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Club obrero Rusakov

Rusakov Worker´s Club
  • 1927 - 1928
  •  
  • MELNIKOV, Konstantin
  •  
  • Moscú
  • Rusia
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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006. 


Págs. .201 -215“Arquitectura y revolución rusa” .


Así pues, para la vanguardia soviética, el periodo hasta 1925 fue de experimentación tentativa sobre el papel, o de hipótesis de edificios de pequeña escala. La segunda mitad de la década de 1920 —al igual que en Alemania— fue un período de realizaciones, pues los arquitectos modernos comenzaron a imaginar nuevas funciones sociales así como nuevas formas. El propio Melnikov se encontraba entre los primeros arquitectos que proyectaron clubes o edificios públicos que contenían teatros, bibliotecas comunitarias y salones para la divulgación de las ideas, la exaltación de la vida pública y una forma controlada de ‘ocio'. Una vez más, Melnikov no pudo concebir tales funciones en términos formales neutros: intento traducir los programas en volúmenes escultóricos dinámicos.


En su proyecto para el club obrero Rusakov en Moscú (1927-1928), el auditorio convergia en el escenario, y su extensión posterior se hacía volar sobre la parte trasera del edificio en tres secciones. Las precisas intersecciones y los contrastes de figuras se articulaban en los detalles. Melnikov , como otros miembros de la escuela ASNOVA, se inclinaba a creer que existía un lenguaje subyacente de formas al que se podía recurrir para provocar emociones específicas en el espectador; consideraba que era misión de la arquitectura apropiarse de este lenguaje universal de la forma y ponerlo al servicio de los temas vitales de la revolución.


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COLQUHOUN Alan., La arquitectura moderna. Una historia desapasionada. Gustavo Gili.Barcelona. 2005.


Págs. 109- 135.“Las vanguardias en Holanda y Rusia” 


Dos arquitectos visionarios.


Entre los muchos arquitectos de talento que surgieron en Rusia en la década de 1920 destacan dos figuras: Konstantin Mélnikov (1890-1974) e Iván Leonidov (1902-1959). Melnikov tenía una educación prerrevolucionaria, mientras que Leonidov se había formado dentro de la cultura de la vanguardia posrevolucionaria. Sin embargo, ambos estaban igualmente comprometidos con el socialismo y el movimiento moderno, y trataban de dar forma simbólica a los ideales de la revolución, al tiempo que exploraban las ideas arquitectónicas en sí mismas.


Melnikov era lo bastante mayor como para haberse visto influido por el clasicismo romántico – que estaba de moda cuando él era estudiante-, tras lo cual sucumbió a los encantos del expresionismo y el movimiento Proletkult. En muchos aspectos su enfoque era similar al formalismo de Ladovski, pero creía que las ideas de éste eran demasiado teóricas y esquemáticas y junto a Iliá Gósolov, creó dentro de los Vjutemas un curso aparte – La nueva academia – que ofrecía un enfoque más individual y espontáneo del diseño.  En los proyectos de Mélnikov, las formas y los espacios se basaban en un detenido estudio del programa, que él interpretaba como unas geometría¡ enfrentada y distorsionadas, como el pabellón de la URSS en la Exposición de Artes Decorativas de Paris de 1925. Sus edificios provocaban ideas y asociaciones que iban más allá de la arquitectura, y actuaban como signos dentro del contexto urbano existente, como en el caso, por ejemplo, del club obrero Rusakov de 1927. A menudo se ha señalado su similitud en este aspecto, con la architetture parlante de Claude Nicolás Ledoux (1736-1806), que en aquella época era muy popular entre los arquitectos rusos.


Melnikov rechazaba una definición purista de la arquitectura moderna tanto en sentido formal como técnico, y sus edificios exhiben una ecléctica mezcla de expresionismo estructural, abstracción formal y un uso alegórico de la figura humana. En la década de 1930 empezaron a aparecer en su obra, cada vez con más frecuencia, algunos elementos Kitsch, como los de la Comisaría de la Industrial Pesada (1934), que probablemente reflejaban la exigencia oficial de hacer una arquitectura social y realista. Pero dado que Melnikov lo usaba como armas adicionales de su arsenal de tácticas de choque – lo que nos trae a la mente la teoría de “hacer extrañas” las actividades tradicionales, propugnada por el crítico Victor Shklovski -  más que buscar una reconciliación con la trdición, en la década d 1930 su obra sufrió el mismo ostracismo oficial que la de los constructivistas y los racionalistas.


 

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