pág.309-310. "El uso de las estanterás de acero y de los sistemas de rodillos incrementó enormemente la capacidad de muchas bibliotecas, pero ni siquiera estos avances resolverían los problemas a los que se enfrentan las más grandes, encargadas del depósito legal. En el siglo XX, la Británica entre otras muchas empezó a recurrir de forma progresiva a los depósitos externos a su sede, que por lo general se ubicaron en naves de almacenamiento adquiridas y adaptadas de un modo específico para suplir esta carencia. Las bibliorecas modernas han progresado en esta dirección, diseñando grandes instalaciones ad hoc como la que se construyó en Swindon para la Bodeliana de Oxford.
A finales del siglo XX, la Biblioteca Bodleiana se enfrentaba a un problema de escasez de espacio para el depósito de los volúmenes, pues el edificio diseñado por Thomas Dodley en el centro de Oxford se había quedado pequeño. Ya entre 1909 y 1912 se había construido una ampliación situada en el School Quadrangle, consistente en un enorme almacén subterráneo que la conectaba con la Radcliffe Camera; posteriormente en los años cuarente del siglo XX se edificó la biblioteca nueva al otro lado de la Board Street según un proyecto de Giles Gilbert Scott. Las nuevas construcciones terminaron por llenarse, sin lugar para una ampliación ulterior. Puesto que la Dodleiana es una biblioteca de depósito legal, sus problemas de almacenamiento no podrían sino agravarse. Los elevados precios del suelo en el centro de la ciudad y las restricciones urbanísticas en su periferia habrían encarecido considerablemente la construcción de un nuevo depósito en el término municipal. Por ello se adoptó la decisión de edificarlo en South Marston, cerca de Swindon, a unos 45 Km de Oxford.
El almacenamiento de los volúmenes lejos de la biblioteca no resulta habitual, pero existe algún precedente. La idea de un depósito externo donde guardar los volúmenes que casi nunca se solicitan ya la sugirió en los años 80 del siglo XIX Charles William Elliot, el rector de la Universidad de Harvard y varias universidades estadounidenses inauguraron instalaciones externas en los años cuarenta del siglo pasado. El Museo Británico se esforzó por habilitar espacio de almacenamiento en su sede principal durante la segunda mitad de dicha centuria, además de utilizar varias naves en diversos lugares de Londres. En 1973 cuando se fusionó con otras bibliotecas públicas para conformar la Biblioteca Británica, adquirió un centro de documentación que en la actualidad se denomina Document Supply Center (DSC) y se encuentra en la localifad de Boston Spa (Yorkshire), en el norte de Inglaterra. Este centro se convirtió en la sede del servicio de préstamo interbibliotecario. Desde sus inicios, el DSC fue concebido como una instalación de almacenaje con un mínimo espacio destinado a lectura. En 2021 se completó una nueva nave cuya construcción costó 28 millones de libras y que alberga nada menos que 262 kilómetros de estanterías capaces de absorver los 3 millones de nuevas adquisiciones anuales. La Bodleian Storage Facility - el nuevo depósito de la Bodleiana diseñado por el estudio de arquitectura Scott Brownrigg - comparte un concepto parecido. El edificio inaugurado en el 2009, es gigantesco y puede ampliarse incluso. La superficie actual de su planta equivale a la de 1,6 estados de fúltol y su capacidad de depósito se cifra en 230 Km de estanterías que pueden dar cabida a 8 millones de volúmenes.
Tanto en el nuevo depósito de la Bodleiana como en el DSC, los libros se guardan en cajas identificadas con un código de barras que se insertan en unos estantes diseñados específicamente para este propósito. El DSC utiliza un sistema automatizado de recuperación de documentos que permite un almacenamiento más compacto. La Bodleian Storage Facility emplea carretillas elevadoras especialmente modificadas y operarios humanos. Aunque este sistema requiere más espacio, su mantenimiento es más sencillo. En ambos casos las naves de almacenes están llenas de estanterías y se mantienen a temperatura y humedad constantes a fin de preservar los libros. Estas instalaciones no sustituyen a las bibliotecas, sino que se limitan a separar la lectura del almacenamiento. Lo lectores solicitan los volúmenes electrónicamente y estos se extraen de las cajas depositadas en los estantes, se empaquetan y se envian a las distintas bibliotecas peticionarias, donde se leen y se devuelven a su lugar de origen. "