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Ayuntamiento de Oiarzun

Ayuntamiento de Oiarzun

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  • Oiarzun. Euskadi - País Vasco
  • España

CENICACELAYA, Javier.,RUIZ DE AEL, Mariano J., AZPIRI ALBÍSTEGUI, Ana., Ayuntamientos en Gipuzkoa / Udaletxeak Gipuzkoan. Eusko Ikaskuntza. Bilbao, 2014.


Una de las primeras villas guipuzcoanas en las que se construyó un edificio específicamente para ayuntamiento fue Oiartzun. Se trató de una obra de canteros y herreros, de maestros constructores, más que de arquitectos. Se ve en el edificio la fuerza de la tradición constructiva local y cómo recurre a la solución simple y probada del cubo con soportales y gran escalera para la distribución interior. No es un edificio que se distinga por sus novedosas aportaciones. Es un edificio que se distingue por la pulcritud del programa y de su ejecución. Llama la atención el impecable corte de la sillería de arenisca en la fachada y lo discreta y eficaz que es la distribución de su alzado. No hay grandes nombres tras su autoría, como en otros casos, pero sí logros y soluciones muy interesantes.


Pero vayamos recorriendo las distintas situaciones que nos presenta en planta y en alzado. Antes que nada hay que empezar por su disposición en el casco urbano de Oiartzun. Es un edificio que se piensa para cerrar una plaza, la principal, en la que las construcciones privadas contienen el espacio pero lo hacen a la vista demasiado diverso. Cada casa es distinta. Al disponer el potente cubo del edificio cerrando uno de los lados se hace un telón de fondo que define ese espacio como público y principal. Por eso, en la articulación de la entrada se disponen cinco arcos de medio punto de doble altura. Gracias a ellos se puede disponer un gran atrio de entrada que tanto podía ser usado como recinto de mercado cubierto o como frontón. Es decir, la mitad de la planta, la mitad del ayuntamiento, está ocupada por un gran espacio diáfano y público que además es multiuso. De manera que, además  de ennoblecer y distinguir lo que se convierte con esta operación en el centro definitivo de la villa, se la dota de un generoso espacio cubierto que funde la plaza con el edificio.


 Pero no se termina ahí la solución. Se le saca más provecho. Ese gran espacio diáfano se repite en las dos plantas superiores. En el piso principal se dispone el Salón de Plenos y en el último hay una ganbara  que posiblemente es el tesoro que encierra esta construcción. Este piso bajo cubierta se resuelve con una carpintería tan singular que produce un espacio interior inusitado, con unos lucernarios que crean transparencias entre las enormes vigas de madera.


El último elemento importante de la planta es el gran distribuidor. La escalera monumental cuya caja centra el volumen construido y lo fija al lugar contundentemente. Las estancias destinadas a oficinas y servicios se disponen a su alrededor. Se trata del centro de referencia del prisma, de su generador, del lugar del que salen los ritmos y las simetrías que marcan la fachada y la planta. Organiza desde dentro la proporción del conjunto. Pero también es el receptáculo por el que se hace caer la luz, desde el lucernario del techo. El contraste al entrar desde la atmósfera de los soportales sorprende y casi obliga a mirar hacia el hueco de la escalera y hacia la luz que llega por ella. Y el contrapunto es subrayado al situar la entrada preferente al edificio por la escalera, justo en la parte central, y utilizando un hueco pequeño, en claro contraste con la altura y entidad de los soportales. Este detalle sorpresivo, del encuentro con un gran elemento arquitectónico desde una entrada estrecha es un lugar común de la arquitectura barroca. Pero en este caso, se fuerza esta entrada, este cambio de espacios y atmósferas, al hacer de esa puerta la principal para el acceso. Naturalmente, en la planta noble, donde se dispone el Salón de Plenos, la caja de la escalera funciona como generosa galería de distribución y permite un recorrido que hace las veces de pasillo del Salón.


En cuanto al rostro que muestra a la plaza, el mensaje es claro. El ayuntamiento es la autoridad local. Para comunicarlo se dispone un aparejo de sillar muy potente y con un corte de cantería impecable, en un entorno urbano donde reina la diversidad de materiales, tamaños y formas. El volumen se cierra con sillares almohadillados haciendo de cadenas esquineras y con una cornisa de potente desarrollo. La cornisa es el resultado de una cubierta a cuatro aguas, de tal forma que remata todo el perímetro superior de la fachada, acentuando la percepción del prisma. Comparado con su entorno es un modelo de regularidad y orden. Se convierte en el edificio de referencia de la plaza. Es simétrico y barroco, pero tan sobrio y tan clasicista que, si no fuera por los blasones que hizo en 1685 José de Laincera, su adscripción al barroco plantearía dudas. Aunque también es barroca y sutil la solución a la salida del Salón de Plenos y balcón de autoridades. El piso principal se reduce al hacer que predomine el muro sobre el hueco, en abierto contraste con los arcos de la base. Al ocultarse hace que su presencia sea discreta en el conjunto. Y como remate, con un solo gesto, un balcón de hierro forjado. Casi como una grafía entre sillares. Son los dos escudos de las esquinas los que señalan la verdadera importancia representativa de ese piso y de ese balcón. Porque por discreto que sea, no deja de ser el lugar del Salón de Plenos y el del palco de autoridades.


En definitiva, y teniendo en cuenta las opcionesque se adoptaron, la solución del programa es eficaz,práctica y ajustada a la medida de las necesidades de lavilla. Tanto es así que las remodelaciones posterioreshan sido muy respetuosas y el edificio guarda una fidelidaddifícil de encontrar con un programa originaldel siglo XVII. La parte trasera y lateral del cubo estátratada con la misma sencillez que la arquitectura civillocal, con sus muros de carga y su encalado blanco.Visto desde el exterior de la villa, el edificio parece unagran casa solariega, abandonando cualquier pretensiónrepresentativa. Por eso la carga institucional de la fachadade arenisca es más evidente y el centro de gravedadde la operación, la plaza, también.

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