Págs. 65-183. “Nuestra herencia arquitectónica”
Bath: un nuevo desarrollo del lugar de reposo. En la misma época en que se estaban construyendo las tres plazas de Nancy, en Inglaterra había una pequeña población que era fruto de una riqueza equivalente del saber arquitectónico, aunque había surgido con propósitos completamente distintos: Bath. En la Inglaterra del siglo XVIII, to take the waters, 'tomar las aguas' en los manantiales calientes de Bath era una cita obligatoria de la rutina social; Bath era «el lugar de reunión de las buenas compañías y el trato social». No existía una iglesia ni un castillo a los que la ciudad tuviese que adaptarse. Bath se construyó para el entretenimiento de una sociedad anónima y mixta; atraía a la aristocracia, a los artistas, a los hombres de letras y como relata Oliver Goldsmith a tipos aún más variopintos: «Oficinistas y comisionados de las Indias Orientales, cargados con los botines de las provincias saqueadas; colonos y negreros de nuestras plantaciones americanas; agentes que se habían enriquecido en dos guerras sucesivas; corredores e intermediarios de todas clases, hombres de baja cuna.» Este apunte podría haberse escrito a finales del siglo XIX, más que en el XVIII.
El Circus y el Royal Crescent, Bath fue construida para la nueva sociedad burguesa por un hombre que era «a la vez arquitecto, constructor, especulador y artista»: John Wood. Su hijo y sucesor, John Wood el Joven, terminó el Circus en 1764, y en 1769 construyó el famoso Royal Crescent, en el que treinta casas están agrupadas en forma de elipse abierta.
El Royal Crescent es comparable, en muchos aspectos, a la Place Louis XV o de la Concorde de París, terminada seis años antes. Pese a todos los cambios, esta última sigue siendo la más hermosa de las places parisienses; debe su encanto al hecho de que su único muro delimitador permite tener una vista del campo en medio de la ciudad: los jardines de las Tuileries están a la izquierda, los Champs Élysées se encuentran a la derecha, y el Sena está directamente enfrente. He aquí la opinión de un coetáneo, el abad Laugier, que ya fue capaz de discernir la intención que había detrás de esta pieza de urbanismo sumamente desarrollada: «Rodeada de jardines y bosquetes, la plaza no presenta sino la imagen de una explanada adornada en medio de una alegre campiña [...]» En pocas palabras: se ha hecho que esta place sea parte integral del paisaje distante.
El único muro delimitador de la Place de la Concorde queda abierto en el centro. De este modo, la calle la Rue Royale, que sale de esta abertura para terminar en una iglesia construida en fecha posterior se convierte en el eje de la propia plaza.
El Royal Crescent: un conjunto residencial autónomo. El Royal Crescent de Bath no tiene eje ni abertura central que salga hacia una iglesia o un palacio. Nada obstaculiza la vista que se tiene desde él; no hay ningún edificio, ni representativo de la autoridad laica ni de la eclesiástica, con el que tenga una relación subordinada ni dependiente. Tan sólo hay una gran extensión de césped que desciende suavemente hacia la ciudad, y la campiña lejana se vislumbra al fondo. Se ha logrado ofrecer una vista completamente abierta gracias a la concentración de muchas viviendas individuales. Treinta casas pequeñas y estandarizadas se han fusionado en una sola unidad para crear el crescent, la 'media luna', y su carácter monumental e imponente deriva del hecho de que estas piezas estandarizadas se unen sin separación alguna. Hasta nuestros días no es posible encontrar realizaciones similares. Por ejemplo, el proyecto de Walter Gropius para construir edificios residenciales de ocho plantas en St. Leonard's Hill, un parque cercano a Windsor, va en la misma dirección. La gran extensión de los terrenos, con sus árboles y praderas, se mantiene intacta al concentrar las viviendas en tres edificios de ocho plantas. De este modo se logra una vista abierta para cada inquilino. A diferencia de conjuntos como el Royal Crescent y el de Gropius, los balnearios y lugares de vacaciones del siglo XIX, con sus hoteles laberínticos y sus casas particulares, presentan la apariencia caótica de un campamento minero....
... El urbanismo de finales del siglo XVII: una larga tradición
El urbanismo es siempre el último aspecto de la arquitectura que alcanza su pleno desarrollo; con frecuencia llega a la madurez tan sólo cuando un periodo se aproxima a su conclusión; éste fue el caso del Barroco tardío. El urbanismo barroco tardío agrupó la herencia artística de cuatro siglos, pero no se aplicó enseguida a toda clase de alojamientos. Versalles el primer experimento importante de colocación de un gran bloque residencial y administrativo en contigüidad con la naturaleza se construyó para uso de la sociedad cortesana y del personal ministerial. Bath marca el punto en que un conjunto de clase media recibió el mismo tratamiento; por ejemplo, Charles Dickens alojó al señor Pickwick en el Royal Crescent de Bath. Al final del siglo XVIII, este tipo de conjunto residencial se había convertido en un modo de expresión general para la arquitectura. A comienzos del siglo ZIX, las squares y los crescents de Londres ampliaron esa tradición barroca de la yuxtaposición de la naturaleza y el alojamiento humano a las viviendas de clases aún más bajas, y lograron que ya no fuese un privilegio exclusivo de la gente adinerada.
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La cuidad de Bath se encuentra al Sudoestes de Inglaterra, en el condado de Somerset. Está situada en un punto intermedio entre Londres y Bristol. Gracias a su posición estratégica, Bath es una ciudad que cuenta con una gran historia. Fue fundada como complejo termal por los romanos en 43 d.C. (de ahí su nombre) pero hay quienes afirman que ya existía anteriormente). Cabe la posibilidad de que fuese el territorio donde se llevo a cabo la batalla del Monte Badon en 500 d.C. donde el Rey Arturo derrotó a los sajones. Además, durante la época georgiana, las termas se popularizaron entre la alta sociedad de los siglos XVIII y XIX.
Se trata de una ciudad que debido a sus dimensiones se puede explorar a pié, pudiendo admirar sus características arquitectónicas.
Debido a las propiedades de las aguas termales y de la presencia del rio Avon, alrededor del que se organiza la ciudad, los romanos construyeron en complejo de las termas entorno a los manantiales, que todavía se conserva. Las termas romanas originales se sitúan por debajo del nivel de la calle, cuentan con diferentes salas como: caldarium, tepidarium y frigidarium. Los baños han sufrido gran cantidad de remodelaciones y ampliaciones, la más relevante la realizada por el arquitecto John Wood en el siglo XVIII, de estilo neoclásico y la intervención de William Smith en 1810 de estilo victoriano que siguió con la tradición neoclásica establecida anteriormente.
En la Edad Media, con la política papal de trasladar los obispados a sedes con carácter más urbano, la sede obispal pasó de Wells a Bath, lo que supuso la construcción de una catedral en 1090. Su realización fue compleja y la abadía cayó en el abandono hasta la época Isabelina (1559-1603), donde fue restaurada como parroquia local de menor tamaño. Esta restauración fue en parte impulsada por el resurgimiento de Bath como centro termal.
Durante la época georgiana, la ciudad acogió a miles de visitantes que llegaban atraídos por los baños romanos, lo que hizo que la arquitectura de estilo georgiano se apoderase de la ciudad utilizando materiales propios, como la piedra de Bath (las colinas del territorio son de piedra caliza). La alta burguesía construyó grandes y elegantes calles que sirvieron para dar una imagen más sofisticada a la ciudad con fachadas palaciegas y decoración clásica. Cabe destacar los complejos de viviendas de The Royal Crescent y The Circus, que son consideradas como las dos obras más destacadas de la arquitectura georgiana.
The Royal Crescent diseñado por el arquitecto John Wood el Joven en 1767-1774, es un edificio cuya fachada se organiza siguiendo una curva elíptica con un orden jónico palladiano que tiene en su frente principal una gran plaza. Su fachada pública contrasta radicalmente con la fachada privada, siendo esta una cara que no está tratada y carece de cualquier tipo de ornamentación.
Otra de las riquezas arquitectónicas georgianas es The Circus, un anillo de viviendas que se organizan alrededor de un jardín circular donde hay un gran árbol. El complejo residencial, realizado por John Wood el Viejo en 1754, está dividido por tres calles de acceso que confluyen en el centro. The Circus recrea una visión de arquitectura clásica- palladiana que se estaba desarrollando en la cuidad, que finalmente se ha convertido en un rasgo característico y representativo de Bath. Siendo copiados sus modelos por el mismo Londres, recordemos al respecto las obras de John Nash.
La ciudad está rodeada de grandes parques que hacen que su entorno sea un espacio lleno de riquezas naturales. Entre las principales atracciones de la ciudad están el Prior Park Landscape Garden y el puente Pulteney.
El Prior Park Lanscape Garden es un gran jardín a las afueras de la ciudad, contiene un lago serpenteante con un puente palladiano (copia del realizado en Wilton House), y el edificio de Prior Park College, siglo XVIII. Por otro lado, el puente Pulteney (1773) obra diseñada por Robert Adam, es uno de los 5 puentes habitados existentes en el mundo, junto con el puente Vecchio en Florencia o Rialto en Venecia. De estilo palladiano, reconstruido en 1800 pero con un diseño menos ambicioso. El puente parece estar inacabado ya que su fachada principal esta detallada y su fachada trasera carece de detalle, los locales afirman que se construyó en honor a una anciana que “had washed her face, but forgotten to wipe her arse”.
Estas particularidades arquitectónicas en una ciudad no muy grande como es Bath, y su posterior conservación mediante las remodelaciones llevada a cabo respetando el gusto imperante, hace que hoy en día forme parte del listado de ciudades Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO (1987) y atraiga a miles de turistas.
Carlota IPIÑA