Págs. 65-183. “Nuestra herencia arquitectónica”
La nueva concepción del espacio: la perspectiva y el urbanismo.
El Renacimiento no concibió la completa remodelación global de las ciudades, pero mostró un apasionado interés en el desarrollo de ciertos elementos arquitectónicos urbanos.
La mayoría de las plazas construidas durante el Renacimiento estaban rodeadas por arcadas. Aunque eran de origen romano –como puede verse en Ostia–, es probable que fueses reintroducidas en Italia, a través de Venecia, desde Bizancio, cuyas calles, a menudo con arcadas de dos pisos, se habían hecho famosas hacía tiempo. Pero, aunque no sea con precisión histórica, las plazas con arcadas se han identificado principalmente con el Renacimiento. El propio Miguel Ángel propuso añadir arcadas tanto en la Piazza della Signoria de Florencia como en la plaza situada delante de San Pedro.
Las señoriales plazas abiertas del Renacimiento con frecuencia tardaron cientos de años en completarse, y la más noble de ellas (la Piazza San Marco con la Piazzetta, en Venecia) estuvo sin terminar durante casi cinco siglos.