El museo de Arte Moderno y Arquitectura diseñado por Rafael Moneo se encuentra en la isla de Skeppsholmen en el centro de Estocolmo. Su historia data de 1953, cuando Otte Scold propuso crear un museo que se dedicase al arte moderno y contemporáneo. En 1956 se eligió un antiguo pabellón naval de la marina sueca, para usarlo como sede del edificio y aún en construcción se expusieron algunas obras de Pablo Picasso. El 9 de mayo de 1958 el museo abrió oficialmente sus puertas ya terminado, realizándose como primera exposición una muestra sobre las obras de Le Corbusier. El Museo de Arquitectura poco a poco fue creciendo, teniendo un cada vez mayor problema para el almacenamiento y trabajo de sus Archivos de Arquitectura
No fue hasta 1990 cuando se abre un concurso para construir una nueva sede del museo en la que participaron arquitectos de todas partes del mundo. En 1991 se anuncia que Rafael Moneo es el ganador con su proyecto llamado TELEMACO. Pero no fue hasta 1994 cuando se comenzaron a realizar las obras.
En todo el complejo se ha prestado una atención especial a su relación con el entorno. El diseño geométrico de la planta permite libertad en la organización de los espacios y, por con-siguiente, flexibilidad en la función. Hacia el norte se desarrolla el Museo de Arte, estructurado a lo largo de un corredor que se asoma a las cordelerías y al jardín interpuesto. Para el museo han sido reservados una amplia sala para exposiciones temporales y tres pabellones. Estos últimos están organizados en bloques, con las salas cuadradas y rectangulares de diversas dimensiones, encajadas las unas en las otras, según la lógica de la compacidad. La neutralidad de la geometría de las salas se ve reforzada por la iluminación cenital conseguida mediante tragaluces abiertos en el techo en tronco de pirámide: es una solución que garantiza una relación ideal entre difusión de la luz y altura de los entornos.
Como dice R. Moneo , en un lugar en el que "la fragmentación y la intervención mínima son los rasgos más típicos" , la silueta de las cubiertas del Moderna Museet evoca una arquitectura "discontinua y quebrada, como la ciudad de Estocolmo". La delicada piel de cartón-yeso que acoge las obras de arte, la envoltura intermedia de hormigón que define los nítidos contornos oblicuos de la cubierta y un forro de zinc exterior coronado por escuetas ‘cajas de luz’ materializan una concepción constructiva basada en la superposición y continuidad de pieles, mediante la que el nuevo Museo de Arte Moderno y Arquitectura se ha convertido en el más reciente icono urbano de la capital nórdica.
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