pág.72-77."En el mundo occidental, el recinto bibliotecario más antiguo que ha conservado su colección y accesorios originales se encuentra en la pequeña localidad universitaria italiana de Cesena, cerca de Rímini. En la actualidad se accede a la biblioteca por una moderna escalera que desemboca en un largo pasillo conectado, a su vez, a un pequeño vestíbulo. A la izquierda se encuentra la entrada a la biblioteca Plana, que perteneció a Pio VII Chiaramonti (1742-1823), una hermosa colección que se guarda en una sala sin mayor interés desde el punto de vista arquitectónico. A la derecha, se abre un portal de grandioso aspecto, aunque un tanto achaparrado, que da acceso a la Biblioteca Malatestiana o Biblioteca de Malatesta. El nombre lo toma del tirano local Malatesta Novello, quien pagó las obras y supervisó su construcción. Erigida entre 1447 y 1452, su proyecto corresponde al arquitecto Matteo Nuti, por lo demás relativamente desconocido. Aunque se encuentra ubicada en un momasterio franciscano, tan sólo nueve años después de su terminación, Malatesta implicó a la comuna de Cesena en su gestión, y es este particular regien administrativo lo que explica la supervivencia de la biblioteca hasta nuestros días.
Los muros de la biblioteca son verdes, una luz de esa tonalidad inunda la estancia y el suelo rojo, colores del escudo de armas de la familia Malatesta. El largo y depejado pasillo central aparece cubierto por una boveda de cañón que dirige al visitante a una pared desnuda situada al fondo, mientras que las dos naves que flanquean este espacio central aparecen divididas en compartimentos por bóvedas de crucería. Nuestra atención pasa por alto en gran medida estos detalles, porque se ve inmediatamente atraida por el mobiliario del recinto; las dos filas de banchi tal y como se demonina en los manuscritos italianos. Son muebles parecidos por su forma y disposición, a los bancos de una iglesia. Cada asiento soporta la mesa inclinada del puesto de lectura situada tras él. Debajo de cada uno de estos pupitres inclinados - y apenas visible - hay un único estante en el que reposan los libros. La posición de cada libro es fija ya que están encadenados al atril. Quien desee leer un libro debe dirigirse al escritorio donde dicho libro está colocado, y allí debe sentarse. Por tanto, el lector ha de ir al encuentro del libro en lugar de esperar a que le traigan el volumen. La biblioteca tiene 58 escritorios, 29 a cada lado. Construida entre 1447 y 1452, ha permanecido prácticamente intacta durante más de 560 años. Las fechas son importantes; la biblioteca medieval más antigua que se conserva no se construyó en la Edad Media, sino en el período que normalmente designamos como Renacimiento. ¿Pero que aspecto tenían entonces las bibliotecas medievales?...."
A la biblioteca se accede por un pórtico de piedra que da acceso a la misma. La estancia suele permanecer cerrada tras unas puertas de madera, equipadas con robustas cerraduras de hierro, que sólo se abren para franquear el paso a los lectores autorizados. El elefante ubicado en el interior del frontón de entrada a la biblioteca, es el símbolo de la dinastía de los Malatesta, cuyo lema "el elefante indio no teme a los mosquitos", lo que quería decir es que la familia no tenía miedo a los enemigos.
Unas ventanas con rejas, permiten ver la biblioteca desde el vestíbulo de la entrada. La sala está iluminada por unas pequeñas ventanas en ojo de buey, cubiertas por grueso vidrio soplado, aporta una iluminación difusa de color verdoso. Los muros aparecen revestidos de yeso tintado de color verde, mientras que el suelo de terracota es rojo. Son los colores del linaje de los Malatesta. La biblioteca se divide en naves o compartimentos, cobiertos por bovedas de ladrillo como medida de protección contra el fuego. Dichas bóvedas se refuerzan con tirantes de hierro. Cada nave contiene tres pupitres. Los extremos de los bancos están cortados para que encajen en el perfil de las columnas y llevan tallado el escudo de armas de los Malatesta también presente en los capiteles.
La biblioteca está amueblada con banchi, un tipo de pupitre que al parecer estuvo presente en muchas bibliotecas medievales italianas. Todos se orientan en la misma dirección y se encuentran separados de los muros, de forma que se puede acceder a ellos desde los dos extremos del pupitre, una disposición que sin duda evitaba malestar al resto de los lectores. Los delanteros son idénticos a todos los demás, están separados del muro frontal, que a su vez tiene como único adorno una ventana elevada. Los pupitres en sí, constan de una tapa inclinada sobre un único estante donde se guardan los libros. Estos se hallan encadenados a una barra de hierro colocada en paralelo al reborde del pupitre. Las cadenas van sujetas a unos cierres, fijados al canto inferior del libro. La Biblioteca Malatestiana resulta especial, porque conserva in situ, su colección original, transmitiendo de este modo con nitidez el aspecto de las bibliotecas italianas tardomedievales.