Imprimir

GIEDION S., Espacio, tiempo y arquitectura. Edit. Edit. Reverté. Barcelona, 2009.


Págs. 65-183. “Nuestra herencia arquitectónica”


Secuencias de plazas interrelacionadas


Las plazas interrelacionadas son características de mediados del siglo XVIII. En muchas ciudades se trazaron secuencias de plazas entendidas no como una pura y simple sucesión de piezas mutuamente independientes, sino de tal modo que todas juntas constituyesen una progresión rítmica. Un deseo imperioso y completamente consciente de conferir unidad determinaba su situación y la manera en que se hacía que las calles irradiasen desde ellas. A menudo se buscaba que ciudades enteras se adaptasen a un esquema predeterminado de esta clase. Karlsruhe, en Alemania, fundada en 1715, es un ejemplo de ello. Cuando ciudades enteras se trataban de este modo, como unidades arquitectónicas, los edificios existentes recibían con frecuencia ciertos añadidos para que encajasen armoniosamente en el sistema de relaciones que establecía el nuevo proyecto. 


Las tres places de Nancy. Entre todas esas secuencias de plazas, la más agradable es la formada por las tres places de Nancy, capital de la región de Lorena. Nancy fue en su momento la residencia del suegro de Luis XV, el exiliado rey de Polonia Stanislas Leszczynski. Sus tres places fueron construidas por Emmanuel Héré entre 1752 y 1755, justo un siglo después que las columnatas de Bernini. La primera plaza (la Place Stanislas) con el Hôtel de Ville, el ayuntamiento, que es de fecha anterior se comunica a través de un arco de triunfo con la Place Carrière, de forma alargada. Las encantadoras rejas rococó de hierro forjado, obra de Jean Lamour, forman una pantalla transparente entre ambas. Filas de árboles e hileras simétricas de casas conducen a la tercera de estas plazas: la Place Royale. El Palais du Gouvernement que da a esta 'plaza real' es otro edificio que ya existía cuando se estaba haciendo el proyecto para estas tres places. Se logró que ese edificio encajase en el conjunto de la nueva composición mediante la adición a la plaza de una elegante columnata. Esta columnata en torno a la plaza repetía el motivo ya presente en los arcos del palacio del gobierno.


Una síntesis de elementos distintos. En cada una de estas plazas se revela un inmenso caudal de sabiduría arquitectónica, algo que se aprecia también en el modo en que se regulan las alturas y proporciones de los edificios y en el manejo de los materiales usados. Muros, rejas transparentes, fuentes, árboles, columnatas: todos estos componentes se usan con una corrección instintiva. Es aquí donde encontramos el secreto de la arquitectura de mediados del siglo XVIII: cada elemento se coordina con todos los demás; unos fenómenos aislados se sintetizan para formar una totalidad de lo más efectiva.

Subir