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COHEN Jean- Louis., Le Corbusier 1887-1965. El lirismo de la arquitectura en la era de la máquina.


Edit. Taschen. Colonia, 2006.


p. 69-71." Concluidas en 1955, las casas Jaoul se inscriben dentro de una línea de investigación de Le Corbusier que rompe con las casas blancas de los años veinte. El zócalo de piedra de las casas Loucheur (1928) y posteriormente la albañilería de la casa construida para Hélène de Mandrot en Pradet (1931) y, por fin, la pequeña casa de fin de semana de una sola planta, levantada en la Celle-Saint-Cloud en 1935, con paredes de piedra vista y delgadas bóvedas de hormigón, jalonan este enfoque. Como reflejo de la revolución plástica de Ronchamp, estas casas son buena prueba de la apacidad de Le Corbusier para reinventarse a sí mismo.


Ya había deiseñado en 1937 una casa de fin de semana para el industrial del aluminio. André Jaoul, a quien había conocido durante su viaje a Estados Unidos en 1935. Ahora se trata de levantar en un terreno de un barrio residencial de las afueras de Paris una casa para el mismo Jaoul, su esposa Zuzanne y sus hijos, y otra para su hijo Michel y su familia. Ambas casas se encuentran en un mismo zócalo que comprende el garaje y se accedee a ellas por una única rampa. La primera casa es paralela a la calle y la segunda, retranqueada, es ortogonal. Comparten un patio común al que dan las cocinas, y ambas tienen jardín propio.


Los fragmentos de las fachadas de ladrillo industrial de juntas vistas, con vanos de diversos diseños y escalas, están delimitadas por los tirantes para encofrado de hormigón bruto. Unas finas bóvedas de baldosas de barro cocido, cuyos riñones están rellenos de hormigón, coronan los gruesos muros y recuerdan las techumbres catalanas que Le Corbusier conoció antes de la guerra  las casas de las islas Cícladas. Estos elementos, combinados con el aire de pueblo que toma el conjunto, llevará al arquitecto británico James Stirling a encontrarles parecido con las granjas de Provenza o las viviendas tradicionales de la India. Opone su ruralidad casi primitiva a la urbanidad de la villa Stein de monzie y comenta en 1955 que "Le Corbusier, a menudo acusado de ser" internacionalista", es hoy por hoy el arquitecto más regionalista.


La diferencia con la casas puristas, apreciable en las fachadas, se acentúa al traspasar el umbral de la casa. El volumen de la planta baja de cada casa está marcado por elmentos plásticos exentos, visibles desde la entrada, formadas por la escalera y la chimenea. Los tabiques recortan el espacio interior sin cercarlo y aseguran una fluidez que el exterior, más austero, no deja presagiar. En la inmensa caja compuesta por la sala de estar de doble altura, la cocina parece una caja estrecha, como las cocinas de los ferrocarrilles, a los que recuerdan las casas por la curva del techo. El volumen macizo de la chimenea ha sido calado y aligerado con unos vanos y unas estanterías y adopta casi el papel de estufa de las casas de Europa oriental. 


Pero Le Corbusier rompe con sus casas de antes de la guerra sobre todo en el juego de la luz, en "ese volumen habitable y lleno de recursos". Emana de todos los rincones de las habitaciones por amplios ventanales o estrechas endiduras, y constituye de esta manera un espacio diferenciado pero dotado de una unidad que refuerza el revoco de contrachapado. Así pues, resultan posibles varias actividades en una misma habitación, cuya iluminación varía según el recorrido diario del sol.


Las aperturas van desde una pequeña ventana a los grandes ventanales que recorren desde el suelo hasta el techo, pero recortados por unos paneles y listones de madera, con los que, en cierto modo, se vuelven a enmarcar y ajustar a los usos de cada espacio. Las aperturas entran en un complejo juego con los cerramientos y la geometría de conjunto de las casas, procedentes de un enfoque plástico basad en la ulitización de las series dimensionales prescritas por el "Modulor".


Las paredes coloreadas o forradas de madera y el cálido color del ladrillo componen una nueva gama de materiales, empleada al mismo tiempo por Le Corbusier en Xasa Sarabhai, que construye en Ahmedabad. Pero aunque a primera vista las casas Jaoul parecen estar en las antípudas de las villas "pusitas", estas conservan su relación con los apartamentos parisinos del siglo XVIII. Los dormitorios se prolongan con un vestidor, un cuarto de balo o incluso un oratorio, como en los primeros palacetes urbanos. Al abrirse la terraza a la ciudad, constituyen un lugar acogedor. 


Como destaca Stirling, las casas Kaoul resultan tan cómodas que contradicen la idea misma de la "máquina para vivir" y "convienen a todo el mundo", porque son la obra de un arquitecto que ha vivido numerosas experiencias durante treinta años. El bohemio, dispuesto a sacrificar la comodidad, deja paso a un arquitecto más sensual y atento a las exigencias de la vida doméstica, aunque no por ello menos imaginativo."


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FRAMPTON K., Historia crítica de la arquitectura moderna. Edit. Gustavo Gili. Barcelona, 1987.


Págs. 226-233.“Le Corbusier y la monumentalización de lo vernáculo, 1930-1960”


Este cambio hacia los materiales naturales y los métodos primitivos tuvo consecuencias que rebasaron el ámbito de un mero cambio en técnica o estilo superficial. Por encima de todo significó el envoltorio clásico que había sido utilizado en las villas de finales de la década de 1920, en favor de una arquitectura predicada sobre la fuerza expresiva de un solo elemento arquitectónico, ya fuese este una cubierta de una sola pendiente soportada por muros de carga o bien un “megarón” de bóveda de cañón. En tanto que la primera modalidad (anticipada en Mathes) aparecía en los muros de tierra compacta y las cubiertas con una pendiente de fibra vegetal, de las “Maisons Murondinis” propuestas en 1940 para la acomodación de refugiados, la última fue el módulo básico estructural tanto de la casa de fin de semana como del complejo agrícola proyectado para Cherchell, Africa del Norte en 1942.  Que la preocupación de Le Corbusier por el Mediterráneo después de la II Guerra Mundial adquirió una forma más vernácula más bien que clásica queda demostrado por una secuencia de obras derivadas del proyecto Cherchell, y que condujeron, a través de las viviendas Roq et Rob, con sus terrazas escalonadas, diseñadas para Cap Martin en 1949, hasta la Casa Sarabhai en Ahmedabad y las Maisons Jaoul en Paris, dos obras que fueron completadas en 1955.


Como precisaría James Stirling, el diseño de las Maisons Jaoul fue una afrenta para aquellas sensibilidades que se habían nutrido en el mito de que la arquitectura moderna se manifestaría en forma de superficies planas y lisas, mecanizadas dentro de un marco estructural articulado.  Era inquietante constatar que este complejo era “construido por trabajadores argelinos equipados con escalas, martillos y clavos”, y que con la excepción del vidrio no se utilizaba ningún material sintético. Para Stirling, el nivel casi medieval de la tecnología bastaba pare relegar la obra al reino del arte por el arte, y la consideraba, justificablemente, en oposición directa a la tradición racionalista del Movimiento Moderno. Sin embargo, la “a-racionalidad” de Le Corbusier iba más allá de la adaptación anacrónica, aunque expeditiva de la bóveda a la catalana o a la fábrica de ladrillo vista y el hormigón aplicado directamente en el encofrado de madera. Los muros de carga de hormigón, las angostas aberturas en las paredes, y los ventanales transversales (estos últimos ampliamente llenos de paneles de contrachapado) se combinaban para crear la impresión de una actividad conscientemente hostil frente al mundo exterior. La ventana arquetípica ya no era fenêtre en longueur a través de la cual se miraba, sino una inserción enmarcada y con paneles a la que se miraba. “El ojo que encuentra un interés en cada parte de un empaste superficial – escribió Stirling- no busca alivio, como en Garches, a partir del duro acabado sin textura. Examinando los contornos y la forma del plano”. En vez de la forma purista, la Maisons Jaoul ofrecían una realidad táctil muy distante de las visiones utópicas de finales de los años veinte; un pragmatismo dispuesto a abarcar, como ha observado Reyner Banham, las contradicciones y confusiones de los suburbios.


El diseño de las Maisons Jauoul fue una reinterpretación monumental de un vernáculo mediterráneo cuyo efecto procedía tanto de su solemnidad introspectiva como de su escala.


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CURTIS William. J. La arquitectura moderna desde 1900. Edit. Phaidon. Hong Kong, 2006.


Págs. 417-435.“Forma y significado en las obras tardías de Le Corbusier” 


Dos casas pequeñas proyectadas aproximadamente al mismo tiempo que La Tourette (las Maisons Jaoul en Neuilly-sur-Seine, 1951-1954) fueron también muy imitadas. En ellas, el contraste con las obras iniciales de Le Corbusier era incluso más llamativo, pues estas viviendas de ladrillo deliberadamente basto-con su armazones de hormigón rugoso, sus bóvedas 'a la catalana' y sus cubiertas de hierba-se encontraban a menos de tres kilómetros de la casa Cook y de la villa Stein / de Monzie en Garches. y no podían explicarse como piadosas alegrías rústicas. Peter Smithson, arquitecto inglés, describió con precisión la combinación de sofisticación y primitivismo cuando dijo que las casas Jaoul estaban «al borde mismo de lo rústico. Stirling mostró una vez más su nerviosismo en una famosa comparación entre Jaoul y Garches, en la que indicaba que el impulso polémico de la primera arquitectura moderna, la expresión de un nuevo modo de vida en las formas construidas, estaba dando paso a una visión más confortable y menos desafiante del progreso social. Una vez más, no obstante, los temas que aparecen en estas casas va se habían evidenciado en la Petite Maison de Weekend, casi veinte años anterior, y Le Corbusier ya había escrito con entusiasmo a principios de los años 1940 sobre las enseñanzas que había que aprender de la construcción vernácula campesina. La polémica de la era de la máquina había desaparecido, pero había sido sustituida por nuevas actitudes relativas a las relaciones primordiales entre el hombre y la naturaleza. El mismo Stirling pareció acusar la contundencia de esta visión, pues en sus pisos de Ham Common de 1955-1958 adoptó el ladrillo y el hormigón rugosos. De hecho, las casas Jaoul llegaron a ser una de las obras canónicas de los llamados ' nuevos brutalistas ' en Inglaterra y otros lugares: una generación más joven que notaba la devaluación de la visión heroica del movimiento moderno anterior y su conversión en algo afable y artificial, y que buscaba un lenguaje visual que diese cuerpo a su propio despertar brusco ante las realidades sociales de los años de posguerra.


 


 

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