249. “El eclipse del New Deal: Buckminster Fuller, Philip Johnson y Louis I. Kahn 1934-1964” 


En esta coyuntura de la carrera de Kahn, encontramos una de las paradojas centrales en la obra e influencia de Buckminster Fuller, ya que si bien la contribución de Fuller era postulada tanto por él mismo como por sus seguidores como el único enfoque auténticamente funcionalista de la época, desde entonces ha resultado evidente que sus sistemas estructurales geodésicos deberían ser contemplados como evocadores a través de su geometría universal, una actitud frente a la forma y a la vida que es fundamentalmente mística. Por la subsiguiente carrera de Kahn, está claro que esta faceta del pensamiento de Fuller ejerció una fuerte influencia sobre su evolución, sobre todo durante el periodo de su asociación con Ann Tyng, que era una ardiente seguidora de la línea de Fuller. Las diversas versiones del Ayuntamiento de Kahn, triangulado y de múltiples planos, para Filadelfia, diseñadas en asociación con Tyng entre 1952 y 1957, encierran el periodo durante el cual más se encontró él bajo la influencia de Fuller. El concepto básico de un rascacielos geodésico, estabilizado por pisos tetraédricos de hormigón - ‘un puntal vertical contra el viento’ - permitió a Kahn regresar a una intención arquitectónica que hubiera sido apreciada por Viollet-le-Duc. Esto resulta evidente en una de las más claras declaraciones de intención que él manifestó:


En tiempos góticos, los arquitectos construían con piedras macizas. Hoy podemos construir con piedras huecas. Los espacios definidos por los miembros de una estructura son tan importantes como estos miembros. La dimensión de tales espacios varía en escala desde los vacíos positivamente en el diseño de una estructura queda en evidencia por el interés y el trabajo crecientes en el desarrollo de espacios-marco. Las formas con las que se experimenta proceden de un conocimiento más íntimo de la naturaleza y del incremento en la búsqueda constante de orden. Los hábitos de diseño que conducen al ocultamiento de la estructura no tienen un lugar en este orden tácito. Tales hábitos retrasan el desarrollo de un arte. Creo que en arquitectura, como en todo arte, el artista conserva instintivamente las marcas que revelan cómo se hizo una cosa. La sensación de que nuestra actual arquitectura necesita embellecimiento procede en parte de nuestra tendencia a disimular las articulaciones, a ocultar como se unen las partes. Deberían idearse estructuras capaces de albergar, las necesidades mecánicas de habitaciones y espacios… Si tuviéramos que adiestrarnos a dibujar tal como construimos, de abajo arriba, cuando lo hacemos, deteniendo nuestro lápiz para hacer una marca en las juntas, surgirían ornamentos de nuestro amor en la expresión del método. Ello ocasionará que al amasar la construccion de luz y material acústico, la inhumación de las torturadas en indeseables tubería, conducciones y cañerías llegaría a ser intolerable. El deseo de expresar cómo se hace se filtraría a través de toda la sociedad de la construcción, hasta el arquitecto, el ingeniero, el constructor y el delineante.


Los temas fundamentales de la subsiguiente carrera de Kahn están todos ellos perfilados en este notable párrafo, desde la noción de la transposición conceptual de sólido y vacío -véase la referencia a las piedras huecas- hasta la idea de integrar explícitamente sistemas mecánicos con la estructura y el importante corolario de que el principio de ordenación universal (o sea ‘lo que la construcción quiere ser’) sólo podría manifestarse a través de la revelación del proceso constructivo.


...El repudio de Kahn respecto a un funcionalismo sencillo aunque socialmente comprometido, en favor de una arquitectura capaz de trascender utilidad le llevó a postular un enfoque paralelo para la forma urbana. Una vez más, este cambio reflejó su propia evolución, en la que progresó desde proyectar la Ville Radieuse en el centro de Filadelfia -en sus llamados estudios Ciudad Racional de 1939-1948- hasta defender, en su madurez, la necesidad de establecer una distinción explícita entre la arquitectura del ‘viaducto’ y la construcción a una escala humana. tal vez esto no fuese nunca expresado tan contundentemente como en su plan para el núcleo de Filadelfia en 1956, en el que trató de introducir las formas de la Roma de Piranesi en 1762, al servicio de la ciudad moderna. Sin embargo, con toda la poesía racional de esta proposición, y el ingenio de su sutil redistribución de las normas de tráfico (por ejemplo, su distinción entre las vías rápidas como ‘ríos’ y las calles controladas por semáforos como ‘canales’), la propuesta de planificación presentada por Kahn se mantuvo paradójicamente no especifica cuando se trató de imaginar las relaciones precisas que debían obtenerse entre el peatón y el automóvil. Kahn, consciente de la profunda antipatía entre el automóvil y la ciudad, y del vínculo fatal entre consumismo, el centro comercial suburbano y la decadencia del núcleo urbano (vínculo que procedía, incidentalmente, de los efectos combinados del subsidio federal de autopistas en la posguerra y de las medidas hipotecarias de la Ley G.I.), no fue más capaz que los demás arquitectos de concebir un intercambio satisfactorio entre la escala humana y la escala del coche. Su piranesiana propuesta de 1956, un ‘muelle’ que comprendía un silo cilíndrico de seis plantas y capacidad para 1500 automóviles, rodeado en su perímetro por bloques de dieciocho pisos, estaba tan privado como cualquier otra megaestructura del periodo de los elementos necesarios con los que establecer una escala humana en su base. Los límites del profundo historicismo de Kahn nunca fueron tan patentes como en su comparación de su plan para Filadelfia con Carcassonne. Era, sin duda, una vana esperanza utópica argumentar, cómo hizo, que la ordenación del movimiento dentro de una ciudad aseguraría necesariamente su defensa contra la destrucción por obra del automóvil.


 

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